El último gran escándalo

El deja vu de lo acontecido hace más de 700 años está presente en la mente de la alta jerarquía de la iglesia católica. La que fuera una de las instituciones más poderosas y respetadas de la historia de la humanidad, hoy se encuentra en declive.

Las novelas dramáticas de la edad media hoy parecen obras literatas que reflejan la cruda realidad de la iglesia moderna.

Los componentes perfectos para un final de película han emergido en los últimos años, teniendo como ultimo toque la renuncia del papa Benedicto XVI.

Rodrigo Villegas Rodrigo Villegas Publicado el
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Inmersos en actos de corrupción, nepotismo, ambición, sexo y traición, los Borgia prosperaron en la Roma de la época del renacimiento

El deja vu de lo acontecido hace más de 700 años está presente en la mente de la alta jerarquía de la iglesia católica. La que fuera una de las instituciones más poderosas y respetadas de la historia de la humanidad, hoy se encuentra en declive.

Las novelas dramáticas de la edad media hoy parecen obras literatas que reflejan la cruda realidad de la iglesia moderna.

Los componentes perfectos para un final de película han emergido en los últimos años, teniendo como ultimo toque la renuncia del papa Benedicto XVI.

Sexo, corrupción, delito, poder y muerte han sido el común denominador en el nuevo y estruendoso escándalo del Vaticano.

La última ves que los fieles y el mundo entero fueron testigos de una debacle de esta magnitud en Roma, fue a finales del siglo XV y principios del XVI, con el dominio de controvertida familia Borgia. 

Los Borjia han pasado a la historia con la forma italianizada de su apellido, Borgia, y por ser una familia avariciosa que utilizó todo el poder de la iglesia para dominar Roma. 

La época en la que esta familia protagonizó una serie de episodios dramáticos y controvertidos ha llevado a que siglos después existan diversas obras literarias al respecto. En los últimos años, las historias de este clan se han visto proyectadas en películas y series de televisión.

Inmersos en actos de corrupción, nepotismo, ambición, sexo y traición, los Borgia prosperaron en la Roma de la época del renacimiento. 

Eran de origen valenciano, español, y fue el hecho de ser extranjeros y de haber roto el monopolio de la aristocracia italiana sobre la corte papal lo que les granjeó muchos y poderosos enemigos. 

Alfonso Borgia ascendió al trono papal en 1455 bajo el nombre de Calixto III, siendo el principal propulsor del poderío de la familia, tres años después moriría. 

Sin embargo, el nombre de la familia no murió con el. Rodrigo, un sobrino suyo aprovechó ese plazo para adquirir una posición de influencia en la administración papal, fungiendo como vicecanciller del Vaticano. Esta influencia logró consolidarla durante lo tres papados siguientes hasta ser nombrado cardenal, a la edad de veinte años. 

Maestro del chantaje, soborno e intriga, Rodrigo Borgia fue elegido sumo pontífice y líder de la iglesia católica  en 1492, con el nombre de Alejandro VI.

Alejandro estuvo sujeto de decenas de controvertidas acusaciones. Desde sobornar y sostener numerosas relaciones con una variedad de amantes, entre las cuales se encontraba Vanezza Cattanei, madre de César, Juan, Lucrecia y Jofré, hasta asesinar y cometer incesto. 

Sus hijos no estuvieron exentos de los escándalos. A Juan Borgia se le consideraba seductor y adúltero empedernido, a Cesar de no respetar sus votos de castidad durante el período en que fue clérigo. De igual forma su hija, Lucrecia, ha sido presentada como una mujer despiadada, que se casaba por conveniencia y era responsable de humillar o asesinar a sus esposos.

Los Borgia han sido acusado de disponer de los recursos y riquezas de las iglesias y diaconías para alcanzar el papado. 

En cuanto a los actos de lujuria y relaciones que violaban los votos de castidad contraídos por Alejandro VI, el papa estaba sujeto a constantes críticas por parte de los clérigos ante la poca discreción.

Ya que de acuerdo a algunos historiadores, en la época del renacimiento, no era extraordinario que los cardenales romanos tuvieran hijos.

Por tanto el celibato era usualmente violado por el sacerdocio, no obstante, pretendían negarlo y mantenerlo en absoluto secreto. 

El papa Alejandro VI era poco discreto. De hecho era un tanto público sus que haberes sexuales.

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