Las revueltas de este país que es encuentra dividido entre el continente europeo y el asiático fueron conocidas a golpe de tuit.
Algo que recuerda mucho a la Primavera Árabe y que da cuenta del poder, incómodo para los gobiernos, de las nuevas tecnologías, tanto para movilizar a las personas como para difundir noticias.
En esta ocasión, se sabe además, según reportó ayer la agencia Associated Press, que la policía turca detuvo a 25 personas por “difundir información falsa” en las redes de Internet y haber contribuido, con ello, a provocar las protestas. Esto en base a información de la agencia de noticias oficial de Turquía.
En concreto, la agencia Anadolu dijo que las personas fueron detenidas en la ciudad de Izmir por, presuntamente, “incitar al pueblo al antagonismo y el rencor”.
Además, agregó que la policía continúa buscando a otros 13 ‘sospechosos’.
A estos, se suman los 3 mil 300 que, según la Asociación Turca de Derechos humanos, han sido detenidos por otros motivos durante las protestas.
Todo ello, aunado al empleo de gases lacrimógenos, gas pimienta y chorros de agua a presión contra los manifestantes da cuenta de la represión a la que ha recurrido el primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, para tratar de sofocar las protestas.
Pero nada de ello pudo esconderse pues, como los principales medios de comunicación de Turquía fueron criticados por la poca cobertura que dieron a la brutalidad policíaca contra la sentada pacífica del viernes en el parque Gezi, muchas personas recurrieron a las redes sociales para mantenerse informadas.
Tanto es así que, según el Middle East online, entre el viernes y el sábado se enviaron al menos 2 millones de tuits citando hashtags relacionados con la protesta como #direngezipark, #occupygezi, #geziparki. En un determinado momento, subraya el medio, se llegaron a publicar más de 3 mil tuits sobre la revuelta por minuto.
Lo que no tardó en desatar la ira de Erdogan, que llegó a decir que este tipo de redes eran una “amenaza”. “Ahora hay una amenaza que se llama Twitter”, dijo el primer ministro.
“Los mejores ejemplos de mentiras se pueden encontrar allí. Para mí, los medios sociales son la peor amenaza para la sociedad”, añadió.
Al Jazeera calificó el fenómeno turco de único, pues señaló que, a diferencia de otros levantamientos recientes, alrededor del 90 por ciento de todos los tuits geolocalizados provenían de Turquía y un 50 por ciento de la capital, Estambul.
En comparación, sólo el 30 por ciento de los tuits durante la revolución egipcia provenían del país.
Además, aproximadamente el 88 por ciento de los tuits estaban en turco, lo que sugiere que el público receptor lo constituyen principalmente ciudadanos turcos y no la comunidad internacional.
Además de informar, Twitter ha servido para explicar a los activistas cómo resistir a la brutalidad policial. Así, en la categoría de “Turquía” en Reddit, un usuario publicó una guía del movimiento Occupy Wall Street para defenderse de gases lacrimógenos.
Por todo ello, instrumentos como Twitter o Facebook siguen demostrando su capacidad para reportar aquello que no recogen los principales medios, con frecuencia por conflictos de intereses, y para dar voz a los protagonistas de las noticias.
A los turcos no se les ha escapado y han sabido estar en la calle, construyendo barricadas, y en Internet, para no desatender tampoco el frente de batalla mediático.
Las claves de la revuelta
>Más similitudes con el 15M español el Occupy Wall Street norteamericano que con las revueltas árabes. Por un lado, porque como escribió Luis Matías López en Público, las protestas de Turquía no cuentan “con el potencial desestabilizador necesario para derribar al régimen islamista de Recep Tayyip Erdogan”, cuyo partido ganó en las últimas elecciones con el 49.83 por ciento de los votos. Y, por otro, porque como explicó un joven periodista de 33 años turco que prefirió mantenerse en el anonimato, que está participando en las protestas y al que Reporte Indigo pudo entrevistar, en Túnez la Primavera Árabe empezó después de que algunas personas se quemaran a lo bonzo, ya que no tenían nada. Los motivos eran fuertemente económicos, a diferencia de lo que está pasando en Turquía, donde lo que mueve a los manifestantes es un deseo de garantizar las libertades individuales y los derechos democráticos básicos.
>Se trata de un rechazo de la deriva autoritaria y de tinte islamista que el primer ministro, Erdogan, ha tomado desde hace unos tres años.
>Los manifestantes no son un conjunto homogéneo. Entre ellos hay jóvenes y mayores, laicos, alevíes y suníes, anarquistas, ecologistas y homosexuales. El periodista al que entrevistó Reporte Indigo insistió en la importancia de las feministas y de los LGTB (Lesbianas, Gays, Trans y Bisexuales).
>Matías López señala que el gobierno de Erdogan sí ha cosechado algunos éxitos durante la década que lleva en el poder –como parar los pies a un Ejército “que se arrogaba un derecho genético a nombrar y derribar gobiernos” y sentar en el banquillo a un puñado de generales golpistas–, “Lo malo es que, con cada nuevo y democrático triunfo en las urnas, Erdogan se cree con más legitimidad para hacer y deshacer a su antojo, con todo el derecho a ignorar y reprimir las aspiraciones de quienes no le votan (media Turquía) y a concentrar más poder en sus manos”. Algo en lo que coincide el joven al que entrevistó Reporte Indigo, que señala el creciente autoritarismo de Erdogan como una de las principales causas de las recientes protestas.
>El parque Taksim. La protesta pacífica contra la construcción de un centro comercial en una de las pocas zonas verdes de Estambul, el origen de las revueltas, muestra que la preocupación ecologista es notable, lo que da una idea del avance de la sociedad turca.
>Turquía está en el primer lugar de la lista de países con mayor número de periodistas encarcelados, 49.
>El joven al que Reporte Indigo entrevistó señaló también la indignación ante la falta de derechos reproductivos y sexuales y ante la desprotección de las mujeres víctimas de violencia de género.
>La construcción de un tercer puente sobre el Bósforo no ha sido bien recibida por su impacto medioambiental y por el nombre que se le va a dar, el del sultán Selim, que masacró en el siglo XVI a miles de alevíes, una de las minorías religiosas más importantes.
>Falta de transparencia en el tema kurdo.
>Descontento por las restricciones al consumo, publicidad y venta de alcohol.