Sin preocuparse de llegar a sufrir un atentado derivado de su campaña reformista, el Papa Francisco rechazó ayer la escolta presidencial para su primera visita estatal al presidente italiano en una nueva infracción al protocolo y seguridad.
El desapego de Francisco a la pompa de su dignidad —incluso su aparato de seguridad— ha definido su papado hasta ahora. Pero su deseo de estar próximo a la grey y su propósito de luchar contra la corrupción en el Vaticano han planteado nuevos temores a su seguridad.
Un fiscal antimafia, Nicola Gratteri, planteó esta semana la alarma de que la limpieza de las finanzas del Vaticano hicieran al Papa blanco de las iras del hampa italiana, pero el vocero de la Santa Sede Federico Lombardi dijo que no estaban preocupados, pues no hay motivos para alarmarse. (Fuente: AP)