La ruta de Theresa

Después de la decisión británica por salir de la Unión Europea, Theresa May es prisionera de promesas contradictorias hechas por Brexistas durante la campaña del referéndum.

Pero sobre todo, la nueva Primer Ministro tendrá que lidiar con un tormentoso panorama para lograr la unificación interior y la posibilidad de que Escocia siga, todo esto, con Francia urgiendo que se salgan ya y la estrategia de negociar con Berlín y con París antes que con Bruselas.

Andrea Montes Renaud Andrea Montes Renaud Publicado el
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Por lo que Londres debe notificar “lo antes posible” su intención de retirarse de la Unión Europea, “para comenzar las negociaciones de manera ordenada”, dijeron tanto Hollande como Kenny. 

Después de la decisión británica por salir de la Unión Europea, Theresa May es prisionera de promesas contradictorias hechas por Brexistas durante la campaña del referéndum.

Pero sobre todo, la nueva Primer Ministro tendrá que lidiar con un tormentoso panorama para lograr la unificación interior y la posibilidad de que Escocia siga, todo esto, con Francia urgiendo que se salgan ya y la estrategia de negociar con Berlín y con París antes que con Bruselas.

May buscará mantener el acceso al mercado único de la Unión Europea mientras que se restringe la circulación de los europeos que viajan al Reino Unido.

Pero, ¿por qué la que quería que el Reino Unido permaneciera dentro de la Unión Europea fue elegida para liderar un país que se quiere salir?

Esto no quiere decir que no se cumplirá la decisión de salida, pues May se muestra firme con el resultado del referéndum. Para reconciliar al país y disipar los temores de los que votaron por permanecer, ¿qué mejor que confiar el proceso de salida a una opositora?

La nueva Primer Ministro podría ser la interlocutora más apropiada para negociar y defender los intereses del Reino Unido.

“No habrá ningún intento de volver por la puerta trasera. Brexit significa Brexit y nosotros lo haremos con éxito”, dijo May cuando fue elegida.

Y el mensaje no podía ser más claro: la nueva mandataria británica no tiene intención de arrodillarse ante los europeos.

Así lo demostró su primera salida oficial del Reino Unido que hizo a Berlín, donde se reunió con la Canciller Ángela Merkel, antes de viajar al Palacio del Elíseo en París.

Al visitar Alemania y luego a Francia, la mandataria británica dejó clara su estrategia: dividir a los europeos para tratar de sacar lo mejor del pantano del Brexit y negociar con Berlín y París antes que con Bruselas.

En el encuentro confirmó que su país no activará el Artículo 50 de la Constitución Europea antes del 2017.

Laas dos mandatarias acordaron que el Reino Unido necesita tiempo antes de notificar su demanda de salida.

May describió el encuentro como “constructivo”, pero las dos mujeres saben que las próximas negociaciones no serán fáciles.

Y es que los alemanes esperaban que después de la votación por el Brexit los británicos percibieran su “error” y renunciaran a él de una u otra manera. Pero May reiteró que no se cuestionará la voz de los británicos: “Brexit, significa Brexit”.
 
Convicciones comunes
 
En esta primera conferencia conjunta, Merkel subrayó que Alemania y el Reino Unido están trabajando “sobre la base de convicciones comunes”.

Una clara alusión al libre intercambio entre Londres y Berlín, frente a las tradiciones intervencionistas de Francia, que se muestra muy diferente ante la salida británica, pues afirma que el procedimiento de salida debe hacerse “tan pronto como sea posible”.

Con esta seguridad Francois Hollande se reunió la noche de ayer con May, quien repitió que no accionará el Artículo 50 del Tratado de Lisboa antes de que finalice el año.

Francia: ‘Que se salgan lo antes posible’

Tras el Brexit, Theresa May no está obligada legalmente a activar el Artículo 50 del Tratado de Lisboa, pero sabe que la actual incertidumbre pesa enormemente sobre la economía británica, y que una vez que las negociaciones comiencen, el tiempo jugará contra ella, ya que el Tratado impone el estricto límite de dos años para la salida.

Y a un mes de la votación, François Hollande se muestra impaciente por una postura menos ambigua por parte de los británicos.

Francia lo tiene muy claro: después de que la salida sea anunciada, el Reino Unido no se beneficiará del acceso al mercado único si los principios de libre circulación no se respetan.

Así lo señaló el jueves el presidente francés después de su visita a Dublín –donde el 52 por ciento de los irlandeses votaron la permanencia–.

Ahí se reunió con el Primer Ministro irlandés, Enda Kenny, antes de su encuentro con la Ministra británica.

En una declaración conjunta, los dos líderes hicieron hincapié en “la importancia de mantener una cooperación lo más estrecha posible entre la Unión Europea y el Reino Unido, basada en el equilibrio de los derechos y las obligaciones”, esto incluye, particularmente, la libertad de circulación.
 

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