Incendios forestales se acercan peligrosamente a los depósitos radioactivos de Chernóbil

Los incendios en la zona de exclusión de Chernóbil podrían aumentar los niveles de radiación y esparcir las partículas radiactivas a gran velocidad a través de aire
Viviana Bran Viviana Bran Publicado el
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Más de una semana ha pasado y los incendios en la Zona de exclusión de Chernóbil no cesan. Conforme pasan las horas, el peligro va en aumento, ya que las llamas están a solo dos kilómetros de los depósitos de Pidlisny, donde se acumulan los residuos radioactivos más peligrosos de toda la zona que fue afectada por la catástrofe nuclear de 1986.

De acuerdo con la Agencia Estatal para la Gestión de la Zona de Exclusión, estos incendios despiertan las alarmas, ya que el fuego está liberando al aire atmosférico los radionucleidos artificiales que se encontraban fijados en la vegetación y en la capa superficial del suelo.

Hasta el momento, la institución ha declarado que los niveles de radiación registrados no representan un problema, pues aún no son tan elevados como para poner en peligro la vida de los seres vivos.

Sin embargo, el pasado 6 de abril, el jefe del Servicio de Inspección Ecológica de Ucrania, Egor Firsov, dio a conocer en su cuenta de Facebook que la radioactividad en el epicentro del incendio estaba hasta 16 veces más alta de lo normal, y para confirmarlo publicó el video de un contador Geiger que mostraba la cifra.

“Hay malas noticias: en el centro del incendio, la radiación está por encima de lo normal. Como se puede ver en el video, las lecturas del dispositivo son 2.3, cuando la norma es 0.14. Pero esto es solo dentro del área del incendio”, explicó Firsov en un video que subió a sus redes sociales.

Al día siguiente, luego de haber dado la declaración, la portavoz del Servicio Estatal para situaciones de emergencias, Olga Kozak, insistió en que no había ningún aumento en el nivel de la radiactividad.

Ante esto, Firsov se retractó de lo que había dicho y publicó en Facebook que los niveles radioactivos detectados correspondían a la norma.

En Chernóbil, la cantidad máxima permitida de radiación, que se basa en las mediciones que refieren a la lectura de microsievert por hora (μSv / h), es de 0.5 μSv / h de fondo natural, pero la cantidad reportada por Firsov fue casi cinco veces mayor.

Julio Herrera Velázquez, investigador del Instituto de Ciencias Nucleares de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en entrevista con Reporte Indigo, aseguró que si las llamas llegan a tocar la Zona de exclusión, se provocaría una distribución de material radioactivo hacia la atmósfera que en la Escala Internacional de Eventos Nucleares (INES, por sus siglas en inglés), que va del uno al siete, se caería en 5, y si los incendios se agravan probablemente se llegue al 6.

“Dependiendo de la magnitud del incendio será el impacto del accidente. Hasta dónde pueden llegar las partículas radioactivas depende de las zonas que resulten afectadas. Desde que ocurrió la explosión en la planta de Chernóbil se quedó una gran cantidad de material radioactivo en los alrededores e incluso llegó a otras zonas a través de la lluvia, si las llamas continúan, sin duda el material se esparcirá a la atmósfera”, explica el investigador en Ciencias Nucleares.

Daño incierto

Los fuegos que se originaron el pasado 4 de abril, han quemado más de tres mil hectáreas dentro de la zona de exclusión de Chernóbil.

Los servicios de emergencia continúan trabajando sin descanso para evitar que las llamas se acerquen a ese perímetro, pero la distancia que ahora queda es muy corta.

En la zona de exclusión todavía se detectaban niveles de radiactividad altos, ante esto los expertos han mostrado preocupación ya que el humo provocado por los incendios propagarían una mayor concentración de partículas radioactivas.

Para mitigar las llamas, en la región de Kiev trabajan cerca de 400 bomberos, cien vehículos, así como helicópteros e hidroaviones, de acuerdo con lo que dio a conocer el Servicio Estatal de Emergencias.

El investigador de Ciencias Nucleares de la UNAM, Julio Herrera comenta que si los niveles de radioactividad aumentarán, el elemento más peligroso para el ser humano sería el Cesio 137, un isótopo radiactivo que en altas cantidades se podría confundir en el metabolismo humano con el sodio al ser fácil de absorber, y al mismo tiempo, provocar riesgos adicionales de cáncer.

Herrera también argumenta que para la naturaleza no representaría tanto problema, ya que la flora y la fauna, de alguna manera, se han adaptado a los ecosistemas de Chernóbil.

“Los bomberos que combaten el fuego, son elementos especializados en incendios y constantemente se encuentran midiendo sus niveles de radiación para no quedar expuestos. Los gobiernos están conscientes de esto desde hace mucho tiempo, sin embargo, las medidas que están tomando ahora son importantes, ya que no se sabe que tan graves puedan ser las consecuencias, por lo que hay que seguir monitoreando”, dice el investigador.

Respecto al origen del incidente, el Ministerio del Interior informó que un joven de 27 años es sospechoso de haber quemado rastrojos sin ninguna precaución.

En la actualidad, la zona afectada está prácticamente despoblada. Poco más de un centenar de personas ignoraron las órdenes de abandonar el área tras el accidente y siguen allí, sobre todo gente mayor.

La zona de Pripiat, la ciudad donde vivía la mayoría de los trabajadores de la central nuclear de Chernóbil, en el último año se convirtió en un punto turístico popular, más aún desde el estreno de serie Chernobyl, creada por Craig Mazin.

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