Estados Unidos y Rusia intervienen en la política interna de Venezuela. Mientras el gobierno de Donald Trump respalda a la oposición encabezada por Juan Guaidó, Rusia apoya a Nicolás Maduro con recursos militares, sin embargo, la participación de la administración de Vladimir Putin en el país sudamericano no es un tema nuevo y obedece a intereses económicos y políticos.
La intervención rusa en Venezuela es innegable desde el fin de semana pasado. Dos aviones de la Fuerza Aérea de Rusia, un Antonov An-124 y una aeronave de pasajeros Ilyushin Il-62, llegaron el sábado a la rampa presidencial del Aeropuerto Internacional Simón Bolívar, en Maiquetía, a las afueras de Caracas.
De acuerdo con agencias estatales rusas, las naves transportaban a un centenar de militares con 35 toneladas de material no especificado, bajo el comando del mayor general Vasilly Tonkoshkurov, director de movilización del alto mando de las Fuerzas Armadas rusas.
Ante esta situación, el jefe de la diplomacia de Estados Unidos, Mike Pompeo, acusó el lunes a Rusia de agravar las tensiones en Venezuela con su presencia militar para apoyar al régimen de Nicolás Maduro y advirtió que Washington no permanecerá de brazos cruzados.
Pompeo agregó en un comunicado que la continua inserción de personal militar ruso para apoyar el gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela corre el riesgo de prolongar el sufrimiento del pueblo venezolano.
El también secretario de Estado llamó a Rusia a cesar su comportamiento y sumarse a los países que buscan un futuro mejor para los venezolanos.
Sin embargo, Ángel Rodríguez Aquino, analista político especializado en Europa del Este, asegura que la cooperación militar entre el país gobernado por Putin y Venezuela es común desde hace más de una década.
“Este arribo de militares no es inusual o improvisado. Rusia y Venezuela tienen acuerdos de cooperación militar así como tienen tratados económicos desde hace años que se firmaron con Hugo Chávez y que la administración de Mauro heredó”, dice el analista político.
La primera vez que llegaron aviones bombarderos con capacidad nuclear rusos a Venezuela fue en 2008. Rusia también demostró su apoyo a Maduro al enviar dos navesTu-160 al país sudamericano en diciembre pasado para participar en un ejercicio militar.
Putin ordenó antes a sus fuerzas armadas ingresar en escenarios conflictivos para desafiar las estrategias de Estados Unidos, especialmente en Siria y Ucrania.
Sin embargo, Rodríguez Aquino comenta que lo extraordinario de la injerencia rusa en la actualidad es el contexto en el que se realiza. La nación sudamericana vive en la actualidad una crisis por la situación económica, la proclamación de Juan Guaidó como presidente y las declaraciones y acciones de Maduro ante los actos de la oposición.
El especialista agrega que Estados Unidos y Venezuela aprovechan ese contexto para demostrar su poder como potencias mundiales.
El experto comenta que el hecho de que militares rusos lleguen a Venezuela ayuda a que los dos países demuestren ante el mundo que no están solos y todavía tienen aliados.
“Rusia y Venezuela tienen sanciones económicas y pueden verse como países aislados, pero actos como estos muestran que tienen aliados incluso del otro lado del mundo”.
Rodriguez Aquino añade que los militares rusos viajan a Venezuela para capacitar al ejército del país sudamericano, realizar mantenimiento en el armamento existente y vender más armas al gobierno de Maduro.
Este apoyo forma parte de una serie de acuerdos que se realizaron entre Putin y Chávez cuando el segundo era presidente. Ambas naciones desarrollaron tratados de cooperación económica en temas como la minería y petróleo. Rodriguez Aquino comenta que Rusia otorga financiamiento hasta cierto punto al gobierno venezolano y este le corresponde con acceso al petróleo.
Dentro de esos acuerdos también se dieron tratados sobre cooperación militar. Después de que el expresidente Barack Obama hizo un comentario en el que menospreció a Rusia como potencia mundial, Putin buscó proyectar su poder a otras regiones, entre ellas América del Sur.
“Putin como busca proyectar la imagen del hombre fuerte empezó a buscar escenarios internacionales donde pudiera reflejar la imagen de Rusia como superpotencia que puede desplegar capacidad militar sin ningún problema. Esos dos posibles escenarios fueron Rusia y Siria”, explica Rodríguez Aquino.
“Al títere diabólico le acabamos de desmantelar un plan que dirigía él personalmente para matarme… En los próximos días seguramente habrá nuevas capturas, de nuevos terroristas, llámense como se llamen”, dijo Maduro en un acto público.
Más allá de las dos potencias
Las divisiones van más allá de Rusia y Estados Unidos. El país gobernado por Trump y más de 50 naciones impulsan la salida del poder de Maduro, cuya reelección consideran resultado de elecciones fraudulentas, y reconocen como presidente interino a Guaidó, quien también es líder de la Asamblea Nacional.
Además, la Organización de los Estados Americanos (OEA) rechazó en un comunicado la reciente incursión militar rusa en territorio venezolano, la cual considera no contó con la autorización de la Asamblea Nacional, como lo establece la Constitución de Venezuela.
“La presencia de efectivos militares y transporte militar constituye un acto lesivo de la soberanía venezolana. Los efectivos militares extranjeros son un instrumento de amedrentamiento represivo en el contexto de una transición democrática liderada por el Presidente Encargado Juan Guaidó”, cita el documento.