Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, ha recibido varios golpes que apuntan a desestabilizar su régimen. La detención del prestanombres Alex Saab, el reconocimiento de Reino Unido al mandato de Juan Guaidó y el informe de la ONU que asegura que el régimen continúa con las ejecuciones extrajudiciales.
Las estocadas llegan cuando el Consejo Nacional Electoral (CNE) convocó a elecciones parlamentarias para el 6 de diciembre, en las cuales la oposición no participará, lo que abre las sospechas de que se cometerá un nuevo fraude electoral.
Esta elección estará marcada por los jaloneos políticos entre Maduro y Juan Guaidó, su principal opositor, quien preside la Asamblea Nacional en Venezuela y ha sido reconocido por varios gobiernos, entre ellos el del presidente Donald Trump, como mandatario de Venezuela.
“Elegimos vivir con dignidad y en democracia, no imposiciones. Los venezolanos no reconocemos una farsa, como no lo hicimos en 2018”, dijo Guaidó como respuesta al llamado del Consejo Nacional Electoral, institución que es controlada por el régimen.
Con esta referencia, Guaidó Márquez hizo un guiño a lo ocurrido en las elecciones presidenciales de 2018, en las que Maduro resultó ganador en una contienda en la que enfrentó a Henri Falcón, Javier Bertucci y Reinaldo Quijada.
Estos comicios se desarrollaron en total opacidad y el descontento que causó el resultado fue la puerta de entrada para la crisis política que el país vivió en 2019 y que ha dado impulso a la carrera política de Guaidó.
El presidente de la Asamblea Nacional se proclamó jefe del Ejecutivo de Venezuela el 26 de enero de ese año, y aunque no logró mantenerse en el cargo, el apoyo de la ciudadanía se ha hecho notar en sus llamados a manifestarse en contra del régimen, como ocurrió en la base militar aérea La Carlota, ubicada en Caracas, tres meses después.
La elección del parlamento tendrá un simulacro que se realizará el 11 de octubre, mientras que las campañas se realizarán del 21 de noviembre al 5 de diciembre. Sin embargo, el proceso será atípico dado que los partidos de oposición no participaran por la desconfianza que impera respecto a la parcialidad del órgano electoral.
Leandro Querido, director de Transparencia Electoral, considera que este hecho demuestra el aislamiento en el que se encuentra el régimen de Maduro, situación que más allá de fortalecerlo, lo debilita.
En una columna de opinión, el director de la Organización No Gubernamental (ONG) escribe que si este proceso electoral fuera monitoreado por organismos internacionales, se confirmaría que el presidente no cuenta con respaldo suficiente para mantenerse en el poder.
Para Transparencia Electoral, los próximos comicios no cumplen con las condiciones para ser considerados como democráticos, dado que no se ha construido un Estado de Derecho que garantice la justicia electoral, de acuerdo con el análisis “10 condiciones para la celebración de elecciones libres en Venezuela”.
A lo anterior se suma la ilegalización de partidos, la inhabilitación de los candidatos de la oposición, el uso indiscriminado de los recursos del Estado para favorecer sus candidaturas y el desconocimiento de la voluntad popular.
“En las condiciones actuales, Venezuela está muy lejos de esto. Ya no hablamos de falta de profesionalidad e imparcialidad de las autoridades electorales, sino que las mismas han sido nombradas por procedimientos que desconocen a la Asamblea Nacional, órgano encargado de tal labor”, dice la ONG en el documento.
La jugada internacional contra Maduro
Reino Unido y Estados Unidos también lograron dar estocadas al régimen de Nicolás Maduro, con las cuales respaldan el gobierno de Juan Guaidó.
El gobierno de Reino Unido declaró que reconoce “inequívocamente” a Juan Guaidó como presidente de Venezuela, por lo que el opositor al régimen es quien tendrá acceso a las 30 toneladas de oro y a 120 millones de dólares de un contrato de intercambio que el país negoció con el banco Deutsche Bank.
El otro golpe, el más certero, lo dio el gobierno de Estados Unidos con la detención de Alex Saab en la Isla de Sal, en África. El empresario colombiano puede ser la pieza que necesita el presidente Donald Trump para juzgar al mandatario latinoamericano y lograr el fin del régimen en Venezuela.
Investigaciones de las autoridades estadounidenses apuntan a que Saab ha obtenido beneficios por parte del régimen en negocios de construcción de viviendas, explotación de petróleo y, además, es señalado como operador financiero y prestanombres de Maduro.
“Saab se había convertido en una especie de embajador comercial de la autodenominada Revolución bolivariana, sin rostro y sin ley. Según nuestras investigaciones, tiene poderes incluso para nombrar a directivos de empresas estatales venezolanas de minas y petroquímica, para comprar alianzas de diputados supuestamente opositores que después intentaron tomar la Asamblea Nacional”, escribieron los periodistas venezolanos Ewald Scharfenberg y Roberto Deniz, en el diario The New York Times.