La niña que desafió a los Talibanes
El nombre de Malala Yousufzai resonó el martes con gran fuerza en distintos medios internacionales.
La razón: siendo apenas una niña de 14 años había sido atacada en Swat, Pakistán, por dos hombres que le dispararon en la cabeza y en el cuello en un intento de asesinarla.
El ataque se lo atribuyó el grupo Tehreek-e-Taliban, facción de los Talibanes que opera en el valle norte de Pakistán, según informó en una llamada a la agencia AFP Ehsanullah Ehsan, portavoz de la organización.
Jorge Mireles
El nombre de Malala Yousufzai resonó el martes con gran fuerza en distintos medios internacionales.
La razón: siendo apenas una niña de 14 años había sido atacada en Swat, Pakistán, por dos hombres que le dispararon en la cabeza y en el cuello en un intento de asesinarla.
El ataque se lo atribuyó el grupo Tehreek-e-Taliban, facción de los Talibanes que opera en el valle norte de Pakistán, según informó en una llamada a la agencia AFP Ehsanullah Ehsan, portavoz de la organización.
Pero, ¿qué hizo esta niña para que un peligroso grupo islámico ultra ortodoxo estuviera interesado en eliminarla?
Malala, la heroína
Malala Yusufzai vive en el distrito de Swat y pasó parte de su infancia bajo el régimen Taliban que gobernó la región entre 2003 y 2009.
Con solo 11 años de edad, Yousufzai desafió al grupo extremista que administraba con mano dura su pueblo.
Malala, inconforme con la situación, comenzó a escribir un diario de lo que era vivir bajo el dominio de los talibanes. Sus palabras se publicaron en un blog de la cadena BBC en idioma urdu.
Bajo el seudónimo de Gul Makai, relataba a través de sus ojos lo que era sobrevivir bajo el gobierno de radicales.
“Estaba lista para ir a la escuela y ponerme mi uniforme cuando recordé que el director nos
dijo que no usáramos uniformes, por lo que usé ropa normal en su lugar. Decidí usar mi vestido rosa favorito.
“Mi amiga vino hacia mí y me dijo: ‘Por el amor de Dios, respóndeme con la verdad, ¿nuestra escuela será atacada por los Talibanes?’.
“Durante la asamblea de la mañana nos dijeron que no usáramos ropa colorida para no molestar a los Talibanes”.
“15 de Enero (2009): Esta noche ha estado llena de estruendos de artillería y me desperté tres veces. Pero como no hay escuela mañana, me levanté después de las 10 am.
“Hoy es Enero 15, el último día antes de que el decreto Taliban entre en vigor”.
Malala hacía referencia en sus notas a la prohibición de la educación a las mujeres por los talibanes.
Pero la joven activista no se enfrentaba a cosas fáciles. Este régimen islámico, además de prohibirles la educación a las mujeres, hizo explotar diferentes escuelas públicas y privadas dedicadas a las niñas, dando muestra de su tolerancia cero.
Swat fue un atractivo turístico por mucho tiempo, sin embargo, después de la llegada al poder de los extremistas, familias optaron por huir del lugar.
El gobierno Taliban trajo una serie de cambios a los habitantes de Swat: la imposición de la ley islámica (sharía), la creación de un tribunal arbitrariamente organizado y el castigo a quienes no estuvieran de acuerdo con sus políticas.
Según escribió Ángeles Espinosa de El País, el régimen “prohibió la música, impusieron su ley y ejecutaron a quien no la respetaba”.
“Hoy escuché a mi padre hablar de otros tres cadáveres. Me sentí mal de escuchar estas noticias.
“Antes del lanzamiento de las operaciones militares solíamos ir a esos lugares los domingos para hacer picnics”, escribió Malala en una entrada a su blog.
En otra más publicó: “Solo 11 de 27 estudiantes fueron a una clase. El número decreció por el decreto Talibán. Mis tres amigos se han mudado a Peshawar, Lahore y Rawalpindi con sus familias después del decreto”.
La caída del Taliban
El ejército paquistaní recuperó el valle norteño de Swat en 2009 y fue entonces cuando el nombre el seudónimo de Gul Makai tomó rostro.
Con los extremistas fuera del poder y cobijados bajo un nuevo orden gubernamental, se reveló el trabajo de Malala Yousufzai y sus esfuerzos por de luchar por el derecho a la educación de las niñas en tiempos sumamente hostiles.
A partir de ahí, vino una serie de reconocimientos a su novel trabajo.
Fue nominada al Premio Internacional de la Paz para niños de 2011 por el ganador del Nobel de la Paz, el arzobispo sudafricano Desmond Tutu.
Dicha distinción se le entrega anualmente a niños cuyos actos sean calificados como valerosos o notables y hagan la diferencia en su comunidad.
Malala contendía gracias a su labor a través de medios internacionales para pelear el derecho de las niñas de su país a la educación bajo el régimen Taliban.
De igual manera, se convirtió en primera mujer paquistaní en pelear por dicho título, el cual ganó la sudafricana Michaela Mycroft.
Pero contrario a frustrarse por no tener el premio en sus manos, Yousufzai dijo: “Mi objetivo no es solo promover la educación de las niñas, sino establecer un foro donde todos los niños puedan ir a la escuela a pesar de su situación financiera”.
En otra entrevista contestó: “Yo creo que la educación debe ser igual para hombres y mujeres, ya que la ignorancia en nuestra gente fue la razón por la que mi nativa ciudad Swat fue destruida”.
Gracias a su activismo, Malala Yusufzai recibió el Premio Nacional de la Paz de Pakistán en manos del entonces primer ministro Yousif Raza Gillani en diciembre del año pasado.
La labor de Malala no se detuvo después de colaborar con la cadena británica BBC, pues también participó en dos documentales del diario estadounidense The New York Times, según informó la cadena Al Jazeera.
Además del premio, el gobierno paquistaní la honró al cambiarle el nombre de la escuela “Mission Road” de Karachi a escuela secundaria para niñas “Malala Yousufzai”.
En aquella ocasión, la activista anunció su deseo de crear un partido político que se enfoque principalmente en dar educación para todos.
Y con apenas 14 años, Malala le demostró a su país que para pelear por la igualdad y por los derechos, no hay edad, ni nacionalidad, ni sexo como requisito.
‘Es un ícono de paz’
“¿Dónde está Malala?”, fueron las palabras que los pistoleros dijeron antes de atacar a la activista.
El martes pasado, interceptaron el vehículo que la llevaría de regreso a su casa para después dispararle a ella y a otras dos niñas.
Para fortuna de Yousufzai, la bala que impactó en su cabeza no tocó el cerebro, por lo que se encuentra fuera de peligro.
El día de ayer, la bala logró ser retirada de su cráneo y su salud es estable, según informó la BBC.
El atentado, lejos de eliminarla, ha engrandecido la figura de Yousufzai como el símbolo de lucha contra el radicalismo en Paquistán.
Ayer, el primer ministro paquistaní Raja Pervez dijo al Senado: “Malala es como una hija para mí y para ustedes, también. Si esta forma de pensar prevalece, entonces ¿qué hija estará a salvo?”.
Diferentes políticos y organismos internacionales reprobaron el ataque, como fue el caso de Amnistía Internacional, quienes externaron su total condena a el “terrible acto de violencia” contra una niña que peleaba de manera valerosa por la educación.
Mian Iftikhar Hussain, ministro de información provincial de Paquistán, dijo que Malala es reconocida como un “ícono de paz”, según informó la cadena Al Jazeera.