El nuevo enemigo latino
En menos de un año, la política estadounidense ha cambiado de villano favorito en América Latina.
Tras anunciar la histórica normalización de las relaciones con Cuba, la Casa Blanca ahora enfoca sus esfuerzos diplomáticos en combatir al régimen del mandatario venezolano Nicolás Maduro, acusado de represión.
El presidente Barack Obama firmó ayer una orden ejecutiva que declara “una emergencia nacional” por “la amenaza inusual a la seguridad nacional y política exterior” que representa la crisis de Venezuela para Estados Unidos.
Pedro Pablo Cortés
En menos de un año, la política estadounidense ha cambiado de villano favorito en América Latina.
Tras anunciar la histórica normalización de las relaciones con Cuba, la Casa Blanca ahora enfoca sus esfuerzos diplomáticos en combatir al régimen del mandatario venezolano Nicolás Maduro, acusado de represión.
El presidente Barack Obama firmó ayer una orden ejecutiva que declara “una emergencia nacional” por “la amenaza inusual a la seguridad nacional y política exterior” que representa la crisis de Venezuela para Estados Unidos.
Con el decreto, la administración de Obama impone nuevas sanciones a siete funcionarios allegados a Maduro, criticado por la persecución de sus oponentes políticos.
“Estamos profundamente preocupados por los esfuerzos del gobierno venezolano de escalar la intimidación de sus oponentes políticos”, informó la Casa Blanca en un comunicado.
“Los problemas de Venezuela no se resuelven con la criminalización de los disidentes”.
El gobierno estadounidense exigió la liberación de los presos políticos, como el líder opositor Leopoldo López y el alcalde de Caracas, Antonio Ledezma.
Además, pidió al régimen chavista dejar de culpar a Estados Unidos por su crisis política nacional.
“(Esto refleja) una falta de seriedad de parte del gobierno venezolano para lidiar con la grave situación que afronta”, reza el boletín de prensa.
“Es lamentable que en momentos en que nos hemos abierto a interactuar con todas las naciones en las Américas, Venezuela haya optado por ir en la dirección opuesta”.
Venezuela queda sola
Con estas declaraciones, la Casa Blanca refuerza la idea que a Maduro le afectó el acercamiento entre Obama y el líder cubano, Raúl Castro.
El secretario de Estado de EU, John Kerry, ya lo había expresado así en febrero pasado, cuando habló ante el Senado estadounidense.
“Este cambio de política ha sido recibido con una extraordinaria bienvenida en Latinoamérica, en Centroamérica, en Europa. Creen que era necesario hacerlo desde hace mucho tiempo. Los únicos que se han inquietado por ello son los venezolanos”, dijo Kerry entonces.
En diciembre, poco antes de la reconciliación de Washington con La Habana, Obama firmó sanciones aprobadas por el Congreso contra decenas de funcionarios chavistas que contribuyeron a la represión durante las protestas del año pasado.
En respuesta, Maduro anunció la semana pasada sanciones contra exfuncionarios estadounidenses, como el expresidente George W. Bush.
Además, exigió a la administración de Obama reducir en 80 por ciento el número de empleados que trabajan en la embajada de Estados Unidos en Venezuela.
El villano favorito de Maduro
Sin embargo, algunos opositores temen que la agudización del discurso de Washington auxilie a Maduro a culpar de todo al gobierno estadounidense.
“Mientras el tipo de cambio colapsa, la escasez crece y la inflación empeora, el gobierno parece tratar de distraer a la gente de la caótica economía para concentrarse en un villano gastado y probado: EU”, publicó USA Today.
Maduro ha acusado al personal de la embajada de EU de planear un golpe de Estado para desestabilizar su gobierno y de apoyar a los disidentes.
“Que nadie se meta con Venezuela, a Venezuela se respeta, yankis del carajo, respeten nuestra patria. Ya basta. Alerta a los pueblos: ni una ofensa más voy a aceptar, ni una más, del imperialismo estadounidense”, dijo Maduro en febrero.
“Presidente Obama sus funcionarios de la Embajada están conspirando para derrocar mi Gobierno. Tengo las pruebas”.
Relaciones ríspidas
En los últimos meses, Washington y Caracas han protagonizado la crisis diplomática más aguda del continente.
1. 10 DICIEMBRE, 2014. El Congreso de EU aprueba sanciones contra decenas de funcionarios allegados al presidente venezolano Nicolás Maduro. Los acusan de incitar la violencia, violar los derechos humanos y reprimir a los disidentes.
2. 17 DE DICIEMBRE, 2014. El presidente de EU, Barack Obama, y el de Cuba, Raúl Castro, anuncian la normalización de las relaciones entre sus países, lo que sorprende a Maduro, cuyo régimen era el principal socio de los cubanos. “Hay que reconocer el gesto de Barack Obama, su valentía, es quizá el paso más importante de su presidencia” dijo Maduro entonces.
3. 27 DE FEBRERO. Nicolás Maduro convoca a una marcha en contra del “imperialismo de Estados Unidos”. Ahí, responde a las sanciones al asegurar que se está orquestando un golpe de Estado e intento desestabilizador desde la embajada estadounidense. Maduro le exige a Obama reducir en 80 por ciento el número de empleados de la embajada estadounidense en Caracas.
4. 4 DE MARZO. Por considerar que cometieron crímenes de guerra y desestabilizaron al gobierno de Hugo Chávez, Maduro impone sanciones contra el expresidente de EU, George W. Bush y sus allegados.
5. 9 DE MARZO. Obama declara a Venezuela como una “amenaza a la seguridad nacional” de EU, incrementa las sanciones contra siete funcionarios chavistas y exige liberar a los presos políticos.