El problema de Obama
Ahora que Estados Unidos se dispone a renovar esfuerzos para cerrar la cárcel de Guantánamo, tendrá que reconsiderar la suerte de prisioneros como Mohamed al-Shimrani.
Shimrani, un saudí de 38 años de edad, está en una categoría especial entre los 166 prisioneros de Guantánamo, uno de unos 50 hombres que según una comisión del gobierno, son demasiado peligrosos como para dejarlos en libertad, pero que no pueden ser procesados por temor a que queden revelados secretos militares.
Indigo StaffAhora que Estados Unidos se dispone a renovar esfuerzos para cerrar la cárcel de Guantánamo, tendrá que reconsiderar la suerte de prisioneros como Mohamed al-Shimrani.
Shimrani, un saudí de 38 años de edad, está en una categoría especial entre los 166 prisioneros de Guantánamo, uno de unos 50 hombres que según una comisión del gobierno, son demasiado peligrosos como para dejarlos en libertad, pero que no pueden ser procesados por temor a que queden revelados secretos militares.
Aunque el resto de los prisioneros eventualmente podrán ser puestos en libertad, trasladados o procesados, Al-Shimrani y los demás desconocen su suerte.
“Las acusaciones contra mi cliente no son más graves que las de muchos saudíes que han sido devueltos a sus países de origen”, expresó Martha Rayner en referencia a Al-Shimrani. “Esto me tiene preocupada”.
El Pentágono dice que los detenidos están ahí bajo las leyes internacionales de guerra y que permanecerán hasta “el fin de las hostilidades”, lo que no se sabe cuándo será.
El tema es uno de los principales obstáculos que enfrenta el presidente Barack Obama para cerrar el centro de detención.
La mayoría enfrentan acusaciones de ser miembros de Al Qaeda o del Talibán, mensajeros o reclutadores.
Sus abogados insisten en que ya ha pasado más de una década y que deben ser puestos en libertad.
Los que han promovido el cierre de ese centro de detención aseveran que Estados Unidos debe apresurarse porque el raciocinio para la detención se desvanecerá cuando las fuerzas norteamericanas se retiren de Afganistán en 2014, lo que de hecho pondrá fin a la guerra que llevó al establecimiento de las instalaciones en enero del 2002.
“Nuestra credibilidad ya está por el suelo, y lo poco que queda quedará aun más afectado si seguimos manteniendo presos después de que las razones hayan vencido”, comentó Morris Davis, un coronel retirado de la Fuerza Aérea que por dos años fue el principal integrante de la comisión militar de Guantánamo. (AP)