El volcán Kilauea, señalado como el más activo de Hawái, registró una nueva erupción en la que arrojó ceniza a más de 9.100 metros de altura.
Debido a la explosión, el Kilauea destruyó 37 casas y otras estructuras situadas en una área del sureste de la isla, en Leilani Estates, obligando a dos mil personas a evacuar sus hogares, petición que las autoridades hicieron anteriormente.
Luego de la explosión, especialistas del Servicio Geológico de Estados Unidos, USGS, prevén varias explosiones más fuertes impulsadas por el vapor que causó la última erupción, las cuales podrían producir una nube de ceniza de hasta 6.100 metros por encima del cráter y lanzar rocas de entre 10 y 12 toneladas hasta 800 metros de distancia, amenazando las zonas aledañas al volcán.
La lava arrojada del volcán ya se propagó a través de urbanizaciones y tierras de cultivo amenazado varias carreteras que son rutas de salida para las zonas costeras de Hawái.
Por su parte, el Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, Indigo Staff declaró el pasado viernes que la situación de las explosiones del volcán son “un gran desastre”, declaración que hizo después de que el propio gobernador hawaiano, David Ige, se lo pidiera.
Desde su entrada en erupción a principios de mes, se registraron hasta 20 grietas en la zona cercana al volcán.
La erupción del Kilauea se desató luego de un temblor de magnitud 5 el pasado 3 de mayo, y otro de 6.9 el viernes 4 del mismo mes. Desde entonces, se registraron decenas de temblores en la zona y algunos superiores a la magnitud de 5.