Hace cinco años, más de medio siglo, Francia vivió momentos preocupantes, ambientalmente hablando. El lobo, un mamífero que llegó a ocupar gran parte del territorio de ese país en el siglo XVIII, desapareció por completo y no había forma de encontrar alguno dentro de sus fronteras.
Entre 1930 y 1936, el lobo se declaró extinto de Francia, y no fue hasta 1992 cuando el gobierno de ese país decidió llevar a dos lobos de Italia para comenzar los esfuerzos de rescatar a esa especie.
En 2013 se lanzó el “Plan lobo”, con el cual se pretendía aumentar la población de ese mamífero y así preservar su especie para que nunca se vuelva a extinguir de Francia.
En ese entonces, se estimaba que existían 250 lobos y para el 2016, la población ya había aumentado a 292.
En la actualidad, se tiene el registro de 360 lobos habitando dentro de los límites de Francia, pero una decisión gubernamental hará que ese número disminuya drásticamente a 320 animales de esa especie.
El gobierno francés, encabezado por Emmanuel Macron, autorizó que se sacrifiquen 40 lobos con la excusa de disminuir los daños que la industria ganadera está sufriendo al tener a esos animales libres en las zonas montañosas de Francia.
De acuerdo con los datos presentados por los ganaderos al gobierno francés, tan sólo en el 2017 murieron 10 mil cabezas de ganado, a causa de los ataques de los lobos que el gobierno no quiere dejar desaparecer.
Aunque la cifra de cabezas de ganado muertas por culpa de los lobos pueda parecer alta, diversos grupos ambientalistas, como Lobo Marley, refiere que, de acuerdo a datos oficiales, cada año la industria ganadera sacrifica entre 400 mil y 500 mil animales por diversas razones, incluyendo enfermedad.
Por esta razón, piden que el gobierno y los ganaderos no sobreestimen los ataques de lobos y, en lugar de eso, las personas dedicadas a la industria aprendan técnicas de protección para sus animales.
El gobierno francés, encargado de financiar el “Plan Lobo” y el 80 por ciento de las medidas que protegen a ese animal, explicaron que indemnizarán una parte de las pérdidas económicas de los ganaderos.
Además de eso, en el “Plan Lobo” se anexó un apartado en el que las autoridades se comprometen a ayudar a proteger los rebaños y enseñar técnicas de vigilancia que reduzcan la mortalidad a causa de ataques de lobos.
Sin embargo, aunque la prioridad sigue siendo ayudar a que el lobo no se vuelva a extinguir de Francia, no hay marcha atrás y 40 de esos mamíferos serán sacrificados.
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