La tensión entre Colombia y Venezuela está alcanzando el límite.
El presidente venezolano Nicolás Maduro intensificó ayer la “Operación de Liberación del Pueblo” (OLP), un esfuerzo para luchar contra el contrabando que consiste en el cierre indefinido de la frontera con Colombia en San Antonio Táchira y Cúcuta.
Maduro insiste en que desde Bogotá se gesta un complot en su contra y que grupos paramilitares colombianos entrenan a la oposición de Venezuela.
Además, se ha pronunciado en contra de los contrabandistas de Colombia, que suelen traficar alimentos y productos básicos ante la escasez que afrontan los venezolanos.
El País reportó ayer que el gobierno de Caracas ha deportado y repatriado a casi mil personas hacia Colombia.
“La crisis fronteriza surge en medio de un contexto electoral para ambos países. Venezuela celebrará unas cruciales elecciones parlamentarias el 6 de diciembre y Colombia, comicios regionales el 25 de octubre”, reportó el diario español.
“La crisis humanitaria está lejos de mejorarse”.
El mandatario venezolano persistió en culpar a las autoridades colombianas.
“Fenómenos como el crimen organizado, el contrabando de extracción y la fuga de productos de primera necesidad son problemas trasladados al país a través de la práctica paramilitar instaurada en Colombia”, afirmó Maduro, según BBC Mundo.
Ante los hechos, la oposición colombiana exigió al presidente Juan Manuel Santos tener una postura contundente, pues el líder se ha limitado a esperar una vía diplomática.
“Quiero reiterar que el camino del diálogo y la diplomacia, especialmente en momentos como éste, es el más responsable y recomendable para aliviar la situación de nuestros compatriotas”, advirtió.