Justo cuando pensábamos que la economía mundial mejoraba, viene España.
Este país es el próximo dominó de Europa, luchando con un gran déficit presupuestario, desempleo masivo y una población furiosa. ¿Quebrará? ¿Y si lo hace, cuáles serán las consecuencias?
Por coincidencia, la economía mundial de 80 billones de dólares se divide aproximadamente 50/50 entre países avanzados (EU, Europa, Japón y algunos otros) y países en desarrollo (China, India, la mayor parte de Asia, África y América Latina).
Desde la crisis financiera, las economías avanzadas han tenido problemas. En 2012, crecerán un exiguo 1.4 por ciento, pronostica el Fondo Monetario Internacional.
Gran parte de Europa está en recesión; EU (con un 2.1 por ciento) y Japón (2 por ciento) crecen levemente.
Aunque los países en desarrollo han crecido mucho más, sus economías ahora también se están ralentizando.
El motivo es que el crecimiento rápido elevó la inflación.
En China, la inflación pasó de un 3.3 por ciento en 2010, a un 5.4 en 2011.
La inflación de India alcanzó el 12 por ciento. Por eso, los bancos centrales de estos y otros países (sus Reservas Federales) elevaron las tasas de interés para mitigar la subida de precios.
Si la crisis de España profundiza la recesión de Europa, podría empujar a la economía mundial a una obcecada crisis.
Las principalres ramificaciones serían: menos probabilidades de que Obama resultara reelecto, suponiendo una recuperación más débil de EU; menos cohesión política y más malestar social en Europa (la tasa de desempleo en la Unión Europea es del 10.2 por ciento); y crecientes presiones en muchos países para un nacionalismo económico y proteccionismo.
España está sufriendo la resaca de lo que el economista Desmond Lachman, del American Enterprise Institute, llama “la madre de todos los auges de la vivienda”.
En su pico, en 2006, “España inició (la construcción de) 800 mil viviendas —más que Alemania, Francia, Italia y Reino Unido juntos”, señaló un informe de 2009 del FMI.
El trabajo en la construcción representaba 1 de cada 8 puestos de trabajo (la cifra de EU en el momento álgido de la burbuja de los bienes raíces era 1 de cada 18).
Incluso después de corregir por la inflación normal, los precios de la vivienda en España casi se triplicaron entre 1995 y 2006. Uno de los motivos fue un período prolongado de tasas de interés bajas, que coincidió con la introducción del euro en 1999, expresa el economista Jacob Funk Kirkegaard, del Peterson Institute.
Otro fue que muchos préstamos para las propiedades y para la construcción fueron canalizados a bancos de ahorro españoles (cajas). “Que estaban controladas por gobiernos locales y regionales que tenían un interés en el desarrollo económico”, dice Jeffrey Anderson, del Institute of International Finance.
La burbuja se reventó, perjudicando la economía, dejó a las cajas con enormes pérdidas y expandió tremendamente el déficit del gobierno.
El desempleo es casi de un 24 por ciento; entre los menores de 25 años, del 50 por ciento.
Las rentas públicas han caído agudamente. En 2011, el déficit presupuestario representaba el 8.5 por ciento del producto interior bruto. Para 2012, el FMI proyecta un déficit del 6 por ciento, por encima del objetivo del 5.3 por ciento.
La situación es angustiante porque para obtener préstamos a una tasa de interés razonable debe convencer a los mercados financieros de que esos déficits se reducirán.
Pero si recorta gastos y eleva impuestos, arriesga con profundizar la crisis, ampliando el déficit y promoviendo mayores protestas.
El dilema es claro: la austeridad puede producir una crisis de confianza. Además, los bancos de España necesitan más capital. Anteriormente, Grecia, Portugal e Irlanda sucumbieron a situaciones parecidas.
El problema es que la economía de España es el doble de la de Grecia, Irlanda y Portugal combinadas.
Italia, también en situación precaria, tiene una economía un 50 por ciento mayor que la de España. ¿Hay suficiente dinero para rescatar a estos países?
Nadie tiene una buena solución para terminar con la pesadilla de Europa. Pero cuanto más se debilite, más arrastrará al resto del mundo por tres canales: una confianza e inversiones dañadas, menos importaciones y menos crédito para empresas y familias.
Recuerden: Europa representa alrededor de un quinto de la economía mundial, casi igual que EU.
Los 27 miembros de la UE son los mayores importadores del mundo. Y los bancos europeos operan en todo el mundo.