Un país rico, ¿qué es? Ésta puede ser una pregunta inocentemente básica, pero no es así.
¿Suficientemente rico para qué?
Si tu defines ser rico a ser lo suficientemente capaz de financiar un armamento de misiles de alto alcance y armas nucleares, entonces Corea del Norte, hoy sumida en la hambruna, califica para ello.
Claro, siempre y cuando no estés demasiado preocupado de saber si esos misiles realmente funcionan.
¿Qué tal ser lo suficientemente rico para asegurar una vida decente a tus ciudadanos?
Muchas personas en Estados Unidos y en Europa argumentan que aunque estén en países desarrollados, con los estándares más altos de vida del mundo, no sin ricos aún ni con ese requisito.
La buena noticia es que, bajo cualquier definición, son muchos más los países ricos ahora de los que se podían considerar en el pasado.
El número de países clasificados por el Banco Mundial como de “bajo ingreso” –aquellas naciones que tienen un ingreso promedio de 1 mil cinco dólares per cápita por año – disminuyó de 63 a 35 por ciento entre 2000 y 2010.
Esto significa que hoy más que nunca hay más países de ingreso medio, y aquellos que antes lo eran pasaron a ser de alto ingreso.
Y porque los países ricos generalmente llevan la mayoría de la carga de la ayuda internacional, ahora existen más estados con la capacidad de contribuir con el bien global.
La clasificación de “países desarrollados” traída por Naciones Unidas actualmente incluye a Canadá, Australia, Japón, Nueva Zelanda, Estados Unidos, y toda la franja europea, de oeste a este hasta Rusia.
Es un grupo que básicamente incluye países con los índices globales de ingreso más altos; en otras palabras, resulta bastante relativo pues esto no significa necesariamente tener una riqueza generalizada.
Es cuestión de perspectivas y de tiempo.
Según la investigación del historiador Angus Maddison, el 28 por ciento de la población mundial en 1961 vivía en países más ricos que Portugal, el país más pobre del Grupo de Asistencia para el Desarrollo en aquel año.
Para 2008, el 61 por ciento de la población del mundo es económicamente más rica que el Portugal de 1961.
El punto aquí es que, al día de hoy, la mayoría de la gente del mundo vive en países que se pudieron haber considerado ricos en 1961.
No es solo el ingreso
Países que usualmente se consideran “en desarrollo” hoy tienen por mucho, estándares más altos de educación y mejores indicadores de salud que aquellos países llamados “desarrollados” en 1960.
La esperanza de vida portuguesa en 1961 en la década de los 60 era de 63 años, según datos del Banco Mundial; para 2010, ese promedio de vida es aún más bajo que los índices que muestran Ghana, India o Bangladesh.
De hecho, el brasileño o el chino actual viven más que lo que vivía un británico o un norteamericano en 1961. Sabemos que hoy hay aún más avances en la medicina, pero el dato sigue siendo contundente.
Para darnos una idea, el ciudadano promedio de 15 años o más de Bangladesh, Zambia o Ghana –incluso de Haití – tienen más años en educación de lo que un adulto francés o un alemán promedio tenía en 1970.
Así que, tal vez, deberíamos abandonar el concepto de “en desarrollo”, etiqueta que a menudo se pone en países como Brasil, China, India y Rusia, el bloque llamado BRIC.
Más bien, deberíamos llamarlos lo que parecen ser: países ricos. Y sería justo pedirles que empiecen a actuar como tales, o al menos como un país acaudalado de 1960.
Aunque para ser justos, ya se comportan como tales.
Solamente Brasil, China, India y Rusia en conjunto donaron 6 mil millones y medio de dólares en ayuda internacional en 2010.
En contraste, Canadá solo dio 5 mil millones, lo cual es poco si lo comparas con los 14 mil millones y medio que Francia dio y los casi 30 mil millones que Estados Unidos donó.
Habrá que dejar atrás ese pensamiento que hay países que se quedaron estancados en ese proceso de pasar de tercermundistas y recibir ayuda, a tener los suficientes fondos y comenzar a tomar un papel importante en el mundo.