Ya no será posible que mujeres extranjeras viajen a Estados Unidos en el llamado turismo de maternidad sólo para dar a luz en territorio nacional con la intención de que sus hijos adquieran la ciudadanía.
Esto luego de que el gobierno del presidente Donald Trump ordenara al Departamento de Estado y la Oficina de Asuntos Consulares publicar una norma que restringiera el ingreso al país a embarazadas con visas de no migrantes BI/B2, con propósito de turismo o viajes de negocios.
Dicha medida fue propuesta desde 2018 por Trump, quien nunca ocultó su rechazo al denominado turismo de maternidad. El mandatario incluso llegó a criticar y cuestionar la cláusula constitucional que garantiza la ciudadanía a los bebés nacidos en territorio estadounidense.
La nueva regla entró en vigor desde el pasado 24 de enero y establece que viajar a Estados Unidos con el único propósito de obtener la ciudadanía estadounidense para un niño es una base inadmisible para la emisión de una visa.
La norma también retiene en su disposición general que las visas tipo B que se extiendan de ahora en adelante serán exclusivas para actividades legítimas de carácter recreativo como turismo, diversión, visitas con amigos o familiares, descanso y tratamiento médico, de acuerdo con las especificaciones impuestas por el Departamento de Estado.
A los bebés que nacen bajo estas condiciones son denominados anchor babies (bebés ancla) porque ayudan a la madre y a otros miembros de su familia a obtener la residencia legal en Estados Unidos cuando cumplen 21 años.
El Departamento de Estado estima que miles de niños nacen en Estados Unidos bajo esta condición cada año. El organismo ha reconocido que no cuenta con el número exacto de las mujeres que llegan de otros países a la nación norteamericana para dar a luz, ya que cuantificar el fenómeno significaría un gran desafío para las embajadas y los consulados del país.
Esta agencia también insiste en que permitir el nacimiento de un bebé de padres extranjeros a largo plazo es un riesgo potencial para la seguridad nacional.
De acuerdo con un informe publicado por el Centro de Estudios de Inmigración en 2019, en Estados Unidos hubo 33 mil mujeres extranjeras que dieron a luz con visas de turista en la segunda mitad de 2016 y la primera de 2017. Después de haber tenido a su hijo y obtener la nacionalidad, las madres decidieron abandonar el país.
Para dimensionar la cantidad de bebés que nacen a través de la visa a corto plazo, el Centro Nacional de Estadísticas de Salud registró 3.8 millones de nacimientos en Estados Unidos en 2018, es decir, los hijos de extranjeras representan 0.8 por ciento del total.
Helena Olea, asesora de derechos humanos en Alianza Américas, con sede en Chicago, Illinois, asegura que la medida que restringirá el paso a las mujeres embarazadas en Estados Unidos es una decisión poco práctica, ya que una persona mayor de 21 años que tenga nacionalidad estadounidense y que solicite una visa para su madre o padre, va a tener que esperar entre 20 y 25 años para que proceda dicho trámite.
Puntos en contra del turismo de maternidad
Las restricciones al turismo de maternidad no generarán consecuencias en los países que se encuentran en la lista The Visa Waiver Program (VWP), la cual contempla 39 naciones, entre ellas Australia, Austria, Bélgica, Finlandia, Francia, Alemania y Chile.
El gobierno de Trump bloquea que las mujeres extranjeras den a luz en Estados Unidos por los negocios que algunas empresas hacían con el turismo de maternidad.
Desde antes de la llegada de Trump a la silla presidencial, la Casa Blanca ya buscaba alternativas para combatir los negocios en torno al turismo de maternidad. De acuerdo con la información de la agencia The Associated Press, antes de la restricción a mujeres embarazadas, las empresas estadounidenses hacían publicidad y cobraban 80 mil dólares por servicios que incluían hotel y atención médica a mujeres de todo el mundo que buscaban dar a luz en tierras americanas.
Hasta hace unos meses, la mayoría de las mujeres extranjeras que optaban por tener un hijo en Estados Unidos eran mexicanas. El 41 por ciento provenían de México, 22 por ciento de Venezuela, 16 por ciento de Nigeria y 6 por ciento de Irlanda, de acuerdo con el Sistema Electrónico para la Autorización de Viaje a Estados Unidos (ESTA, por sus siglas en inglés).
La asesora de derechos humanos en Alianza Américas, Helena Olea, comenta que la restricción del paso a embarazadas a Estados Unidos se intentó frenar por parte de las organizaciones defensoras de los derechos humanos, sin embargo, los esfuerzos no rindieron frutos luego de que la corte estadounidense declarara que no se podría suspender la medida porque era protegida por una orden ejecutiva de Trump.
Sin embargo, asegura que existe una posibilidad de que esa medida pueda ser revocada, siempre y cuando se considere que esta regla es discriminatoria contra las mujeres al no poder protegerlas y poner en riesgo su vida.
“Otra de las alternativas es que algunos sustenten que se podría poner en riesgo la salud del feto, pero eso es más difícil de sostener, pues hasta ahora, algunas teorías sugieren que los fetos no son personas, por lo tanto no tendrían derechos”.