El país de la discordia
La indignación y el caos cunden en las calles de Ucrania desde el domingo, cuando decenas de miles de ciudadanos salieron para protestar contra la decisión del Gobierno de suspender las pláticas de integración con la Unión Europea (UE).
Los inconformes acusan al presidente ucraniano Viktor Yanukovych de ceder a la presión económica de Rusia y no cumplir con la principal demanda que pedía la UE: liberar a la ex primera ministra Yulia Tymoshenko, fuerte opositora del Gobierno.
Pedro Pablo CortésLa indignación y el caos cunden en las calles de Ucrania desde el domingo, cuando decenas de miles de ciudadanos salieron para protestar contra la decisión del Gobierno de suspender las pláticas de integración con la Unión Europea (UE).
Los inconformes acusan al presidente ucraniano Viktor Yanukovych de ceder a la presión económica de Rusia y no cumplir con la principal demanda que pedía la UE: liberar a la ex primera ministra Yulia Tymoshenko, fuerte opositora del Gobierno.
Las manifestaciones han terminado en violentas confrontaciones entre civiles y policías, quienes han usado gas pimienta y macanas para disipar las marchas.
Incluso, los dos máximos representantes de la UE, el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, y el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, condenaron ayer la decisión de Ucrania y reiteraron que la puerta sigue abierta.
“La Asociación del Este es concebida como un trato de ganar-ganar del que todos se benefician”, informaron a través de un comunicado.
“Le corresponde a Ucrania libremente decidir qué tipo de compromiso busca con la Unión Europea. Por lo tanto, repudiamos fuertemente la posición de Rusia y sus acciones”.
Para el Gobierno ruso, que encabeza el presidente Vladimir Putin, es clave mantener a Ucrania fuera de la UE para afianzar su poder, pues busca armar un bloque de países de Europa del Este que sirvan como contrapeso del organismo europeo.
“Putin ha indicado claramente que Moscú tomaría serias represalias contra la economía de su vecino eslavo si Kiev firmaba el tratado de integración con la Unión Europea”, escribió ayer la periodista Pilar Bonet en El País.
Los reclamos de los ucranianos que piden libre tránsito y comercio con la UE parecen no tener eco en su Gobierno, que incluso ha admitido que no hay alternativa ante las condiciones económicas de su relación con Rusia.
“La decisión (…) fue difícil, pero la única posible en la situación económica creada en Ucrania. Esta decisión está dictada exclusivamente por motivos económicos”, dijo a la agencia española EFE el primer ministro ucraniano Nikolái Azárov.