Espionaje: ¿seguridad o política?
Ya no es un secreto que hay una guerra al interior de los servicios de espionaje de Argentina.
El caso de la muerte del fiscal Alberto Nisman, quien falleció el 18 de enero tras acusar a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner de encubrir a Irán, evidencia el descontrol y la batalla política de los espías argentinos.
Ante esta situación, Fernández anunció el lunes que disolverá la Secretaría de Inteligencia (SIDE) para crear la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), pues asegura que los espías usan la información para servir a sus intereses particulares.
Pedro Pablo Cortéshttps://www.youtube.com/watch?v=i_wp96ccb4U
Ya no es un secreto que hay una guerra al interior de los servicios de espionaje de Argentina.
El caso de la muerte del fiscal Alberto Nisman, quien falleció el 18 de enero tras acusar a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner de encubrir a Irán, evidencia el descontrol y la batalla política de los espías argentinos.
Ante esta situación, Fernández anunció el lunes que disolverá la Secretaría de Inteligencia (SIDE) para crear la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), pues asegura que los espías usan la información para servir a sus intereses particulares.
“Hay que comenzar a trabajar por un proyecto de reforma del sistema de inteligencia argentino, ya que el existente no ha servido a los intereses nacionales”, indicó la jefa de Estado en un mensaje nacional.
“Hemos visto una suerte de calesita (carrusel) permanente de fiscales, jueces y medios de comunicación que evidentemente ha quedado al descubierto y que hay que cortar de cuajo”, agregó la lideresa.
Incluso, la mandataria y otros funcionarios del oficialismo sugieren que, en un intento de desestabilizar al gobierno, espías están detrás de la muerte de Nisman y de la denuncia en contra de Fernández.
Pero, ¿cómo y por qué se involucraron los agentes de inteligencia en el caso?
‘Venganza y complot’
En los últimos dos meses, Cristina destituyó a dos de los más altos responsables de la SIDE y jubiló a otro más, entre los que estaban Antonio Stiusso, uno de los espías más influyentes del país.
La lideresa kirchnerista acusa a Stiusso de darle información falsa a Nisman y de ser el autor intelectual de su muerte, todo con el fin de desestabilizar al gobierno.
El fallecido fiscal basó su denuncia en 330 discos con grabaciones de conversaciones intervenidas, que supuestamente exhiben la intención del gobierno de encubrir a Irán en el ataque de 1994 a la Asociación Mutualista Israelita Argentina (AMIA), con sede en Buenos Aires.
Por la delicadeza de las pruebas y las personas exhibidas en ellas, inclusive la oposición coincide en que hay espías detrás del deceso de Nisman.
La diputada Patricia Bullrich declaró el lunes que, antes de morir, el jurista le confió que un agente lo había “traicionado”, por lo que se sentía amenazado y preocupado por la seguridad de sus dos hijas.
“La legisladora se presentó ante la fiscal que investiga la muerte de Nisman para informarle que este le había dicho que ‘un agente de servicios secretos había pasado información sobre él y su familia a uno de los imputados de la causa AMIA’”, reportó ayer BBC Mundo.
Monopolio de los secretos
Aunque las distintas fuerzas políticas coinciden en que existe un caos en los servicios de inteligencia, la oposición censuró la propuesta de Cristina Fernández.
Los detractores del oficialismo critican el hecho que ahora las escuchas serán competencia de la Procuración General de la Nación, a cargo de Alejandra Gils Carbó, a quien acusan de ser demasiado cercana a los kirchneristas.
“(Cristina) le entrega el monopolio de los secretos a Gils Carbó, la abanderada de la justicia militante”, escribió el analista Martín Rodríguez Yebra en La Nación.
“El kirchnerismo no perderá el control de un resorte de poder del que hizo uso y abuso en los últimos 12 años”.
Los partidos opositores se unieron de forma unánime en el Congreso para rechazar la propuesta de la Casa Rosada.
“Este proyecto de reforma de la Ley de Inteligencia es una maniobra que va a profundizar la politización de los organismos de inteligencia, con el objetivo de distraer la atención de la sociedad del problema central, que es la impunidad y la falta de verdad”, denunciaron según Clarín.
A las voces disidentes se unió el jefe de Gobierno de Buenos Aires y uno de los favoritos para contender por la presidencia, Mauricio Macri, quien aseveró que los ciudadanos tienen miedo de los espías.
“¿Qué queremos los argentinos de la Secretaría de Inteligencia?”, señaló, “que nos cuide, que nos transmita confianza, que haya un grupo de expertos profesionales dedicados a investigar los delitos de narcotráfico y de trata de personas.
“Pero lamentablemente, en estas décadas, la Secretaría de Inteligencia nos transmitió más miedo que tranquilidad”.