Hubo pájaros en el alambre
La primera agencia de información estadounidense, The Associated Press (AP), conocida por distribuir noticias a nivel internacional, acusó a comienzos de esta semana al Departamento de Justicia de Estados Unidos de espiar a sus periodistas.
En concreto, por haber seguido, de manera secreta, las llamadas salientes de la agencia –se desconoce si también se registraron la duración de las conversaciones y los números entrantes– durante los meses de abril y mayo de 2012 y haberlas grabado y almacenado.
Sandra de Miguel Sanz
La primera agencia de información estadounidense, The Associated Press (AP), conocida por distribuir noticias a nivel internacional, acusó a comienzos de esta semana al Departamento de Justicia de Estados Unidos de espiar a sus periodistas.
En concreto, por haber seguido, de manera secreta, las llamadas salientes de la agencia –se desconoce si también se registraron la duración de las conversaciones y los números entrantes– durante los meses de abril y mayo de 2012 y haberlas grabado y almacenado.
Las oficinas cuyas líneas telefónicas fueron intervenidas fueron las de Nueva York, Washington y Hartford (Connecticut).
Según la agencia, los investigadores federales recopilaron información de al menos 20 de sus líneas de teléfono que habrían usado “más de 100 periodistas”.
Lo grave de la denuncia es que, además, está lejos de basarse en suposiciones.
Esto porque la forma en la que se entero la agencia es, precisamente, a través del Departamento de Justicia. Este órgano, a través del fiscal general, Eric Holder, envió una carta al presidente y consejero delegado de AP, Gary Pruitt, informándole de las actividades de investigación federales.
Sin embargo, la carta no explicaba las motivaciones pare emprender tales investigaciones a la agencia sin el consentimiento de esta.
Y esto porque para emprender una intervención de ese tipo tendría que haber por medio un mandato judicial y, a pesar de que el Departamento de Justicia aseguraba en su comunicado que la orden existía, la agencia asegura, según El País, que nunca fueron avisados de la emisión de dicha orden antes de que el gobierno accediera a la información, por lo que no pudieron negociar qué información mostrar ni, lo más importante, proteger a sus fuentes.
El presunto objetivo
Todo apunta a que lo que movió al Departamento de Justicia a iniciar los registros de las llamadas del medio de comunicación era descubrir si una fuente fiable de la administración Obama había filtrado información sobre una operación de la CIA en Yemen contra terroristas.
Esto en relación con la publicación de un artículo que explicaba detalles de una operación que había logrado frustrar un ataque con bomba de Al Qaeda a un avión de pasajeros con destino a Estados Unidos en el aniversario de la ejecución de Bin Laden.
La controversia
Es de hecho, ese artículo, el núcleo de la polémica, ya que revelaba información gubernamental clasificada y, de acuerdo a lo reportado por El País, la agencia reconoce que negoció el retraso de su publicación en mayo de 2012 después de que varios miembros del gobierno dijeran que podía poner en peligro la seguridad nacional.
Finalmente, el artículo vio la luz el 7 de mayo –lo que quiere decir que la administración estaba al tanto de la nota desde antes de su publicación ya que en teoría el espionaje empezó en abril de ese año– revelando que la CIA había impedido el mencionado ataque a pesar que la Casa Blanca había declarado previamente que no tenía “información creíble acerca de planes de organizaciones terroristas como Al Qaeda para atacar en Estados Unidos”.
En cuanto a la acusación, el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney afirmó en un comunicado que la Casa Blanca “no está involucrada en ninguna decisión tomada en relación con investigaciones criminales, ya que esas cuestiones son manejadas de manera independiente por el Departamento de Justicia”.
Números y críticas
Muchos consideran que la administración Obama mantiene un enfrentamiento abierto con la libertad de los medios de comunicación y, sobre todo, en los casos en los que se trata de proteger a fuentes anónimas.
En total, el Departamento de Justicia ha abierto, desde que Obama llegó a ser presidente, seis casos contra miembros del gobierno que dieron información a periodistas, una cifra mayor a la que se registró bajo la presidencia de sus predecesores.
Además, ha sido la primera vez en la historia que un exagente de la CIA, John Kiriakou, terminó en la cárcel por desvelar la identidad de dos compañeros. Es la misma persona que en 2007 denunció las torturas de la famosa organización de inteligencia.
Reacciones de la prensa
“Esas acciones (del Departamento de Justicia) estremecen la conciencia estadounidense y violan la imprescindible libertad de la prensa que está protegida por la Constitución”
Caroline Little
Presidenta de la Newspaper Association of America (NAA)
“La recopilación de estos registros (telefónicos) es espantosa y supone un atentado directo contra los periodistas. (…) La capacidad de los periodistas de cultivar y proteger sus fuentes es clave para mantener a la sociedad informada sobre las cuestiones de afectan a la vida de la gente. (…) No hay justificación ni explicación posible para esa investigación”
Sindicato The Newspaper Guild
Agrupación de periodistas estadounidense
Los espías que no se fueron
Los servicios secretos rusos detuvieron a un diplomático estadounidense del que aseguran que es agente de la CIA y que capturaron in fraganti tratando de reclutar a un agente ruso.
Ryan Fogle, un tercer secretario de la embajada norteamericana en Moscú, tenía equipo técnico especial, disfraces, instrucciones escritas y una gran suma de dinero cuando lo detuvieron en la madrugada, dijo el FSB ruso ayer en un comunicado.
A pesar del fin de la Guerra Fría, Rusia y Estados Unidos todavía mantienen operaciones de espionaje activas el uno contra el otro. El año pasado, varios rusos fueron arrestados por EU en diferentes casos de espionaje y sentenciados a largas condenas en prisión.
Sin embargo, la detención de Fogle parece ser el primer caso de un diplomático estadounidense acusado de espiar en una década y se encamina a agravar las ya tensas relaciones entre los dos países.
La televisión estatal mostró fotos de un hombre que, aseguró, era Fogle con una gorra de beisbol y una peluca rubia tirado bocabajo sobre el piso.
No hubo respuesta inmediata por parte del Departamento de Estado y la CIA se negó a hacer declaraciones.
El ministerio de Relaciones Exteriores ruso dijo que Fogle fue entregado a funcionarios de la embajada estadounidense, declarado persona non grata y se le ordenó abandonar Rusia de inmediato. (AP)