Estudiantes sin tregua
Ni las agresiones de la policía, ni la omisión de las autoridades ante sus demandas han impedido que cese el movimiento estudiantil chileno.
Sin abandonar las demandas educativas que vienen exigiendo desde 2011, los estudiantes se manifestaron con una nueva táctica: dividirse en subgrupos para cubrir al mismo tiempo distintos puntos de la capital.
La estrategia obligó a que los efectivos antimotines dividieran sus fuerzas.
Indigo StaffNi las agresiones de la policía, ni la omisión de las autoridades ante sus demandas han impedido que cese el movimiento estudiantil chileno.
Sin abandonar las demandas educativas que vienen exigiendo desde 2011, los estudiantes se manifestaron con una nueva táctica: dividirse en subgrupos para cubrir al mismo tiempo distintos puntos de la capital.
La estrategia obligó a que los efectivos antimotines dividieran sus fuerzas.
Miles de jóvenes se separaron para realizar 14 caminatas aisladas (equivalentes al número de municipios en Santiago), incluyendo sectores de nivel socioeconómico alto, medio y bajo.
Las manifestaciones se realizaron sin el permiso requerido por la Gobernación, lo que facultó a los alcaldes de Santiago a alertar a los policías para dispersar a los estudiantes.
Apenas el miércoles el movimiento había tomado una vez más, por la vía pacífica, la sede de la Unesco. En paralelo, un grupo de alumnos se encadenó a la entrada del ministerio de Hacienda y de la secretaría de Educación, y otro ocupó las instalaciones del Instituto Nacional.
El mismo día se reportó que dos adolescentes, una de 12 y otra 14 años, fueron golpeadas brutalmente por policías, al regresar de una protesta.
Los primeros desórdenes que se registraron durante el último paro fueron en la municipalidad de Providencia, cuyo alcalde, Cristián Labbé (ex ministro de la dictadura) ha sido uno de los más duros con los estudiantes.
Aquí, algunos estudiantes lanzaron piedras y palos a los policías, quienes respondieron con chorros de agua y gases lacrimógenos. Hubo detenidos, pero no fue reportado de inmediato.
El lunes, el presidente Sebastián Piñera dijo que en Chile “a veces se escuchan muchos ruidos y gritos, mucha violencia y tomas”, pero la forma de avanzar “es en base al diálogo y a la búsqueda de acuerdos”.
Lo anterior luego de que hace unos días los reflectores apuntaron a su país por la reacción de la policía ante la ocupación del Instituto Nacional.
Imágenes de un autobús incendiándose y de agentes desalojando a estudiantes con bombas lacrimógenas, dieron la vuelta al mundo.
La crisis educativa se remonta a 2011, cuando universitarios se movilizaron durante siete meses y no obtuvieron soluciones a sus demandas de enseñanza gratuita de calidad, así como la exigencia de que las escuelas públicas sean administradas por el Estado central y no por los municipios.
Los universitarios, en cambio, recibieron promesas que se tradujeron en proyectos que son discutidos en el congreso.
(Fuente AP)