La oposición toma la asamblea
Nicolás Maduro está seguro que los diputados de su partido que todavía forman parte de la Asamblea Nacional defenderán la revolución bolivariana, los intereses del pueblo y los logros del chavismo en los sectores económicos, educativos y de infraestructura.
Maduro olvida que sus partidarios han dejado de ser mayoría y los políticos que ahora controlan el Congreso venezolano discrepan radicalmente de los preceptos emanados de las nuevas izquierdas latinoamericanas del siglo XXI.
Sergio Almazán
Nicolás Maduro está seguro que los diputados de su partido que todavía forman parte de la Asamblea Nacional defenderán la revolución bolivariana, los intereses del pueblo y los logros del chavismo en los sectores económicos, educativos y de infraestructura.
Maduro olvida que sus partidarios han dejado de ser mayoría y los políticos que ahora controlan el Congreso venezolano discrepan radicalmente de los preceptos emanados de las nuevas izquierdas latinoamericanas del siglo XXI.
La bancada oficialista se retiró luego de juramentar, pero antes de concluir la instalación de la legislatura, alegando que se estaba “violando” el reglamento interior y de debates. Pero este desplante hizo poca mella en la celebración opositora.
Los venezolanos de a pie están cansados de la falta de efectividad del chavismo, del retroceso provocado por los constantes enfrentamientos con Estados Unidos y sus aliados capitalistas, y han apostado por una oposición de centro derecha para intentar crecer como nación y optimizar su calidad de vida.
Lo más difícil para los políticos de la nueva legislatura apenas comienza.
Maduro pasa por un muy mal momento y, a pesar de las barreras que su gobierno sigue produciendo, la oposición tiene la oportunidad de capitalizar el triunfo electoral de noviembre y terminar con el chavismo de un golpe.
Por su parte, el alternativo Parlamento Popular impuesto por Maduro ya organizó su tercera sesión – justo antes de la toma de protesta en la Asamblea – y los representantes aseguraron que las leyes que protegen al pueblo no serán derogadas por los nuevos legisladores.
Nueva Asamblea Nacional
En medio de tensiones y protestas la oposición asumió la mayoría de la Asamblea Nacional Venezolana el día de ayer.
El evento es un hecho histórico y consuma la primera gran derrota de la revolución bolivariana en casi 20 años.
El 6 de diciembre la Mesa de la Unidad Democrática logró el apoyo del pueblo y ahora podrá frenar las decisiones unilaterales de Nicolás Maduro.
El todavía presidente de Venezuela criticó a la nueva legislatura, la llamó “burguesa” y auguró que con la oposición en el Congreso el chavismo será destruido y se impondrá un régimen neoliberal, que sólo beneficiará a los poderes fácticos y esclavizará nuevamente a las masas.
Por su parte, los nuevos miembros de la Asamblea Nacional aseguraron que la supervisión del ejecutivo será una de sus prioridades, lo que anticipa nuevos enfrentamientos.
Esto no será un factor positivo para que Venezuela pueda salir rápidamente de la crisis económica que la aqueja.
163 congresistas opositores al chavismo tomaron protesta en una sesión que cumplió con los protocolos establecidos, pero no estuvo exenta de momentos de tensión.
Ambos bandos intercambiaron gritos e insultos desde los balcones de la Asamblea Nacional.
Intentar salvar lo insalvable
Desde el palacio de gobierno, Maduro atacó a la oposición y la acusó de querer desestabilizar a Venezuela.
En el mismo discurso, Maduro le pidió al nuevo congreso no frenar un decreto de emergencia nacional con el cual pretende resolver la crisis económica.
La inflación en Venezuela ya alcanzó los tres dígitos, existe una grave escasez de productos básicos y una disminución significativa de la producción.
Después de perder las elecciones, el oficialismo puso en marcha varias acciones que tenían el objetivo de frenar la instalación de un parlamento de oposición.
El gobierno de Maduro implantó un Parlamento Comunal Nacional y designó 13 nuevos magistrados, para blindarse de los embates del congreso.
Maduro también le quitó a la Asamblea poderes para nombrar directores del Banco Central y limitó la difusión de la información financiera del país.
A pesar de todos los esfuerzos de Maduro, con el apoyo de EU y la comunidad internacional, la oposición tomó el control de la Asamblea y en las próximas semanas se sabrá si las acciones preventivas del oficialismo lograrán salvar a su presidente.
El cambio de estafeta se llevó a cabo finalmente, pero las tensiones siguen presentes y es difícil predecir si la diplomacia y los buenos deseos serán suficientes para garantizar la gobernabilidad de Venezuela en los próximos meses.