Las fuerzas contra el régimen sirio propinaron una fuerte estocada al corazón del gobierno de el Assad.
El cuñado del presidente sirio, el general Assef Shawkat, quien también se desempeñaba como viceministro de Defensa, murió junto con el ministro de Defensa, Dawud Rajha.
Ambos eran piezas fundamentales en el grupo dedicado a la seguridad nacional y protección del régimen.
Los fallecimientos se dieron después de un ataque explosivo en Damasco, informó ayer la televisión estatal siria.
Shawkat estaba casado con Bushra el Assad, hermana mayor del presidente y era conocido por ser una de las figuras más temidas dentro del círculo íntimo del mandatario.
Por su parte, Rajha era considerado como el número dos a cargo del régimen actual.
En el atentado también resultaron gravemente heridos el jefe de seguridad nacional y el ministro de Interior.
La explosión ocurrió, según informó la televisión estatal, durante una reunión en el edificio de Seguridad Nacional, donde se encontraban ministros y funcionarios de altor rango en cuestiones de seguridad.
El ataque representa un debilitamiento de las bases más importantes del gobierno que se aferra al poder en Siria, pues, aparte de cortar de tajo mandos fundamentales del equipo de seguridad, supone el principio del fin del dominio de la familia el Assad, según declaró el diario El País.
El Ejército Libre Sirio y el grupo isámico Liwa al Islam se adjudicaron los ataques, informó la agencia Reuters.
Los asesinatos puede significar también un recrudecimiento de las acciones del régimen sirio.
Esto después de que el Ejército del presidente advirtiera en un comunicado que buscará incansablemente a los culpables.
El ejército de el Assad advierte: “las Fuerzas Armadas eliminarán con decisión a las bandas asesinas y las perseguirán en sus guaridas hasta que limpiemos la patria de su maldad”.
En una entrevista telefónica para AP desde Turquía, Riad al-Asaad, comandante insurgente de Siria, aclaró que no se trató de un atentado suicida.
Declaró que los rebeldes plantaron una bomba dentro de una habitación donde se reunían altos funcionarios del régimen, estando todos los involucrados en el operativo a salvo.
El ataque marca “el principio del fin del régimen”, afirmó.
Sin embargo, diferentes fuentes de seguridad sospechan que sí fue un ataque suicida y que el sospechoso de portar la bomba era un guardaespaldas miembro del círculo íntimo del presidente.
La capital lleva cuatro días sumida en intensos combates entre las fuerzas gubernamentales y los insurgentes que intentan derrocar al régimen.
El ministro Rajha era el funcionario cristiano de más peso en Siria y estaba incluido en la lista negra por los Estados Unidos al estar involucrado con la supresión sangrienta de los disidentes.
En lo que va del conflicto, activistas estiman que más de 17 mil personas han muerto en combate y represiones desde que comenzó la insurgencia popular el año pasado.
El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas busca presionar al gobierno sirio a cumplir con el fracasado plan de paz.
No obstante, Rusia sigue bloqueando los intentos de pacificar Siria, en un abierto enfrentamiento contra Estados Unidos y sus aliados europeos.