El mundo usa cada vez más las bicicletas

La adopción de bicicletas en las ciudades del mundo puede constituir una forma eficiente y confiable para desplazarse en la nueva normalidad
Mara Echeverría Mara Echeverría Publicado el
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El coronavirus ha impactado de diversas formas a las personas en el mundo, la interrupción de las actividades ha llevado a los gobiernos y sociedades a adquirir nuevos hábitos de cara a la nueva normalidad y uno de ellos es la adopción de transporte sostenible, como las bicicletas.

El uso de bicicletas puede constituir una forma eficiente y confiable para desplazarse en la llamada nueva normalidad, ya que es un medio de transporte abierto, que facilita el cumplimiento del distanciamiento social gracias al espacio que esta ocupa y el tramo adicional que los ciclistas deben dejar entre sí para evitar choques.

Ante la disminución del tránsito por el confinamiento, diversas ciudades en diferentes países han establecido ciclovías temporales en los últimos meses, como ha ocurrido en París, Londres, Berlín, Milán, Bogotá, Ciudad de México, Lima y Wuhan con cambios simples en la infraestructura o la señalización vial, lo que permite la creación de carriles para bicicleta a bajo costo y en un promedio de 10 días.

El uso de las bicicletas debe percibirse como una oportunidad para orillar a las ciudades a una movilidad que contamine menos y nos dé una mejor calidad de vida
Claudio NietoAcadémico de la Universidad La Salle

Para el Banco Mundial una solución para garantizar el acceso al transporte es que estas vías exclusivas para bicicletas se mantengan una vez que los gobiernos reactiven sus economías, lo cual llevará a que millones de personas salgan a las calles para dirigirse a sus centros de trabajo, de acuerdo con el análisis “El COVID-19 refuerza más que nunca la necesidad de tener un transporte sostenible”.

En Bogotá, los 583 kilómetros de ciclovías permanentes registraron 800 mil viajes por día en 2019, que corresponden aproximadamente a 6 por ciento de todos los desplazamientos, contando los traslados a pie y en vehículos motorizados, según datos de la Encuesta de Movilidad 2019, publicada por la alcaldía de la capital colombiana.

La implementación de esta infraestructura para el transporte de dos ruedas tiene una adopción optimista en ciudades como en Londres, en donde el 57 por ciento de los habitantes buscan que las ciclovías se ensanchen de forma permanente para que sean utilizadas por peatones.

“La bicicleta ayuda en escala barrial. Mientras la movilidad se desarrolle en un modelo urbano es como mejor funciona este método. Esta opción genera menos tráfico y sirve para aliviar el tránsito, pero no es un medio para todas las escalas en donde operan las ciudades”, opina Claudio Nieto, urbanista de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Comunicación de la Universidad La Salle.

En este sentido, Arturo Ardila, economista principal de Transporte y líder de movilidad urbana del Banco Mundial, detalla que las ciudades deben adoptar medidas concretas para hacer cumplir las reglas de estacionamiento y para ampliar el espacio disponible para los transeúntes y las bicicletas.

Bicicletas: Oportunidad sustentable

La pandemia ha traído a los gobiernos la oportunidad de repensar las ciudades y los medios de desplazamiento, los cuales deben ser seguros y garantizar que no son espacios de riesgo para los usuarios ante el coronavirus, es por ello que la recomendación es la apuesta por el transporte sustentable.

En este sentido, fomentar el uso de las bicicletas en zonas urbanas podría tener cambios como reducciones en el tráfico, la contaminación y sistemas de transporte público menos concurridos, de acuerdo con el estudio “La transformación tecnológica del ciclismo: hacer que sea más rápido, más fácil y más seguro”, publicado por Deloitte.

Las cinco ciudades que registran una mayor adopción de bicicletas son Copenhague, Ámsterdam, Róterdam, Shanghái y Tokio, de acuerdo con la consultora, mientras que en países de América Latina es más lento debido a que la urbanización fue diseñada en medio del auge de los automóviles, por lo cual, las vías están pensadas para estos vehículos motorizados.

“Es un tema de cultura y escala. Las ciudades que utilizan la bicicleta en gran medida son muy pequeñas y eso facilita que las personas puedan desplazarse de un punto a otro, además que sus sistemas de transporte están habilitados para llevar la bici y ésta se use en los últimos tramos del viaje”, comparte el académico de la Universidad de La Salle.

No obstante, es posible fomentar su uso. En el estudio, Deloitte destaca que las bicicletas pueden compensar los viajes más cortos considerando que casi tres de cada cinco traslados en automóvil privado en Estados Unidos en 2017 fueron de menos de 10 kilómetros.

A favor de este argumento están las innovaciones tecnológicas y la difusión de las plataformas de bicicletas eléctricas y compartidas, que otorgan atractivo a este vehículo para millones de viajeros y un aumento de su popularidad podría significar un aire más limpio, menos tráfico y personas más saludables.

Para el Banco Mundial, el desafío será mantener el impulso para garantizar que las ciudades no vuelvan al desarrollo centrado en los automóviles

En una bicicleta eléctrica, un ciclista puede alcanzar una velocidad promedio de aproximadamente 22 kilómetros por hora, 50 por ciento más rápido que el promedio de 15 kilómetros por hora de una estándar. Este aumento de velocidad podría reducir los tiempos de viaje en dos tercios y es posible que una bicicleta eléctrica pudiera superar a un automóvil, autobús o el Metro.

Con una adecuada planeación, sería posible que los países hagan una transición hacia la adopción de este transporte, la creación de ciclovías y pasos peatonales, lo cual contribuiría a revitalizar las economías urbanas y crear 15 millones de empleos en el mundo, de acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

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