El Brexit es una realidad después de cuatro años. Reino Unido dejó de ser parte de la Unión Europea y ahora comienza el jaloneo que podría llevar a Escocia a ser un país independiente.
La primera ministra de Escocia, Nicola Sturgeon, podría iniciar una carrera para que la nación mantenga su “romance” con los 27 países de la Unión Europea y llamar a un referéndum para consultar a la población su postura sobre la independencia.
Esta opción se abrió desde la separación jurídica de Reino Unido, el 31 de enero del año pasado. Entonces, la primera ministra reveló sus intenciones de consultar a los escoceses sobre la independencia como resultado de la oposición del país al Brexit.
Estas ideas independentistas han ganado fuerza después de la escisión, por lo que Nicola Sturgeon contaría con el respaldo de la población para cortar lazos con Reino Unido.
Una encuesta publicada en septiembre de 2020 por Survation reveló que de realizarse un referéndum el 53 por ciento de los escoceses votaría a favor de su independencia y 47 por ciento se negaría. En un sondeo anterior, el porcentaje era del 50 por ciento para el sí y 50 por ciento para el no.
Este no sería el primer intento de la nación para salir de Reino Unido, aunque en otras ocasiones no prosperó porque se obtenían beneficios por mantenerse dentro del bloque económico, los que desaparecieron con el Brexit, explica Norma Soto Castañeda, maestra en negocios internacionales en la Universidad La Salle.
La internacionalista comparte que con el “divorcio” europeo, la caída en las exportaciones escocesas podría oscilar entre 10 y 20 por ciento. A esto se sumará la reducción empresarial que se presentará debido a que las compañías contarán con más facilidades para instalarse dentro de los países de la Unión Europea, por lo que orientarán sus inversiones a Estonia, Eslovenia y Eslovaquia, lo que causará desempleo.
Con estas condiciones, todos los sectores industriales podrían verse afectados, pero de ellos la pesca, agricultura, el transporte y la farmacéutica vivirán una transición más compleja sin el cobijo de Bruselas.
Nicola Sturgeon advirtió que con la separación su economía enfrentará un fuerte golpe por la baja en los envíos de alimentos y bebidas a países fuera de Reino Unido, además de que habrá falta de mano de obra en industrias como la agroalimentaria, en la que los trabajadores son en mayoría migrantes que llegan por el Acuerdo de Schengen, que La Unión Europea estableció en 1995.
“Ella se quiere quedar en el bloque porque lo ve desde un punto de vista económico más que social, porque sin la fuerte relación con la Unión Europea tienen afectada su cadena de suministro. Escocia manda productos que han ayudado a prosperar las industrias y los servicios, y con la salida tienen que hacer algunas reestructuras”, opina Soto Castañeda.
Las consecuencias comerciales para Escocia del Brexit
Las afectaciones para el comercio escocés comenzaron con el nuevo año y la entrada en vigor de la escisión. Empresarios comentan que las firmas de transporte europeas no aceptan cargas con mercancías escocesas, en tanto se registran fallas en los sistemas.
James Withers, el director ejecutivo de Scotland Food & Drink, declaró en sus redes sociales que la primera semana del Brexit fue mala para el sector y espera que la situación para las exportaciones se complique conforme avanza este año.
Las afectaciones en el envío de mercancías tienen una especial afectación para los alimentos perecederos, cuyos retrasos para llegar al mercado se ven alterados por la suspensión y el retraso en la documentación.
Por ejemplo, un pescado escocés que requiere llegar al mercado francés debe hacerlo en menos de 24 horas y con los acuerdos comerciales aún por definir, los procesos de exportación dejaron de ser simples.
El modelo operativo fronterizo se publicó seis horas antes del final del período de transición, que fue el 31 de enero, por lo cual los exportadores, pequeños y grandes, no contaron con el tiempo suficiente para adecuarse a los nuevos protocolos.
Los líderes de los diversos sectores en Escocia escribieron a las autoridades para tratar de advertir que Reino Unido no estaría listo para una salida sin acuerdos claros y solicitaron un período de transición a Boris Johnson, pero no tuvieron respuesta.
“El dolor del Brexit esta semana será mucho menos visual de lo que muchos esperan. Es poco probable que sean las colas de los camiones en las autopistas o en las pistas de los aeropuertos de Kent. Será el dolor de lo que no está sucediendo: pedidos cancelados y clientes de la Unión Europea que comienzan a ir a otra parte por sus productos”, escribió James Withers.