Los jefes de Estado de Rusia y Corea del Norte se reúnen hoy con la intención de demostrar que son líderes fuertes que aún participan en las discusiones internacionales y son capaces de generar alianzas.
Aunque es el primer encuentro entre el presidente Vladimir Putin y el líder Kim Jong Un, los dos países tienen una larga historia de alianzas porque pertenecen a la misma región y tienen afinidades ideológicas.
“Tiene una frontera en común y eran aliados estratégicos e ideológicos cuando existía la Unión Soviética. Sus reuniones siempre son para destacar la presencia rusa en la región y demostrar que Corea del Norte no está sola”, explica Ángel Rodríguez Aquino, analista político especializado en Rusia.
Como resultado de estos puntos en común, la Unión Soviética fue un aliado importante de Corea del Norte en la segunda mitad del siglo XX. Le otorgó cooperación económica y proporcionó sus primeros conocimientos sobre temas nucleares.
La relación entre ambos países se deterioró desde que se desintegró la Unión Soviética, sin embargo, el vínculo entre los países comenzó a resarcirse desde el gradual alejamiento de Rusia con Occidente a principio del 2000.
Es por eso que el líder de Corea del Norte ya está en la ciudad rusa de Vladivostok, donde se reunirá con Putin. El norcoreano dijo este miércoles que está contento por esta visita y que este es solo el primer paso para una nueva etapa de la relación entre ambos países, de acuerdo con la oficina de prensa de la Administración de la región rusa de Primorie.
Rodríguez Aquino explica que los dos líderes se reúnen en este momento porque Corea del Norte quiere demostrar que no es un país aislado y Rusia pretende destacar su presencia y liderazgo en la región.
“Corea del Norte requiere encontrar otro interlocutor para demostrar a Estados Unidos que se puede acercar a otra potencia que lo puede escuchar y apoyar. Es así cómo puede provocar que el presidente Donald Trump regrese a la discusión sobre la desnuclearización de la península y las sanciones ”, explica el especialista en Rusia.
El encuentro ocurre después del fracaso de la cumbre entre Kim y el presidente estadounidense en Hanói, Vietnam. El líder de la nación asiática quería acordar un trato que permitiera debilitar algunas de las sanciones internacionales que están dañando la economía de su país, pero la reunión finalizó sin ningún acuerdo.
Las sanciones están comenzando a surtir efecto en Corea del Norte. Según el Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, hay 8 mil migrantes norcoreanos trabajando en Rusia que envían ingresos vitales a sus casas en sus países de origen
Bajo las actuales sanciones de Naciones Unidas, todos esos trabajadores deberán ser enviados de vuelta a su país a finales de este año y eso afectará la economía norcoreana. Es por eso que Kim necesita negociar ayuda para frenar las sanciones.
“Corea del Norte está buscando algún tipo de apoyo económico, pero difícilmente va a conseguir algo de Rusia porque los dos países tienen sanciones económicas que les impiden establecer vínculos de desarrollo o de comercio que resuelvan la crisis norcoreana”, comenta el analista político.
Por otra parte, Rodríguez Aquino considera que Rusia quiere demostrar que todavía tiene presencia regional y puede influir en las discusiones de Asia.
El especialista añade que la cumbre entre ambos líderes tiene pocas posibilidades de presentar resultados concretos. El analista comenta que puede haber declaraciones y reconocimiento de ambas partes como actores importantes de la región e incluso pronunciamientos sobre el derecho que tiene cada pueblo para defenderse incluso con armas nucleares, pero es complicado que se den acuerdos económicos o militares.
Pendiente nuclear
Uno de los temas urgentes para Corea del Norte en la actualidad es la eliminación de su programa nuclear porque Estados Unidos lo presiona para lograr la desnuclearización de toda la península coreana, pero Rusia no trata este tema con el país asiático desde hace más de diez años.
La última vez que las dos naciones trataron el asunto nuclear fue cuando Corea del Norte decidió abandonar el Tratado de No Proliferación Nuclear (NPT, por sus siglas en inglés). Corea del Norte revocó su firma del acuerdo en 2003 tras una disputa con los inspectores sobre instalaciones nucleares no declaradas.
Después se realizó una conferencia internacional en la que participó China, Japón, Estados Unidos, la Unión Europea y Rusia para convencer a Corea del Norte para que desactivara su programa nuclear, pero no lo hizo.
Desde entonces, Rusia se siente insegura con el hecho de que Corea del Norte sea un Estado con armas nucleares cerca de su territorio.
“Rusia encuentra cierta incomodidad con que Corea del Norte tenga armas nucleares porque es un vecino regional que no tiene estabilidad estratégica que garantice que no utilizará ese armamento”, asegura Rodríguez Aquino.
El especialista añade que esa incomodidad tampoco significa que Rusia quiera retirar las armas a Corea del Norte porque la entonces Unión Soviética le entregó información y conocimiento en su momento al país asiático para iniciar el programa nuclear.
El último encuentro entre Rusia y Corea del Norte fue en 2011, cuando Kim Jong Il dijo al expresidente ruso Dmitri Medvedev que estaba dispuesto a renunciar a los ensayos nucleares, pero el exdirigente nocoreano falleció tres meses más tarde.