Kiribati, el país en camino de ser la nueva Atlántida

Cien mil personas viven en Kiribati, un país que lleva desde 1989 en alerta porque puede quedar debajo del océano. Un documental narra la emigración de sus habitantes y la lucha de su expresidente por recibir ayuda internacional

La leyenda de Atlántida puede convertirse en una realidad. Un país insular ubicado en Oceanía, en pleno océano Pacífico y al noreste de Australia, está cada vez más cerca de ser la primera nación en quedar bajo el mar debido al cambio climático.

Esta nación se llama Kiribati y cuenta con 110 mil 136 habitantes en poco más de tres millones de kilómetros cuadrados.

Un informe de las Naciones Unidas alertaba desde 1989 que este Estado se convertiría en el primer país víctima del aumento de las aguas. Es por eso que sus gobiernos llevan años planificando la evacuación total.

Su expresidente Anote Tong recorrió el mundo en la última década para que todos los foros y mandatarios posibles conocieran el problema de su país: la sede de la ONU, las cumbres climáticas, programas de televisión, visitas oficiales a otros estados y el Vaticano.

La historia de Kiribati regresó al debate internacional porque Anote’s Ark, un documental sobre la situación de este país se estrenó en la edición 2018 del Festival de Cine de Sundance.

Anote's Ark – Official Trailer – Sundance 2018 from EyeSteelFilm on Vimeo.

“Estamos tan aislados que siempre pensamos que las tribulaciones del mundo no tenían nada que ver con nosotros, pero aquí estamos, sometidos al fenómeno global del cambio climático”, dice el exmandatario de Kiribati en la película del director Matthieu Rytz.

El problema es que el actual presidente Taneti Mamau está centrado en la pesca y el turismo y no en la posibilidad de que el país quede bajo el mar.

Además, más allá de que lentamente el territorio es consumido por el Pacífico, sus habitantes ya se enfrentan a problemas como la falta de agua potable y algunos pueblos a orillas del mar ya tuvieron que desplazarse unos metros al interior del territorio.

Una de sus vías de salida es Nueva Zelanda, que ofrece cada año 75 puestos laborales para los kiribatianos. En este sentido, el documental también cuenta la historia de Tiemeri, una joven madre de seis hijos, que lucha por emigrar con su familia a este país de Oceanía.

“Los que se fueron, perdieron la conexión espiritual con Kiribati porque ya no se consideran a sí mismos indígenas. No podemos resistirnos, estas islas van a desaparecer. Si nos vamos, preservar nuestra cultura y tradiciones no va a ser nada fácil”, narra el expresidente en el documental.

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