El ministro israelí de Transportes, Yisrael Katz, presentó un plan para ampliar hasta el Muro de los Lamentos una línea ferroviaria de alta velocidad que se espera inaugurar en los próximos meses. El plan contempla ponerle a una estación futura el nombre del actual presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Cabe mencionar que Trump y el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu algunos puntos de vista y ambos se han apoyado en momentos polémicos, como la promesa de poner un muro en la frontera con México o nombrar a Jerusalén la nueva capital de Israel.
El proyecto de Yisrael Katz, que está en fase de planificación, incluye dos estaciones subterráneas y excavar tres kilómetros de túnel bajo el centro de Jerusalén y el barrio histórico de la ciudad, muy sensible a nivel político e histórico.
El Muro de los Lamentos, o Muro Occidental, es el lugar más sagrado donde pueden orar los judíos.
Se estima que la obra costará más de 700 millones de dólares y, si se aprueba, tardaría cuatro años en completarse, indicó el portavoz del Ministerio de Transportes Avner Ovadia.
La oficina de Katz dijo en un comunicado que el ministro había avanzado algunos detalles en una reunión con directivos de Israel Railways, y que le había dado prioridad en comités de planificación.
El ministro dijo que una estación de tren de alta velocidad permitiría a los visitantes llegar “al corazón latente del pueblo judío: el Muro Occidental y el Monte del Templo”. Propuso poner a la futura estación el nombre de Trump “por su valiente e histórica decisión de reconocer a Jerusalén como capital de Israel” este mes.
La decisión de Trump ha indignado a los palestinos y a buena parte del mundo islámico. La Asamblea General de Naciones Unidas aprobó la semana pasada una resolución condenando el reconocimiento estadounidense de Jerusalén como capital de Israel, y varios aliados tradicionales de Washington votaron a favor de la moción.
Es probable que la propuesta del tren hasta el Muro de los Lamentos encuentre oposición en la comunidad internacional, que no reconoce la soberanía israelí sobre el Jerusalén Este, capturado por Israel en la Guerra de Oriente Medio en 1967 y anexionado más tarde. Los palestinos reclaman Jerusalén y el Casco Viejo, donde hay lugares sagrados para musulmanes, cristianos y judíos, como capital para un futuro estado.
Excavar túneles también implicaría excavar en el barrio histórico de Jerusalén, donde las sensibilidades religiosas y políticas _así como varias capas de restos arqueológicos en una ciudad con 3.000 años de historia_ podrían crear un laberinto logístico y legal.
Katz ha propuesto otros proyectos ambiciosos de infraestructura, como una isla artificial ante la costa de la Franja de Gaza que serviría como puerto marítimo y aéreo para el territorio palestino y un tren que conecte Israel con Arabia Saudita.