Algunas partes del mundo presentan temperaturas muy altas este año, mientras que en otras regiones se experimentan lluvias o granizadas anormales, producto del cambio climático. El 2019 ya registró olas de calor y batió récords de temperaturas desde Europa hasta el Polo Norte.
En 2019, el mundo vivió el mes de junio más caluroso de la historia desde que hay registros de las características climáticas. Este récord se debe sobre todo a una ola de calor fuera de lo común en Europa que elevó en dos grados la temperatura normal en este periodo, de acuerdo con el Servicio sobre el Cambio Climático Copernicus.
Por ejemplo, Europa experimentó dos olas de calor en menos de un mes: una a finales de junio y otra en julio. Francia registró el 28 de junio el récord de 46 grados centígrados, en la localidad de Vérargues, en el sur.
En julio, las temperaturas fueron inferiores a esta máxima, pero superaron los 40 grados. París llegó a 42.6 grados, su anterior récord fue de 40.4 en 1947.
Muchos países europeos batieron la semana pasada su récord, como Alemania (42.6 grados), Bélgica (41.8) y Holanda (40.4).
“Se registraron récords históricos en París y Berlín. En varias ciudades europeas subió la temperatura, se pararon los trenes y murieron personas por el calor. El aumento de la temperatura fue muy pequeño, pero demostró que el cambio más simple ya tiene implicaciones peligrosas”, asegura Ceballos González.
El aumento de temperatura no solo fue en Europa. Sudamérica también vivió su mes de junio más caluroso, según la Administración Nacional Atmosférica y Oceánica (NOAA) estadounidense.
Durante el primer semestre de 2019, también hubo olas de calor intensas en otras regiones: Australia, India, Pakistán y en algunas zonas de Oriente Medio, de acuerdo con la Organización Meteorológica Mundial (OMM), que predice otros episodios durante el verano del hemisferio norte.
En el Polo Norte sucedió lo mismo. A mediados de julio, la temperatura alcanzó los 21 grados en Alert, el lugar habitado más al norte del planeta, a menos de 900 kilómetros del Polo Norte, lo que supone un récord para esta estación.
El anterior récord (20 grados centígrado) se remonta a julio de 1956, pero desde 2012 esta zona a orillas del océano Ártico vivió varios días entre los 19 y 20 grados.
“Es uno de los efectos del cambio climático que se ha agudizado en los últimos años y que tiene un ciclo reiterativo: a mayor aumento de temperatura hay más incendios forestales. Se han registrado más olas de calor en gran medida por la forma en que se genera energía, el autotransporte y al menos en México estos dos aspectos representan un 50 por ciento de los gases de efecto invernadero”, explica Carlos Samayoa Arias, coordinador de movilidad sustentable en Greenpeace México.
Este aumento de temperatura provoca problemas a corto, mediano y largo plazo, entre ellos huracanes y precipitaciones pluviales anormales.
“Los estragos más fuertes se darían en el mediano y largo plazo si no se ejecutan las medidas y las políticas públicas necesarias para garantizar transiciones en la generación de energía, transporte y agricultura”, comenta Samoya Arista.
El integrante de la organización internacional explica que los problemas que se presentarán a mediano y largo plazo son aumento del nivel del mar, el derretimiento de los Polos y a su vez la posible inundación de zonas costeras y de grandes ciudades que se encuentran cerca del mar.
También el aumento de la temperatura podría provocar sequías prolongadas que impactarían en la producción de los sistemas agroalimentarios y eso a su vez generaría migraciones forzadas de personas que dependen de la agricultura.
El resto del año con el cambio climático
Los cuatro últimos años fueron los más calurosos en el planeta desde que hay datos, según la ONU. El 2018 figuraba en el cuarto lugar, con una temperatura promedio del planeta de alrededor de 1 grado más en relación con la era preindustrial.
Según la NOAA, el periodo de enero a junio de 2019 fue el segundo más caluroso de la historia desde que hay registros, igual que los mismos meses de 2017 y por delante del mismo periodo de 2016.
De acuerdo con el coordinador de movilidad sustentable en Greenpeace México, las dos cuestiones fundamentales para frenar el calentamiento en México y el resto del mundo es utilizar energías renovables y cambiar el transporte en las principales ciudades del país.
“Nosotros hemos insistido que en México debe haber transformaciones radicales de las ciudades especialmente de las más grandes, todas aquellas que superen el número de 500 mil habitantes”, explica Samayoa Arista.
El integrante de Greenpeace asegura que las siete ciudades más grandes que deben realizar transformaciones en el país son Ciudad de México, Guadalajara, Monterrey, Puebla, Pachuca, Toluca y Querétaro. En ellas es urgente cambiar el sistema de movilidad y la forma en que se produce energía.
“Pedimos a los gobiernos que implementen cambios en sus sistemas de movilidad para hacer un transporte público óptimo, una transformación que implicaría inversión a niveles no vistos anteriormente para generar conexiones eficientes y así desincentivar el uso del automóvil que es la principal fuente de contaminación y eso incluye el fomento de la movilidad activa, es decir, el uso de la bicicleta”.
Ante las nuevas olas de calor en todo el mundo en junio y julio, especialistas recomiendan que los gobiernos de todos los países implementen políticas para cambiar la forma en que se produce energía y transformar el transporte público y privado.