Esta es otra película

Las protestas de paquistaníes contra la película anti-islámica se cobraron la vida de 15 personas el viernes al producirse enfrentamientos con la policía en las ciudades de Karachi y Peshawar.

Al menos unas 55 personas fueron heridas en todo el país, incluidos 9 policías, según autoridades policiales y médicas consultadas por AP. Horas más tarde, El País elevaba esa cifra hasta los 200.

Ese mismo día se protestó en, al menos, otros 12 países. En algunos incluso se quemaron banderas estadounidenses e imágenes de Obama.

Sandra de Miguel Sanz Sandra de Miguel Sanz Publicado el
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"Mientras los medios de comunicación internacionales siguen obsesionados con las manifestaciones contra la película, amplios sectores del país están yendo a la huelga, pero nadie lo cuenta"
Hossam El-HamalawyActivista egipcio

Las protestas de paquistaníes contra la película anti-islámica se cobraron la vida de 15 personas el viernes al producirse enfrentamientos con la policía en las ciudades de Karachi y Peshawar.

Al menos unas 55 personas fueron heridas en todo el país, incluidos 9 policías, según autoridades policiales y médicas consultadas por AP. Horas más tarde, El País elevaba esa cifra hasta los 200.

Ese mismo día se protestó en, al menos, otros 12 países. En algunos incluso se quemaron banderas estadounidenses e imágenes de Obama.

En total, en los disturbios provocados en las distintas partes de Medio Oriente por este motivo, habían muerto, hasta primeras horas del viernes (hora mexicana), 33 personas, entre ellas el embajador de Libia, Chris Stevens.

Sin embargo, algunas fuentes oficiales estadounidenses han reconocido que creen que el ataque de Bengasí fue cometido como venganza por la muerte del número 2 de Al Qaeda con aviones no tripulados (drones) y que no tenía que ver con la película.

Por otro lado, el presidente iraní atacó el viernes a Occidente con motivo de la película y de la publicación de las caricaturas en un semanario satírico francés, Charlie Hebdo, cuyo redactor jefe, Gérard Biard, las defendió diciendo que “La autocensura es el principio del totalitarismo”.

Para intentar calmar los ánimos, la embajada de Estados Unidos en Islamabad decidió gastar 70 mil dólares para difundir por la television paquistaní las declaraciones en que Obama y su secretaria de Estado, Hillary Rodham Clinton, critican la película.

Pero mientras tanto, en Francia, Marine Le Pen, líder del ultraconservador Frente Nacional, reclamó también, ese mismo día, la prohibición de “todos los signos religiosos”, sin mencionar los católicos.

Y, para seguir caldeando el ambiente, del otro lado del Atlántico, en Nueva York, una bloguera conservadora que se opuso a la construcción de un centro islámico en las cercanías de la Zona Cero, Pamela Geller, ganó el viernes una batalla judicial que le da la autorización para colocar en 10 paradas del metro de la ciudad el siguiente anuncio: “En cualquier guerra entre el hombre civilizado y el salvaje, apoye al hombre civilizado. Apoye a Israel. Derrote a la Yihad”.

Pero no todo es Islam…

Sin embargo, como bien señala la periodista Olga Rodríguez, que cubrió las revueltas del mundo árabe en 2011, en un artículo publicado en eldiario.es (medio español de reciente creación) –“Más allá de una película contra el Islam”–, aunque el foco mediático se esté centrando en esto, está habiendo en los países de la zona otras manifestaciones y huelgas sin contenido religioso a las que los medios de comunicación occidentales apenas están prestando atención.

En éstas, participan miles de personas con demandas políticas y sociales. En el caso de Egipto, por ejemplo, Rodríguez explica que en los dos últimos meses miles de personas han protestado contra el Fondo Monetario Internacional, exigiendo una educación pública digna, un salario mínimo y juicios contra los criminales de la dictadura.

La periodista señala dos cosas importantes en el análisis. Por un lado, que “no todo es por la película”: la impopularidad de Estados Unidos en el mundo árabe y musulmán es innegable y se asienta en motivos justificados. Por otro, que se están invisibilizando las protestas laicas por asuntos sociales, económicos y políticos y se está regresando a la “narrativa del choque de civilizaciones” y al discurso que plantea la idea de que la democracia y el mundo musulmán son incompatibles, barriendo de un plumazo los logros de las primaveras árabes.

Si bien es cierto que los fanáticos existen, para algunos, estos no son sino unos pocos miles frente a millones de árabes musulmanes.

Por eso, algunos se quejan y especulan con el hecho de que la ‘ira musulmana’ no es sino una campaña para beneficiar a los fundamentalistas islámicos y a los leales a los regímenes anteriores, en definitiva, a los enemigos de las revueltas de 2011 y a los que quieren acallar otro tipo de demandas.

“Yo muero hoy”
Las revueltas en el mundo árabe
De Olga Rodríguez
Este libro es el resultado del trabajo de una corresponsal con una larga experiencia, Olga Rodríguez. Después de cubrir las primaveras árabes de 2011 en países como Túnez, Egipto o Libia, publicó este libro rico en puntos de vista complejos que tratan de reunir todas las aristas de una situación. En él explica las causas, los retos y la historia de las revueltas así como la lucha que hay detrás de ellas: activismo clandestino en defensa de los derechos humanos, movimientos obreros y agrupaciones que buscan la justicia social. La historia de todas y todos aquellos que las hicieron posibles.

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