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Ellas también pueden

En cuestiones de política, las mujeres latinoamericanas quieren y pueden, aunque todavía hay quienes no las dejen.

Un reciente reporte de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) muestra que el número de legisladoras, juezas y alcaldesas no supera, en promedio, el 26 por ciento en la región.

En toda Latinoamérica, precisa el informe, sólo el 25.9 por ciento de los puestos de los parlamentos y congresos son de mujeres y apenas el 24.3 por ciento de los cargos en los máximos tribunales de justicia son para juezas.

24.3%
de los jueces de los cargos en los máximos tribunales de justicia son mujeres
"La mujer que decide entrar a la política tiene que enfrentarse a un terreno que es hostil, que son los partidos"
María Inés TulaPolitóloga argentina

En cuestiones de política, las mujeres latinoamericanas quieren y pueden, aunque todavía hay quienes no las dejen.

Un reciente reporte de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) muestra que el número de legisladoras, juezas y alcaldesas no supera, en promedio, el 26 por ciento en la región.

En toda Latinoamérica, precisa el informe, sólo el 25.9 por ciento de los puestos de los parlamentos y congresos son de mujeres y apenas el 24.3 por ciento de los cargos en los máximos tribunales de justicia son para juezas.

De los alcaldes en la región, sólo 11.7 por ciento son mujeres. 

Además, hay tres países con presidentas: Cristina Fernández en Argentina, Michelle Bachelet en Chile y Dilma Rousseff en Brasil.

De hecho, en las últimas elecciones presidenciales de Chile y Brasil las principales contendientes a la presidencia han sido mujeres.

La CEPAL considera que la participación política femenina es crucial para alcanzar una verdadera equidad de género.

“Las autonomías económica, física y en la toma de decisiones conforman los tres pilares necesarios para alcanzar una mayor igualdad de género en la región”, establece el organismo en el informe.

“La autonomía en la toma de decisiones se refiere a la presencia de las mujeres en los distintos niveles de los poderes del Estado y a las medidas orientadas a promover su participación plena y en igualdad de condiciones”.

La Comisión indica que sólo hay 14 países latinoamericanos que adoptaron leyes de cuotas de género para mejorar la participación de las mujeres en los puestos de elección popular.

El efecto de la paridad

Las legislaciones sobre cuotas y paridad de género son las mejores herramientas para acabar con la desigualdad en la política, afirma en entrevista con Reporte Indigo María Inés Tula, investigadora del Instituto Gino Germani de la Universidad de Buenos Aires.

“Estas leyes, muy heterogéneas, han ayudado a que aumente la representación de las mujeres en los congresos”, afirma Tula, una de las principales especialistas en el tema.

“Las leyes de cuota lo que han permitido es el acceso de mujeres rápidamente, proporcionando al congreso y a los parlamentos una visión diferente de la sociedad, en la cual hay muchas leyes que empiezan a sancionarse que tienen una visión de género”. 

La politóloga argentina explica que estas normas han servido para consolidar a las mujeres como agentes políticos, aun en los países donde la ley no trajo un aumento inmediato de funcionarias electas.

“Aun teniendo una baja representación, sirvió para mostrar que las mujeres podían ir como candidatas y eso genera, a nivel cultural, visibilidad de ellas participando, naturalizándolas en un ámbito que hasta el momento era prácticamente extraño”, expone.

Por ejemplo, la politóloga señala que en países que ya eligieron a una mujer como presidenta, como Brasil, Chile y Argentina, los electores ya no se fijan en el sexo del candidato y no es novedad si es mujer.

Ante los detractores de este tipo de ley, Tula argumenta que es necesario acabar con mitos como el que las mujeres necesiten méritos especiales para lograr la candidatura.

“Considerar que la mujer requiere méritos especiales para participar en política me parece que es un error, porque es considerar que la mujer no es equivalente en términos de mérito a los hombres, y eso es algo que está muy difundido”.

‘Un ambiente hostil’

Pese a la creciente representatividad de mujeres, Tula expone que las mujeres todavía se enfrentan con obstáculos en los sistemas políticos. 

“La mujer que decide entrar a la política tiene que enfrentarse a un terreno que es hostil”, sostiene, “que son los partidos políticos que, a grandes rasgos, lo que han hecho en América Latina cumplir a ‘rajatabla’ con lo que dice la ley.

“La ley lo que dice es que tiene que haber un mínimo de mujeres y los partidos han convertido ese mínimo en un techo”.

La investigadora explica que las mujeres tuvieron un ingreso tardío en la política porque en la mayoría de los países ganaron el derecho al voto mucho después que los hombres. 

También, añade, está el factor cultural, pues en muchas sociedades aún se considera que el papel de la mujer corresponde al ámbito privado. 

“No es que las mujeres no quieran participar, sino que es un proceso lento, donde está por un lado la ley, cómo se aplica la ley y por otro lado cuáles son las variables externar que funcionan como obstáculos: entre ellos los partidos políticos y el sistema electoral”, manifiesta.

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