El pionero mundial en la liberalización de la droga se está replanteando su postura.
Mientras que países como Uruguay, y estados norteamericanos como Washington y Colorado han decidido vender mariguana legalmente por primera vez, Holanda ha asumido recientemente una posición más enérgica frente a la situación.
En la década de 1970, el país europeo lanzó una política de tolerancia a las “cafeterías” donde se podía comprar y fumar esa droga en un ambiente controlado, con el objetivo de erradicar la oferta callejera.
En la actualidad el problema no es el consumo, sino las consecuencias del “turismo de la droga”: personas que cruzan las fronteras para visitar las llamadas “coffee shops” y que dificultan el tráfico, arrojan basura e incluso llegan a orinar en la calle.
Recientemente, el gobierno central implementó una campaña que prohíbe a los no residentes de Holanda frecuentar los locales que venden mariguana y dispone el cierre de los locales considerados demasiado cerca de las escuelas, pero la mayoría de las municipalidades locales solo aplican parte de la política.
Maastricht es una de las ciudades fronterizas que hizo aplicar las regulaciones, y aunque ha disminuido el flujo de extranjeros que cruzan solo para conseguir droga, han vuelto los corredores callejeros de sustancias que habían sido erradicados desde los 70.
La capital del pecado
Ámsterdam es una de las ciudades que ha decidido aplicar solo una parte de las regulaciones. Con unos 200 cafés de mariguana, un tercio del total nacional, la capital de los Países Bajos todavía permite el ingreso a los extranjeros, aunque está cerrando los locales cerca de escuelas.
(Fuente: AP)