Durante las primeras horas de este martes (tiempo de Siria) medios locales reportaron que el país había sido víctima de un nuevo ataque con misiles, del cual se sospechaba que Israel era el país autor.
Las agencias estatales de información incluso mencionaban que seis misiles habían sido derribados por baterías antiaéreas , los cuales iban dirigidos hacia la región de Homs, en el centro de Siria, u hacia un suburbio de Damasco. Todo esto, mientras Estados Unidos aseguraba que ellos no eran responsables e Israel, que suele tener esas prácticas sin reconocerlas, guardaba silencio, haciendo más fuertes las sospechas.
Sin embargo, horas más tarde, la televisora oficial siria emitió un comunicado del ejército, en el que explicaban que las defensas antiaéreas dispararon una serie de misiles por una “falsa alarma”, sin proporcionar más datos.
Con esto, el ejército sirio descartó los reportes previos sobre una “agresión exterior” y ataques aéreos, pero dejó claro que, después del ataque coordinado de Estados Unidos, Reino Unido y Francia, persiste la tensión entre los involucrados en el conflicto.
Había razones para creer en un nuevo ataque
Este mismo mes, cuatro militares iraníes fallecieron en un ataque a la base aérea T4, ubicada en Homs, el mismo lugar en donde la falsa alarma provocó los disparos antiaéreos. Siria y sus principados aliados, Rusia e Irán, culparon a Israel de la operación, pero las autoridades israelíes ni confirmaron ni negaron la ofensiva.
Por otra parte, los inspectores de la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ) están en Damasco a la espera de poder visitar Duma, la localidad de las afueras de la capital donde supuestamente se produjo un ataque con armas químicas.
Las autoridades rusas y sirias evitaron el lunes 16 de abril que los investigadores independientes de la OPAQ ingresaran al lugar, según informó el director del grupo, bloqueando los esfuerzos internacionales por dilucidar lo sucedido y encontrar al responsable.
Estados Unidos y Francia señalaron que cuentan con evidencia del uso de gases tóxicos durante el ataque del 7 de abril en contra de la localidad de Duma, que entonces estaba en manos rebeldes y en el que murieron decenas de personas, y afirmaron que el responsable fue el ejército de Assad, pero los aliados no han difundido ninguna de esas pruebas.
Siria y su aliado, Rusia, niegan que haya ocurrido ataque químico alguno, y Moscú fue más allá acusando a Londres de montar un ataque químico “falso”. La primera ministra británica, Theresa May, acusó a ambas naciones, cuyas fuerzas ahora controlan la localidad al este de Damasco, de intentar encubrir las evidencias.
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