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Cuando el cinco de octubre del 2011 Steve Jobs falleció, dejó un legado de innovación y exigencia en términos de calidad para Apple, la compañía de computación que fundó y ayudó a llevar al éxito.
Jobs fue más que un directivo, fue la imagen y voz de la compañía durante momentos clave en su historia reciente, como el lanzamiento del iPod (2001), iTunes (2003), el iPhone (2007), y el iPad (2010).
Pero hay quienes apuntan que si el 5 de octubre fue una primera muerte para Jobs, septiembre de este año representó una segunda muerte: el fallecimiento de su visión y de lo que su figura representaba para Apple.
La razón es la presentación por parte de Apple de los dos nuevos modelos del iPhone, el 5S y el 5C, y el lanzamiento de su nuevo sistema operativo móvil, el iOS7. El iPhone 5S es una actualización intermedia del iPhone 5, sin grandes cambios.
El iPhone 5C es un modelo planeado para venderse a un precio reducido, e incluye un colorido exterior de plástico que fue blanco de burlas por parte de empresas rivales y usuarios de las principales redes sociales.
Por si fuera poco, las similitudes en diseño de su nuevo sistema operativo con la última versión de su principal rival en el mercado, Android, también fueron subrayadas por usuarios y especialistas.
Así, en medio de acusaciones por parte de analistas que dicen que Apple ya no sabe innovar, la compañía ha elegido lanzar productos que han sido recibidos sin mucha emoción por parte de los expertos, vistos como un cambio incremental y no uno revolucionario.
Muchas ventas, poca emoción
A nivel de resultados, esto no ha representado un problema para Apple. Las ventas de los dos tipos de iPhones durante el primer fin de semana de lanzamiento, que alcanzaron los 9 millones de unidades, rompieron récords.
En comparación, durante su primer fin de semana de lanzamiento en septiembre de 2012, se vendieron 5 millones de unidades del iPhone 5. Además, la velocidad de adopción de su nuevo sistema operativo también fue bastante positiva: 200 millones de dispositivos se actualizaron al nuevo sistema durante sus primeros cinco días de lanzamiento.
En lo referente a la imagen y visión de la compañía, la prensa especializada y los analistas han dado su conclusión: esta definitivamente ya no es la Apple de Steve Jobs. Con un enfoque aparentemente más dirigido a reducir márgenes de ganancias y aumentar masivamente las ventas, y no a diferenciarse de su competencia gracias a la mayor calidad de sus productos, la Apple de Tim Cook, el nuevo director general de la empresa, está siendo vista como incapaz de mantener la visión de Jobs.
En parte esta diferencia tiene que ver con las diferentes especialidades de Jobs y Cook. Mientras que Jobs ha sido descrito como un obsesivo del diseño y gestión de productos, Cook es un especialista en logística y ventas.
Peter Cohan, columnista de la revista Forbes, apunta que las empresas tienen dos opciones para tener una ventaja competitiva: diferenciación, donde los clientes están dispuestos a pagar más por un producto de mayor calidad; o producción a bajo costo, donde se busca reducir lo más posible el precio, aumentar el número de ventas y obtener ganancias a partir de menores costos que la competencia.
Y aunque Apple solía distinguirse por diferenciación, el iPhone 5C y el cambio de perspectiva que representa, no es señal de buenas noticias para Cohan, quien duda que los enormes costos de Apple puedan reducirse lo suficiente como para mantenerse competitivo de esta manera.
Samsung: el gran rival
El mayor rival de Apple en el mercado de los smartphones es la empresa surcoreana Samsung, creadora del popular Galaxy S4. Desde hace algunos años, las dos compañías han estado envueltas en una feroz competencia que va desde campañas publicitarias burlonas, hasta conflictos legales sobre propiedad intelectual.
Debido a su mayor diversidad de modelos y precios, las ventas de Samsung, expresadas en unidades de equipos vendidas, son casi el doble las de Apple, convirtiendo a la empresa en líder del mercado de smartphones, según muestra información de las empresas de análisis Gartner e IDC.
