Estados Unidos trazó la línea que el presidente sirio Bashar al Assad no debe cruzar si no quiere enfrentarse a una intervención occidental.
La secretaria de Estado norteamericana, Hillary Rodham Clinton, declaró ayer durante su gira por Europa que el uso de armas químicas de la dictadura contra la población es el límite de tolerancia de su gobierno frente a las atrocidades de la guerra civil siria.
“Esta es la línea roja para los Estados Unidos”, dijo Clinton en su visita a la capital checa.
“No voy a telegrafiar ninguna especificación de qué es lo que haremos si existe evidencia creíble que el régimen de Al Assad ha recurrido a utilizar armas químicas contra su propia gente”, agregó la exprecandidata a la Presidencia.
Las declaraciones de Clinton se dieron el mismo día que la agencia de noticias The Associated Press (AP) reveló que había indicios de traslados de componentes de armas químicas a través del territorio sirio.
Un oficial de la Defensa estadounidense que prefirió permanecer en el anonimato al no estar autorizado para declarar, reportó que “fuentes de inteligencia internacional” detectaron indicios del trasiego de elementos de arsenal químico a nuevas locaciones en Siria.
Sin embargo, el ministro del Exterior sirio Walid Moallem rechazó que el régimen de Al Assad vaya a utilizar este recurso.
“Siria ha confirmado en repetidas ocasiones que no usará este tipo de armas contra su gente bajo ninguna circunstancia”, dijo Moallem en respuesta a las declaraciones de Clinton.
No es la primera vez que la administración del presidente Barack Obama anuncia que el uso de estas armas en el conflicto sirio acabaría con su paciencia.
En agosto de este año, el mandatario demócrata anunció también que si Siria –o cualquiera de los países de la región, incluido Israel– emplea ba armamento químico, habría “grandes consecuencias”.
No obstante, los acontecimientos de los últimos días encendieron la alerta internacional.
Aparte del reporte de AP, el sitio Wired.com informó que ingenieros que trabajan para el régimen de Al Assad han comenzado a combinar los dos precursores químicos necesarios para crear el gas sarín, también conocido como “gas nervioso”, el cual es una peligrosa arma sintética.
El tiempo se acaba y el gobierno estadounidense barajea las posibilidades de frenar el derramamiento de sangre en una guerra que acumula 20 meses y miles de muertos.