A medida que los misiles y cohetes explotaban en Israel y Gaza, en las noticias de la televisión predominó una trágica violencia y se nos advirtió que la batalla entre Israel y Palestina podría extenderse dado que estamos en un nuevo Medio Oriente mucho más peligroso. Los islamistas están en el poder, las democracias escucharán a su gente.
Pero de hecho, como lo demuestra el relativamente rápido alto al fuego entre las partes, existe una probabilidad muy baja de un conflicto regional más amplio. Es cierto que estamos frente a un nuevo Medio Oriente, pero es uno en el que Israel se ha convertido en superpotencia de la región.
En un minucioso estudio realizado en 2010, “El balance militar árabe-israelí”, Anthony Cordesman y Aram Nerguizian documentaron cómo Israel superó a sus vecinos en todas las dimensiones de la guerra durante la última década. Los autores atribuyen este éxito a la “combinación de los gastos de financiación nacionales, al financiamiento externo masivo, a la capacidad industrial nacional y a la estrategia efectiva y planificación de la fuerza” de Israel.
El gasto militar de Israel en el año 2009 fue de aproximadamente 10 mil millones de dólares, que equivale a tres veces el gasto militar de Egipto y de hecho es más grande que los gastos de defensa combinados de todos sus vecinos –Egipto, Siria, Jordania y Líbano. (Esta ventaja se ve favorecida por el hecho de que Israel recibe 3 mil millones de dólares de ayuda militar de Washington.)
Pero el dinero no describe las ventajas reales de Israel, que son la calidad y la eficacia de sus fuerzas armadas, no sólo de armas sino también de personas.
A pesar de haber sido eclipsado por la población árabe, el ejército de Israel junto con sus reservistas de alta calidad supera ampliamente a los de las naciones árabes. Sus armas son mucho más sofisticadas, por lo general van una generación delante de las utilizadas por sus adversarios. La ventaja tecnológica de Israel tiene profundas implicaciones en el campo de batalla moderno.
El ejército árabe más poderoso, y aquel contra el que a menudo se juzga a Israel en los estudios académicos, es Siria. Pero, por supuesto, el ejército sirio está ahora en crisis, ya que lucha contra su propio pueblo y Bashar al-Assad se aferra al poder.
Luego se encuentran las amenazas asimétricas de grupos como Hezbollah y Hamas. El estudio echa un vistazo sobre ellos y analiza el enorme arsenal de misiles de Hezbollah. Los autores concluyen que estos no representan una amenaza real para Israel debido a que los misiles no son guiados y son, en gran medida, ineficaces. Los cohetes de Hamas son aún más crudos e ineficaces.
La respuesta de Israel, esto es, su sistema de defensa “Cúpula de Hierro”, ha funcionado mejor de lo que se esperaba. En cuanto al terrorismo, la otra estrategia asimétrica contra Israel, a pesar del ataque del miércoles contra un autobús en Tel Aviv, Israel está muy protegido de los terroristas a consecuencia del muro que construyó en 2003.
En lo que respecta a las grandes amenazas, el estudio señala que Israel es el único país de la región con un arsenal nuclear sofisticado –compuesto por entre unas 100 y 500 armas, muchas de las cuales se encuentran en los submarinos– y también avanzados misiles balísticos.
Esta es la razón acerca de por qué Egipto, a pesar de estar bajo un nuevo gobierno islamista, no va a arriesgarse a entrar en guerra con Israel. Tampoco lo harán los otros estados árabes.
Lo que sí harán es ofrecer encendidos discursos y asistencia humanitaria, pero no lucharán con los palestinos en Gaza, ni harán cualquier cosa que sea capaz de desencadenar una guerra más amplia.
Turquía, otro poderoso actor de la región, tiene un gobierno que ha debilitado sus lazos con Israel y se ha enfrentado al mismo en repetidas ocasiones respecto de su tratamiento con los palestinos. Pero estos son enfrentamientos verbales, probablemente no sea mucho más. De hecho, Turquía se enfrenta ahora a una situación en la que sus esfuerzos por convertirse en una potencia regional han fracasado. Apostó que sería capaz de desalojar al régimen en Siria, situación que aún no ha ocurrido. Sus relaciones con Iraq se han deteriorado, ya que protege al vicepresidente suní del gobierno de mayoría chií de Bagdad que quiere arrestarlo.
Y puesto que Turquía tiene unas frías relaciones con Israel, sólo se puede mirar desde lejos mientras Egipto se convierte en el puente entre Israel y Hamas. El único agente real fuera de la región es, por supuesto, Estados Unidos, el principal aliado de Israel.
Estas son las realidades del Oriente Medio hoy día. El sorprendente crecimiento económico de Israel, su capacidad tecnológica, su preparación militar, y su estrecha relación con Estados Unidos lo han puesto en una liga aparte de sus adversarios árabes. La paz entre los palestinos y los israelíes sólo vendrá cuando Israel lo decida.
Los sabios políticos israelíes, desde Ariel Sharon a Ehud Olmert y Ehud Barak, han querido tomar riesgos para lograr esa paz, porque ellos se han preocupado por el futuro de Israel como un estado judío y democrático. Claramente, esto es lo que está en peligro, no la existencia de Israel.