El que una persona decida salir del país en el que nació y creció no debe ser tarea fácil, y menos cuando lo hace sin conocer a lo que se enfrentará en el camino, justo como lo han vivido todos aquellos que han sido parte de una Caravana Migrante.
El pasado 15 de enero, un grupo de hondureños comenzó, en San Pedro Sula, Honduras, la primera Caravana del 2021 con miras a Estados Unidos, pero no fue sino hasta su acceso a Guatemala, en Chiquimula, que sus retos y barreras se empezaron a materializar.
Con el objetivo de frenarlos, el Ejército guatemalteco recurrió a palos y bombas de gas lacrimógeno, ocasionando empujones, gritos y golpes entre la mayoría de los involucrados.
El resultado de ese enfrentamiento registrado el fin de semana pasado afortunadamente no causó ninguna pérdida humana, pero sí heridos, así como zapatos y ropa de los migrantes que se quedó tirada a la mitad del kilómetro 177 de la vía que cruza el Departamento de Chiquimula, en Vado Hondo.
Este escenario se repitió la mañana de este lunes, cuando la Policía Nacional Civil y el Ejército de Guatemala conformaron tres grupos para regresar a los migrantes a El Florido, en la frontera con Honduras, ayudándose de gas lacrimógeno.
“Los que están pensando en venirse, por favor no lo hagan, peor con niños. A los policías no les importa y golpean a los niños y mujeres. Nos lanzaron piedras, palos, gas”, informó una integrante de la Caravana.
Al respecto, Anna Mary Garrapa Rasheed, doctora en Sociología e Investigación Social del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, comparte que estas personas están en su total derecho de salir de su país para buscar refugio si es que se sienten en peligro.
“El ser humano, como cualquier ser animal, migra y desde siempre lo ha hecho para buscar mejores condiciones para sobrevivir, porque estamos hablando de buscar mejores condiciones, pero en la mayor parte de los casos es sobrevivir”, subraya.
Además, destaca que cuando hay mayor represión y contención por parte de los Estados, como pasó con Guatemala, donde “ha habido lamentablemente una reacción de represión muy fuerte”, lo que disminuye no es la migración, sino la seguridad de la migración.
El daño a menores de la Caravana Migrante
Como se ha visto por años, una Caravana Migrante no solo está integrada por mujeres y hombres adultos, sino también por niñas, niños y jóvenes que, aunque buscan un futuro mejor junto con sus familiares, llegan a ser los más vulnerables.
De acuerdo con el jefe de Posgrado de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad La Salle, Emiliano Villavicencio Trejo, los pequeños son efectivamente los principales actores vulnerados, ya que están expuestos a una serie de circunstancias del orden social que los vulnera aún más, como por ejemplo el abandono o el extravío.
Además, al ser testigos de actos violentos como los que enfrenta la Caravana, implica que en su futuro tengan secuelas de orden emocional, es decir, traumas o eventos cumbre.
Para evitar todo ello, el también psicoterapeuta comparte que los menores deben tener un sistema familiar que los acoja y les dé la certeza de seguridad, ayudándoles a entender la situación por la que están enfrentando. De lo contrario, las secuelas emocionales serán algo seguro para ellos.
“Lo interesante de esto es que lo traumático del evento no radica en el evento per sé, sino en la forma como la gente, en este caso los menores de edad, representan ese evento. Por ejemplo, el fallecimiento de un ser querido puede ser un evento traumático si la gente que lo vive no tiene los recursos suficientes para afrontar la muerte y la despedida, pero puede no serlo si tenemos los recursos necesarios para soltar y despedirlos”, dice Villavicencio Trejo.
Respecto a que los menores acudan a terapia para ayudar a enfrentar estos problemas, el académico considera que esa es la mejor opción, pero admite que podría ser difícil para las familias llevar a cabo este paso, sobretodo porque son personas en una circunstancia social, económica y política preocupante.
Así, Villavicencio Trejo resalta que por ahora lo que se debe hacer es que la familia o tutores que acompañan a los menores representen el objeto de la certeza y la seguridad que necesitan y requieren para evitar dificultades a futuro.