Aguantando la tormenta siberiana que está arreciando por Europa, alrededor de una docena de funcionarios de la región de París pasaron la noche a la intemperie para llamar la atención a las necesidades de la gente que vive en la calle.
Al despertar el jueves temprano cerca de la estación de tren de Austerlitz, los funcionarios de varios partidos políticos vieron que la ciudad estaba cubierta de nieve.
Mama Sy, asistente de alcalde en Etampes, sur de París, dijo que ella y otros funcionarios aguantaron el frío para decir: “¡Paren! Esta situación no puede seguir”.
Al menos 13 indigentes han muerto en la región parisina desde comienzos del año. Este total no es confiable porque algunas organizaciones incluyen a los indigentes que mueren en hospitales o viviendas de emergencia, y todos dicen que nunca se sabrá la cifra real pero que podría ser más alta.
Sy cree que el total podría ser 20.
La meta del presidente Emmanuel Macron, de que los indigentes no deben de vivir en las calles de Francia para fines del 2017, obviamente no se ha materializado. Es un problema más grande del que él creía.
La indigencia no es nueva en las calles de París. Desde hace décadas, los indigentes sin techo sentados en bancas públicas son parte del panorama parisino.
Hoy en día, la cantidad de gente sin hogar se ha disparado y decenas de miles de ellos son inmigrantes, algunos de los cuales son llevados a refugios durante redadas periódicas, otros son gitanos o personas que viven en las calles desde hace mucho. Algunos, menos visibles, duermen en sus carros.
Sy, organizadora del campamento a la intemperie, dijo que “está fuera de discusión” que 6.000 indigentes refugiados en lugares abiertos a raíz del clima gélido vayan a ser devueltos a las calles cuando la temperatura suba la próxima semana.
“Antes de pensar, nosotros protegemos”, dijo. “Protegemos a nuestros ciudadanos. Después pensamos en soluciones. No hacemos lo opuesto”.
El grupo, que usó prendas de colores azul, blanco y rojo para resaltar los colores de la bandera francesa y su estatus oficial, caminaron por el vecindario y hablaron con indigentes que estaban en sus tiendas de campaña cerca de la estación de trenes antes de encontrar un lugar donde tender sus bolsas de dormir y pasar la noche.