Limpian, planchan, cocinan. Recolectan agua o basura, hacen trabajos de jardinería. Cuidan a niños y ancianos, tienen nulo o limitado acceso a la educación.
Son vulnerables a la violencia física, psicológica y sexual. Están expuestos a condiciones de trabajo abusivas y suelen vivir aislados de su familias.
Así viven 10.5 millones de niños a nivel mundial.
En su mayoría son menores de edad que realizan trabajos domésticos en hogares de terceros o empleadores. Ahí, suelen enfrentarse a condiciones peligrosas e incluso de esclavitud.
Esto según el reporte de la Oficina Internacional del Trabajo (OIT) en su informe “Erradicar el trabajo infantil en el trabajo domestico y proteger los jóvenes trabajadores contra las condiciones de trabajo abusivas”, que se dio a conocer ayer en el marco del Día Mundial Contra el Trabajo Infantil.
El nuevo estudio del organismo de las Naciones Unidas hace un llamado para instrumentar una acción concertada y conjunta, a nivel nacional e internacional, con el propósito de eliminar la participación infantil en el trabajo doméstico.
Muchos de estos niños habitan en la casa de su empleador. Comúnmente manifiestan estar sometidos a actos de discriminación y aislamiento, lo que complica aún más sus vivencias cotidianas, asegura el estudio.
Es el caso de Isoka, a quien un amigo de su padre se la llevó de su pueblo, en Benin, África, cuando tenía 9 años. La puso a trabajar en Cote d’Ivoire vendiendo agua y pirulís. Durante tres años solo comió pasta de maíz.
O el de Muafiz y Manir, de 7 y 13 años respectivamente. Ellos viven en Delhi, India, y empiezan a trabajar entre las 4 y 5 de la mañana: recolectan y reciclan basura. Después, van a casas y oficinas de la zona a limpiar y fregar el piso. Aunque quieren ir a la escuela, el trabajo que realizan todo el día se los impide.
Michelle, por su parte, arranca cocinando a las 4 de la mañana. Luego limpia la casa, y a lo largo del día hace mandados.
Antes de que acueste a dormir a los hijos de su empleador, éste le da tres horas para que estudie, pero la niña filipina, de 13 años, dice que ese tiempo no es suficiente para ir preparada a la escuela.
A Fátima en cambio, nunca le permitieron estudiar. Desde los 5 años trabajó como criada en una ciudad lejana a su casa, en Salé, Marruecos. Solían pegarle hasta que cumplió 14 años y se libró de ser una trabajadora doméstica.
Estos testimonios forman parte del informe de la OIT donde se precisa que “a menudo resulta difícil brindar protección a los niños trabajadores domésticos. No sólo trabajan ocultos tras las puertas cerradas de los hogares de sus empleadores, sino que la sociedad tampoco tiene conciencia del trabajo que realizan”.
Acuerdo para la explotación
El trabajo doméstico infantil en muchas naciones no es reconocido como tal, dado el vínculo que se traba con la familia que los emplea.
El niño trabaja, pero no se le considera un trabajador, vive en un ambiente familiar mas no se le trata como a un miembro de la familia.
Tal carencia de cuidado familiar y jurídico encubre un “acuerdo de explotación”, pues el infante suele dedicar largas horas de trabajo a las labores que le asignan, no goza de libertad personal e inclusive es sometido a situaciones peligrosas.
La recomendación 190 de la OIT estipula como “trabajo peligroso” cuando, por ejemplo, un infante queda expuesto a abusos de orden físico, psicológico o sexual, realiza trabajos con herramientas de peligro, labora en medios insalubres, o tiene horarios prolongados o nocturnos.
Por los niños
La OIT hace siete recomendaciones en su informe mundial:
1. Aumentar la visibilidad estadística y mejorar los conocimientos sobre el trabajo doméstico infantil
2. Reforzar la sensibilización y promoción para cuestionar el supuesto de que “forman parte de la familia”
3. Promover la ratificación y aplicación de los convenios sobre el trabajo infantil y sobre el trabajo decente para domésticos
4. Adoptar medidas legislativas y políticas para erradicar el trabajo infantil
5. Formalizar la relación de empleo en el trabajo doméstico
6. Extender la libertad de asociación y el reconocimiento efectivo del derecho a la negociación colectiva en el trabajo doméstico
7. Propiciar la participación de los propios niños trabajadores domésticos como agentes del cambio