El Kirchnerismo agoniza
Por primera vez en la historia de Argentina la elección presidencial se definirá en una segunda vuelta a celebrarse el próximo 22 de noviembre.
Los pronósticos son reservados, ya que la ventaja que le saca Daniel Scioli a Mauricio Macri, después de la votación del domingo, es mínima. La victoria, según los analistas, será para el candidato que logre captar los votos del diputado Sergio Massa (21 por ciento), quien ocupó el tercer lugar y quedó fuera de la votación definitiva.
Sergio Almazán
Por primera vez en la historia de Argentina la elección presidencial se definirá en una segunda vuelta a celebrarse el próximo 22 de noviembre.
Los pronósticos son reservados, ya que la ventaja que le saca Daniel Scioli a Mauricio Macri, después de la votación del domingo, es mínima. La victoria, según los analistas, será para el candidato que logre captar los votos del diputado Sergio Massa (21 por ciento), quien ocupó el tercer lugar y quedó fuera de la votación definitiva.
Millones de argentinos sienten que después de 12 años consecutivos de kirchnerismo un cambio en el gobierno es necesario. Scioli, no es considerado un kirchnerista puro, pero es el candidato más cercano al gobierno de Cristina Fernández. Macri representa a la oposición y el cambio más alejado para los que ven con desconfianza a los políticos tradicionales.
El candidato de la alianza Cambiemos es un político alineado a la derecha.
Durante su gestión como alcalde de Buenos Aires fue criticado por ocupar el cargo de presidente del club de futbol Boca Juniors, al mismo tiempo que gobernaba la ciudad. Además, Macri ha sido también acusado de espiar a ciudadanos y violar el secreto profesional en el caso de una mujer que sufrió una violación.
Los que todavía creen que la victoria no está totalmente resuelta para Macri argumentan que los seguidores de Massa, claves para lograr la mayoría en el balotaje, tienen tendencias políticas hacia la izquierda y quizá, al final se decidan por Scioli, una opción más cercana a su ideología.
Mauricio Macri sabe cuál es la estrategia a seguir y ya comenzó a cortejar a ese electorado moviendo su discurso hacia el centro.
El candidato de Cambiemos consideró que la elección representa “el comienzo de una nueva Argentina” y en una conferencia de prensa invitó a los abstencionistas, a los peronistas que seguían a Sergio Massa e incluso a los que titubearon al elegir a Scioli, a unirse a su causa.
“Tenemos más coincidencias que diferencias. No creemos en los fanatismos”, sentenció Macri ante los medios. Y aseguró que la inseguridad, la lucha contra el narcotráfico y la inflación son parte de sus prioridades.
Todo lo anterior, aunado al triunfo de la también conservadora María Eugenia Vidal en la provincia de Buenos Aires – distrito donde habita una tercera parte del electorado argentino y era gobernado por Daniel Scioli– han sumado argumentos para predecir el final del peronismo de los Kirchner.
El momento está del lado de Cambiemos, pero su triunfo no está asegurado.
Doce años de claro oscuros
Los kirchneristas llaman a su periodo la década ganada. Su detractores están en contra de esa evaluación, pero en la realidad hay argumentos para defender ambas visiones.
En 12 años de gobiernos de izquierda, Argentina lideró al continente en la defensa de los derechos sociales.
En 2010 fue el primer país de la región en aprobar el matrimonio homosexual y en 2012 su congreso aprobó una ley que reconoce a los travestis, transexuales y transgénero.
Durante el gobierno de Néstor Kirchner también se negó la inmunidad a los acusados de crímenes de guerra durante la dictadura militar.
Finalmente el kirchnerismo es también responsable de rescatar a Argentina de la profunda crisis económica provocada por los excesos del neoliberalismo, a inicios de la década pasada.
Por otro lado, los presidentes del partido gobernante han sido tildados, constantemente, de populistas y socialistas retrógradas. Sus fuertes nexos con gobiernos como el de Hugo Chávez en Venezuela o el de Fidel Castro en Cuba alimentan esta percepción.
Durante el kirchnerismo la crisis financiera polarizó y enfrentó a la sociedad argentina.
Similar a lo que ocurrió con Juan Domingo y Eva Perón, con Cristina y Néstor jamás se pudo encontrar un punto medio. Eran venerados u odiados por dos grupos de igual tamaño.
Argentina no pudo capitalizar la incipiente bonanza después de salir de la crisis y se unió al grupo de países latinoamericanos donde la falta de prosperidad ha orillado a los votantes a buscar nuevas opciones.
En medio de la incertidumbre financiera, los gobiernos kirchneristas fueron acusados de corrupción, lo que provocó no solo indignación generalizada, sino que además muchos de sus seguidores se quedaran sin razones para defenderlos.
Ante este escenario, las aspiraciones de Scioli no son nulas, pero a un mes de volverse a enfrentar en las urnas, el panorama parece más alentador para Mauricio Macri.