Los hombres mueren más jóvenes en América por seguir un modelo de masculinidad

Hombres mueren jóvenes por modelo de masculinidad

Los hombres mueren más jóvenes que las mujeres en América por seguir un modelo de masculinidad caracterizado por la actitud violenta, el uso de la fuerza y prácticas riesgosas. Un cuarto de ellos fallecen antes de los 50 años

Los hombres mueren más jóvenes que las mujeres en América por seguir un modelo de masculinidad caracterizado por la actitud violenta, el uso de la fuerza y prácticas riesgosas.

La esperanza de vida de los hombres en América es 5.8 años inferior a la de las mujeres. La diferencia comienza a acentuarse durante la adolescencia y llega a triplicarse en la edad adulta. Uno de cada cinco hombres muere antes de cumplir los 50 años.

¿Cuál es el motivo? Tres de las causas principales de muerte de hombres en América están vinculadas al ejercicio de la masculinidad: la violencia interpersonal como los homicidios culposos, los traumatismos provocados por accidentes y la cirrosis hepática, cuyo primer detonante directa es el consumo de alcohol.

Las causas muestran variaciones significativas: los homicidios representan una proporción de siete muertes de hombres por una de mujer; los hombres triplican a las mujeres en las lesiones en carretera; y la cirrosis del hígado causada por el alcohol es dos veces más alta en ellos que en ellas.

Estos datos son algunos de los resultados de Masculinidades y salud en la región de las Américas, el informe más reciente sobre el tema de la Organización Panamericana de la Salud.

César Torres Cruz, doctor en ciencias políticas y sociales con especialidad en género, salud y sexualidad, explica que los autores de la investigación quieren destacar que los hombres mueren por seguir modelos sociales que estipulan cómo deben comportarse.

El modelo hegemónico de masculinidad hace que los hombres maten a las mujeres, maten a otros hombres y se maten a ellos mismos
César Torres CruzDoctor en ciencias políticas y sociales con especialidad en género, salud y sexualidad

El documento destaca que los hombres americanos participan en conductas de riesgo, son sexualmente dominantes y evitan discutir sus emociones o buscar ayuda psicológica para seguir el modelo de masculinidad predominante en las sociedades americanas, pero estas prácticas contribuyen a tasas más altas de suicidio, homicidio, adicciones y accidentes de tránsito, así como de enfermedades no transmisibles.

Torres Cruz añade que el modelo hegemónico de masculinidad dicta que los atributos de un hombre deben ser fuerza, valentía, violencia, salud, heterosexualidad, piel blanca, entre otros.

“Hay varias masculinidades, pero este modelo es el que oprime más porque el ideal regulatorio tiene ese fin nocivo de que nadie lo puede cumplir, pero todo mundo intenta reproducirlo”

Además, los efectos de la masculinidad son diferentes en cada región de América. Mientras que en el Caribe el VIH/sida aparece entre las diez principales causas de muerte masculinas, en América Latina dos de las principales causas son la cirrosis hepática y la violencia interpersonal. En el caso de Canadá, Estados Unidos de América y México son el Alzheimer, el suicidio y el cáncer de próstata, colon y recto.

La brecha de género no es igual en todas las edades. Las diferencias entre la muerte de mujeres y hombres comienzan a surgir alrededor de los 10 años y aumentan rápidamente a partir de los 15 cuando predominan entre los hombres las causas violentas de muerte como homicidios, accidentes y suicidios.

A partir de los 50 años tienen una presencia destacada las enfermedades crónicas no transmisibles provocadas por determinantes sociales y los estilos de vida. A la hipertensión y los problemas cardíacos, la obesidad, la diabetes y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica siguen los cánceres respiratorios y de próstata.

Soluciones a la masculinidad mortal

Ante esta situación, los especialistas que participan en el estudio piden a los gobiernos de países de América que implementen nueve recomendaciones para disminuir el impacto del modelo hegemónico de masculinidad en la vida de los hombres.

Entre ellas, los autores mencionan mejorar, sistematizar y difundir datos sobre masculinidades y salud; desarrollar políticas públicas y programas de salud para prevenir y abordar los principales problemas que afectan a los hombres a lo largo de la vida; y eliminar las barreras que impiden que los niños y los hombres accedan a la atención de salud.

“Los hombres tenemos que sumarnos a la reflexión que hacen las feministas desde hace mucho tiempo sin quitarles los espacios y pensar en los estragos que tienen estos modelos de masculinidad en nosotros, otros hombres y las mujeres”, agrega Torres Cruz.

El doctor sugiera que también se incentiven relaciones de género más equitativas y se eduque de forma distinta a las nuevas generaciones.

Educar de forma distinta a las nuevas generaciones puede evitar más muertes por estas conductas

“Tenemos que decirles a los niños pequeños que la masculinidad es una construcción social y que hay muchas maneras de ser hombre. Ser hombre no significa ser heterosexual, fuerte o no tener vulnerabilidad. Tampoco dominar a las mujeres o pensar que los cuerpos de las mujeres nos pertenecen”.

Sobre México, el especialista añade que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) tiene que implementar una perspectiva de género clara en sus políticas y el sistema de salud pública para atender los problemas de las mujeres, pero también los de las masculinidades.

“Es fundamental que las políticas públicas intervengan en cómo experimentamos la violencia y atienda la salud de los hombres”.

El especialista asegura que trabajar para eliminar los modelos de masculinidad también contribuirá para que los hombres dejen de ser violentos con las mujeres y las relaciones de género sean más equitativas.

“En la medida que derrumbemos el modelo hegemónico de la masculinidad en México, vamos a contribuir a que los hombres no maten a las mujeres… Las feministas ya han hecho muchísimo para denunciar cómo el patriarcado las oprime, pero falta que los hombres nos sumemos al trabajo que hacen las compañeras”, concluye Torres Cruz.

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