¿El fin del kirchnerismo?
Las elecciones legislativas del próximo domingo en Argentina podrían significar el principio del fin del movimiento político de los Kirchner si se confirma la derrota de Cristina Fernández y su grupo político
Carlos SalazarA dos días de la crucial cita electoral en Argentina, todos los sondeos apuntan a un revés de Cristina Fernández de Kirchner a manos del oficialismo, lo que podría significar no solo el declive del kirchnerismo, sino el encumbramiento del presidente argentino Mauricio Macri, principal enemigo político de la exmandataria.
No solo las encuestas que se han publicado en la víspera presagian la debacle de esta dinastía política, también está el hecho de que la clase empresarial en su totalidad y algunos de los principales sindicatos argentinos respaldan a Macri y a sus aliados.
Aunque es muy probable que Cristina Fernández acceda al Senado aún perdiendo -debido al sistema electoral argentino- una derrota por un amplio margen o una gran caída del voto de la coalición que encabeza, podría comprometer sus aspiraciones políticas en el futuro inmediato.
Fernández de Kirchner, aún principal opositora al mandatario Mauricio Macri, busca llegar al Senado argentino para desde ahí pavimentar su regreso al poder en las elecciones de 2019, pero para lograrlo no deberá enfrentarse solamente al presidente argentino.
El primer paso para la construcción de una hipotética candidatura será su consolidación como líder opositora en el legislativo, pero dicha posición también es buscada por otros personajes dentro del peronismo, incluso antiguos aliados de los Kirchner que buscan tomar el relevo en el liderazgo de la oposición.
Son muchos los que quieren liderar a la oposición en el Poder Legislativo, conscientes de que es la plataforma ideal para aspirar a ser el candidato que se enfrente a Macri en las elecciones presidenciales de 2019.
El propio sector del peronismo, instalado en el Partido Justicialista y que se opone a volver a encumbrar a Cristina Fernández se ha vuelto un aliado de facto de Mauricio Macri, operando para que la esposa de Néstor Kirchner salga derrotada en las urnas.
El escándalo de corrupción que ha perseguido a Fernández de Kirchner desde la llegada de Macri al poder y que se ha mantenido durante las campañas han sido una dificultad añadida para la exmandataria.
A menos que la expresidenta argentina pueda dar un golpe sobre la mesa y obtener un resultado sorpresivo en los comicios, lo más probable es que la dinastía política que gobernó Argentina entre 2003 y 2017 comience su debacle.
A pesar de la capacidad de movilización que aún tiene en ciertos sectores sociales, los factores en contra de Cristina Fernández son mayúsculos, no solo el crecimiento de la figura de Macri, sino la división interna y el fuego amigo de la oposición.
La consolidación de Macri
Veinte meses después de su llegada al poder, Mauricio Macri se juega en las elecciones de este domingo la oportunidad de consolidar su mandato y continuar la implementación de su política económica.
Con la clase empresarial de su lado, con el apoyo de cada vez más agrupaciones sindicales, con un amplio respaldo internacional y con la oposición dividida, Macri y sus grupo tienen todo a su favor para convertirse en los grandes triunfadores de los comicios y obtener un impulso para la segunda mitad de su mandato.
En las elecciones de este domingo se renovará un tercio de los escaños en el Senado y cerca de la mitad en la Cámara de Diputados, por lo que el cambio en el equilibrio de poder no se espera que sea drástico y difícilmente le alcanzará a Macri para contar con una mayoría en el Congreso.
Sin embargo, si se confirman las tendencias que vaticinan un apoyo de más del 40 por ciento a la coalición oficialista Cambiemos podría ser incentivo suficiente que le dé a Macri el capital político necesario para impulsar reformas como la financiera, la fiscal y la laboral que forman parte de su política de apertura económica.
A su favor también está el propio retroceso que está viviendo la oposición, sumida en sus propios conflictos por quedarse con el liderazgo, los cuales se podrían acentuar tras la jornada electoral.
El mayor riesgo para Macri sigue siendo Cristina Fernández de Kirchner, que, aunque debilitada en las últimas semanas, cuenta aún con una base electoral sólida en Buenos Aires, provincia en la que compite para llegar al Senado, y a pesar de que las encuestas la ubican muy por debajo de Esteban Bullrich, candidato oficialista, Macri no quiere sorpresas.
Una derrota del candidato de Cambiemos a manos de su principal rival política podría complicar la capacidad de maniobra de Macri para sacar adelante sus reformas, por lo que la elección en Buenos Aires es prioritaria para el gobierno.
Más allá de los comicios y los dos años de mandato que le restan a Macri, el mandatario argentino tiene la vista puesta en la reelección en 2019 y la consolidación de su grupo político.
Argentina está entrando en un cambio de ciclo político, que se puede acentuar tras los resultados de las elecciones del domingo, la consolidación del ‘macrismo’ y el inicio del proceso de reconstrucción de la oposición, que hoy luce dividida y en busca de un nuevo liderazgo en torno al cual reconfigurarse.