Cuando Samsung lanzó al mercado el modelo anterior al Galaxy S4, el S3, algunos en la prensa especializada lo nombraron “un asesino de iPhones”, debido a las similitudes en diseño y funcionalidad entre ambos teléfonos y la supuesta superioridad del Galaxy S3. La recepción por parte del mercado fue sumamente positiva, llevando a Samsung a destronar a Apple como la mayor productora de teléfonos inteligentes durante el primer trimestre de 2012.
La respuesta de Apple no se hizo esperar, y la empresa californiana demandó a Samsung, argumentando que el diseño del Galaxy S3 violaba por lo menos dos de sus patentes. Apple logró una victoria después de un largo y mediatizado proceso legal, obteniendo mil millones de dólares como indemnización. En su comunicado al respecto, Samsung declaró que “Apple continúa utilizando el litigio por encima de la competencia de mercado, en un esfuerzo por limitar las opciones para los consumidores”.
Pero irónicamente, la victoria de Apple impulsó un aumento en las ventas del Galaxy S3, según un reporte de Global Equities Research, ya que los consumidores temían que el teléfono de Samsung fuera descontinuado. Con su fuerte éxito comercial, percepción positiva por los especialistas, y gran lealtad por parte de sus consumidores, Samsung se ha convertido en el más peligroso rival para Apple, y en líder del mercado.
El gigantesco Android
El sistema operativo Android, el mayor rival de Apple, se ha posicionado de forma veloz en el mercado de los móviles inteligentes
El gran éxito de Samsung no solo ha impactado en el mercado de equipos de telefonía celular, ya que también ha impulsado al invencible Android, el principal rival de Apple en el mercado de los sistemas operativos móviles.
Lanzado en 2007, el Android ha visto un ritmo de adopción muy veloz durante su existencia. La investigadora de mercados Canalys estima que en el segundo trimestre del 2009, la participación de mercado de Android era de 2.8 por ciento. Para finales del 2010, la cifra había alcanzado el 33 por ciento, y para la segunda mitad del 2011 más de la mitad del mercado le pertenecía a Android.
Según el más reciente análisis de Gartner, hoy Android mantiene una participación de mercado de aproximadamente 79 por ciento, cifra mucho más alta que el 14.2 por ciento del iOS de Apple.
Pero más que el dominio comercial de Android, lo que debe dolerle a Apple es que se diga que su sistema operativo ha copiado a su rival. Business Insider reporta, en una comparación lado a lado, que casi todo el nuevo rediseño del iOS incluye funciones y apariencias muy similares a las de Android.
Las grandes de ayer
Aunque el mercado actualmente es dominado por Samsung y Apple, hace menos de una década las cosas eran muy diferentes. Las grandes empresas de aquel entonces, como RIM (productores de los BlackBerry) y Nokia, han visto muy reducida su participación de mercado.
Aunque a principio del 2010 casi el 40 por ciento del mercado le pertenecía a Nokia, hoy su participación es de menos del cinco por ciento.
Esto quiere decir que Nokia pasó de ser el mayor vendedor de smartphones a ocupar el décimo lugar en ventas. La competencia contra los teléfonos de Apple y los que utilizan Android ha sido apuntada como la causa de su caída.
Buscando recuperarse, Nokia anunció una alianza estratégica con Microsoft en 2011, con lo cual se reemplazaría el sistema operativo Symbian con el Windows Phone en sus equipos.
Pero la alianza no ha tenido el resultado esperado, ya que casi la mitad del declive en la participación de mercado de Nokia ocurrió posterior al anuncio de su nueva estrategia.
Aún menor es la participación de RIM, que hoy solo representa el 2.7 por ciento del mercado. Muchos opinan que el lanzamiento del primer iPhone en 2007 fue la causa de su declive, pero dos años después de esto su participación de mercado seguía siendo de aproximadamente 20 por ciento.
Sin embargo, el momento en que los teléfonos que utilizan Android cobraron fuerza, las ventas de BlackBerry se desplomaron.
Hoy la empresa se encuentra a la deriva, e incluso se ha considerado desaparecer sus operaciones de hardware como parte de su reinvención.