Los trabajadores ferroviarios franceses iniciaron este martes 3 de abril una huelga contra de una reforma liberal que afecta directamente a su sector, la cual fue impulsada por el gobierno del presidente Emmanuel Macron, que prevé, entre otras cosas, el fin del monopolio del Estado en materia de ferrocarriles.
Los trabajadores convocaron a 36 jornadas de huelga, las cuales se llevarán a acabo desde hoy hasta junio (dos días de huelga de cada cinco) para defender su estatuto como trabajadores públicos y luchar contra la privatización de la empresa pública de ferrocarriles.
Martes y miércoles serán el punto de partida de una huelga que podría durar meses. Los sindicatos llamaron a parar el trabajo dos días cada cinco días durante los tres meses que podrían durar las negociaciones laborales con el gobierno.
La razón es defender su estatuto como trabajadores públicos, mientras el gobierno no cede en su estrategia de liberalización del trabajo, ya comenzada en la anterior legislatura cuando el ahora presidente de la República era ministro de Economía.
Actualmente, la compañía de trenes de Francia, la SCNF (Sociedad Nacional de Ferrocarriles Franceses), mantiene un monopolio en la red de pasajeros y su capital es exclusivamente público.
La densidad, la modernidad y la eficiencia de la SNCF hicieron de los ferrocarriles franceses uno de los mejores de Europa, pero las inversiones masivas en las costosas líneas de trenes bala endeudaron considerablemente a la empresa y el servicio se fue degradando en las pequeñas líneas locales.
El plan del gobierno francés busca abrir entre 2019 y 2033 la red a la competencia privada cumpliendo con las directivas neoliberales de la Unión Europea, de esta forma, la empresa nacional de ferrocarriles francesa se transformaría en una sociedad anónima, como la telefonía y Air France.
Si bien el gobierno se comprometió de manera “solemne”, según las palabras de la ministra de Transportes, a que el Estado siga siendo el accionista mayoritario de la empresa, los sindicatos y la izquierda temen una privatización.
La reforma se traducirá en la entrada de capital privado en la empresa pública, con el objetivo, según el gobierno, de reducir los 50 mil millones de euros de deuda de la SNCF.
Caos en el transporte público
Los efectos de la huelga, que oficialmente comenzó en la noche del lunes, se perciben desde esta mañana en que solo circula el 12 por ciento de los trenes de alta velocidad y el 28 por ciento de los trenes regionales parisinos.
Además, Francia quedó desconectada por tren con España, Italia y Suiza debido a la huelga, en cuyo marco se suprimieron los trenes internacionales hacia esos países.
De acuerdo a un balance de la dirección de la SNCF, casi la mitad de los trabajadores de la compañía, el 48 por ciento, y el 77 por ciento de los conductores de trenes se declararon en huelga.
Los paros afectan al menos a 4.5 millones de franceses que usan habitualmente los trenes para viajar o desplazarse a sus trabajos diariamente.
Esta mañana miles de personas se agolparon en las principales estaciones parisinas a la espera de poder tomar alguno de los escasos trenes que circulan provocando escenas de caos y caídas a las vías del ferrocarril, sobre las que está prohibido circular.
La huelga multiplicó además los atascos de vehículos en las entradas de la capital francesa y se saturaron los autobuses.
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