Francia está de luto después de un doble ataque terrorista. Tras el suceso, el presidente Emmanuel Macron elevó al máximo la alerta de seguridad para el territorio, mientras se podrían endurecer sus acciones en contra de quienes practican el islam.
El primer ataque del 29 de octubre se registró en la basílica de Notre Dame ubicada en Niza, al sur del país. En el lugar, un joven de 21 años de origen tunecino atacó con un arma blanca a los feligreses que se encontraban en el templo, en donde asesinó a tres personas e hirió por lo menos a un centenar.
Dos horas más tarde, en la ciudad de Aviñón otro hombre armado con cuchillos intentó atacar a los transeúntes de la calle mientras gritaba “Ala U Akbar”, que significa Alá es grande. El presunto agresor fue abatido por la policía en el lugar. En tanto, en el consulado de Arabia Saudita, ubicado en Yeda, la policía frustró otro ataque, también con arma blanca, de un hombre musulmán en contra de un guardia francés.
Estos sucesos se suman a otros actos terroristas que se han presentado en los últimos meses. El primero de ellos ocurrió el 25 de septiembre, cuando un pakistaní refugiado en París atacó con cuchillos e intentó asesinar a varias personas a las puertas de la antigua redacción de la revista Charlie Hebdo.
El 16 de octubre, un hombre checheno de 18 años decapitó al profesor Samuel Paty en la escuela Conflans-Saint-Honorine, después de que el docente mostrara a sus alumnos algunas imágenes caricaturizadas de Mahoma publicadas por Charlie Hebdo en una clase sobre libertad de expresión.
Estos sucesos llevaron a las autoridades francesas a implementar un nuevo plan de lucha para combatir estos actos de violencia, el cual contempla el seguimiento de los detenidos que salen de prisión y la creación de una fiscalía antiterrorista.
“El terrorismo ya no está dirigido desde Siria, ahora toma el rostro de personas, a veces pequeños delincuentes, o de personas psicológicamente frágiles, adoctrinadas o autoradicalizadas”, dijo en una conferencia el primer ministro Edouard Philippe desde la sede de la Dirección General de la Seguridad Interior ubicada en París.
Sin embargo, los hechos no son aislados. El presidente Macron ha sido acusado de emprender una guerra en contra del islamismo, mientras miles de personas que practican esta religión han quemado su fotografía en diversas protestas que se han desarrollado debido a sus declaraciones en contra del radicalismo entre algunas personas que profesan el islam.
“El asesinato de Samuel Paty fue un detonador de lo que ahora ocurre al interior de Francia, son consecuencias de las declaraciones del presidente en contra del separatismo y sus intenciones de limitar la enseñanza islamita, que es una decisión muy fuerte”, opina Norma Soto Castañeda, maestra en negocios internacionales.
El islam en Francia
Francia es un país multicultural. Desde hace décadas se ha convertido en el refugio de miles de migrantes africanos y árabes que ven a la nación como un lugar en donde pueden acceder a mejores condiciones de vida.
La especialista de la escuela de negocios de la Universidad La Salle explica que como resultado de esta migración existen tres grupos de islamitas al interior de Francia, los primeros quienes practican la religión pero han adaptado sus valores a esta sociedad. También están los practicantes orgullosos, quienes siguen sus costumbres sin cambios.
En el último grupo están los separatistas islámicos, quienes rechazan cualquier comentario que consideren agravie sus creencias y son quienes responden con violencia. Estos grupos están establecidos en el país europeo, que tiene mayor población islamita dentro de la Unión Europea.
“El presidente declaró que el islam estaba en crisis a nivel internacional, esto provocó cierto recelo sobre los practicantes del islam en el mundo. A esto se suma la molestia en contra de su plan para limitar el islamismo radical que se presentará el próximo año”, comenta Soto Castañeda.
Como respuesta a las acciones de Macron, su imagen ha sido caracterizada como un demonio y usada en movilizaciones en contra de sus políticas, mientras que musulmanes de todo el mundo han llamado a un boicot en contra de productos y compañías francesas.
La tensión se acrecienta por las constantes declaraciones del presidente de Turquía, Recep Tayipp Erdogan, quien acusa que los musulmanes son sometidos a una campaña de linchamiento que se compara con la persecución que sufrió la comunidad judía antes de la Segunda Guerra Mundial.
Hugo Rodríguez, un historiador mexicano con residencia en Francia, comenta que los actos terroristas, que se han recrudecido en las últimas semanas han provocado que los grupos de derecha aviven la idea de crear leyes para evitar la entrada de migrantes.
Los cambios para limitar la llegada de personas de otras nacionalidades al país franco no están lejos de ocurrir. Christian Estrosi, alcalde de Niza, compartió en su cuenta en la red social Twitter que se debe optar por limitar el derecho de asilo o suspender ciertos convenios internacionales que ponen a Francia como un país de refugiados.