La Oficina Federal de Investigación (FBI, por sus siglas en inglés), de Estados Unidos abrió un despacho en Miami que se centrará en combatir la corrupción en América del Sur, región donde se originaron los casos internacionales más sonados con los que lidió el Departamento de Justicia en los últimos años.
“Queremos hacer cumplir las leyes”, dijo Leslie Backschies, directora de la sección del FBI que lucha contra la corrupción internacional, a medios locales.
La unidad se propone identificar violaciones a la Ley de Prácticas Corruptas en el Extranjero, que declara ilegal el soborno de funcionarios extranjeros. El FBI ha estado trabajando con empresas de distintos campos, desde petroleras hasta farmacéuticas, para enseñarles a detectar elementos que podrán ser un indicio de corrupción y alentarlas a que denuncien cualquier sospecha de irregularidades.
Los casos que investigó la unidad han generado compensaciones por miles de millones de dólares. En septiembre pasado, por ejemplo, la petrolera estatal brasileña Petrobras acordó desembolsar más de 853 millones de dólares para resolver denuncias de que sus ejecutivos pagaron cientos de millones de dólares en sobornos a políticos y partidos brasileños.