¿Se derrumba la izquierda?

Sin liderazgo, fracturada e incapaz de responder a la radicalización de la derecha, en Francia como en el resto de Europa y Estados Unidos, la izquierda está prácticamente moribunda. 

 

La radicalización de la derecha amenaza el capitalismo consensual construido en torno al estado de bienestar

Sin liderazgo, fracturada e incapaz de responder a la radicalización de la derecha, en Francia como en el resto de Europa y Estados Unidos, la izquierda está prácticamente moribunda. 

 

En Francia, los problemas del presidente François Hollande fueron personales e ideológicos, incluso su propia base política había llegado a verlo como un hombre catastrófico e indeciso. 

 

Pero el descontento de la opinión pública hacia la izquierda moderada y el endurecimiento de la derecha reflejan el aumento de democracias basadas en la política del miedo, incluyendo Estados Unidos.

 

Estas políticas explotan los temores generados por el impacto de la globalización en la vida de la clase obrera, a través de la inmigración y la desaparición de la identidad nacional, sumado al temor al terrorismo. 

 

Los analistas advierten que la izquierda moderada, que había apostado su capital político entorno a éstos temas, ahora ha perdido el control, y debe asumir estos temores o luchar contra ellos. 

 

Sin embargo, la izquierda sigue dividida porque es incapaz de definir qué estrategia aplicará para luchar contra el descontento, y que al mismo tiempo, vaya en la línea de sus valores.

 

En ese sentido, la radicalización de la derecha amenaza el capitalismo consensual construido en torno al estado de bienestar, que ha traído a Occidente décadas de paz social y prosperidad relativa. Francia es el ejemplo más reciente de esta crisis, y es especialmente llamativo.

 

Hollande anunció que no buscará un segundo mandato, dada su impopularidad récord.

 

Un nuevo movimiento

 

Emmanuel Macron, de 38 años, dejó el gobierno de Hollande para formar un nuevo movimiento político centrado en la modernización de la política francesa y la apertura económica. 

 

Aunque todavía se encuentra lejos del palacio del Elíseo, la original candidatura del ex Ministro de Economía de Hollande da un soplo de aire fresco al paisaje político francés.

 

El hecho de que Macron se lance por fuera del partido, ofrece una idea nueva en Francia. E incluso si sus propuestas son todavía muy vagas y tiene pocas tropas, podría beneficiarse de circunstancias excepcionales.

 

Se reclama heredero de un largo legado político, de cuando la edad de oro de la izquierda fue encarnada por Bill Clinton y Tony Blair, que se posicionaron en contra tanto de la izquierda, como de la derecha tradicional.

 

Según las encuestas, Macron podría beneficiarse del mismo sentimiento antisistema que sedujo a buena parte del electorado de la extrema derecha. Pero con Hollande fuera de juego, su base electoral podría dividirse entre Macron y otro partidario de las reformas dentro del Partido Socialista: el primer ministro Manuel Valls.

 

El Partido Socialista (PS) está tan dañado, que Macron no está realmente interesado en participar a través de él. Pues, el desprestigio es tan profundo y ha durado tanto tiempo, que será la gran tarea que tendría que hacer Manuel Valls si llega a ganar, restaurar el partido. 

 

Manuel Valls: el hijo que mató al padre político

 

Durante la primera mitad de 2016, mientras que Francia estaba en crisis, Manuel Valls proclamaba su lealtad filial al hombre que le había dado la oportunidad en la política: François Hollande. 

 

Sin embargo, a media que avanzaba la crisis en el país, Valls y Hollande se encontraron repentinamente solos a la cabeza del gobierno y aislados del agrado de sus partidarios. 

 

La falta de autoridad de Hollande, los errores cometidos en el inicio de su gestión, la desconexión permanente con los votantes de la izquierda, entorpecieron sus aspiraciones presidenciales al punto de que el hijo político, tuvo que matar al padre, desconociéndolo y renunciando a su papel de primer ministro para lanzarse como el candidato del Partido Socialista, a pesar de las aspiraciones de un segundo mandato su mentor. 

 

Valls nunca fue un favorito entre la izquierda francesa y tras su renuncia como Primer Ministro, se enfrentará a una serie de retos importantes si quiere ser un candidato creíble. 

 

Los antiguos adversarios del ex primer ministro ya se están movilizando para entorpecer sus posibilidades de ganar en las primarias del partido en enero.

 

Y después de la traición de su primer ministro, Hollande podría saborearse su venganza apoyando a otro traidor entre su gabinete, su ex ministro de Economía, Emmanuel Macron.

 

Pero, la fragmentación de la izquierda francesa no acaba allí. Fuera del Partido Socialista, Jean-Luc Mélenchon se presenta como el campeón de la extrema izquierda, el candidato de Youtube, que entre sus posturas clave están el proteccionismo como medida para combatir “los excesos de la globalización”.

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