La ruta para desplumar a los ricos

Si se llega a un acuerdo para evitar el “precipicio fiscal” de Estados Unidos, casi con certeza contendrá grandes aumentos de impuestos.

En su mayoría o enteramente para los ricos, a quienes el presidente Obama define como aquellas parejas con ingresos de más de 250 mil dólares e individuos con ingresos de 200 mil o más dólares.

La cuestión no resuelta es qué impuestos se aumentarán, en qué cantidad y con qué efecto.

Tratemos de comprender los números.

El presidente quiere 1.6 mil millones de dólares en aumentos fiscales en el curso de la próxima década.

Robert Samuelson Robert Samuelson Publicado el
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Estos aumentos restaurarían la carga fiscal de los ricos a su equivalente anterior a los recortes fiscales de Bush en 2001 y 2003

Si se llega a un acuerdo para evitar el “precipicio fiscal” de Estados Unidos, casi con certeza contendrá grandes aumentos de impuestos.

En su mayoría o enteramente para los ricos, a quienes el presidente Obama define como aquellas parejas con ingresos de más de 250 mil dólares e individuos con ingresos de 200 mil o más dólares.

La cuestión no resuelta es qué impuestos se aumentarán, en qué cantidad y con qué efecto.

Tratemos de comprender los números.

El presidente quiere 1.6 mil millones de dólares en aumentos fiscales en el curso de la próxima década.

Para ponerlo en perspectiva, en las infructuosas negociaciones presupuestarias de 2011, se informó que el presidente de la Cámara, John Boehner, apoyó un trato con 800 mil dólares en incrementos fiscales.

Así pues, el presidente —con la euforia de la victoria para un segundo período— ha duplicado su pedido.

Según Donald Marron, director del Tax Policy Center (TPC), el gobierno recaudaría los 1.6 mil millones de dólares de la siguiente manera:

1. Las tasas fiscales individuales se elevarían de su actual 33 por ciento y 35 por ciento a un 36 y 39.6 por ciento, para aquellos con ingresos superiores a los límites establecidos por Obama.

La ganancia en contribuciones en 10 años: 444 mil millones de dólares.

2. Se reducirían las exenciones fiscales. Se las irían eliminando paulatinamente para los muy ricos y proporcionarían no más de un 28 por ciento de descuentos para otros en categorías altas de ingresos.

Ganancia en las contribuciones: 707 mil millones de dólares.

3. Las tasas fiscales sobre los dividendos de las acciones se elevarían del 15 por ciento actual a la tasa de los salarios (a un 39,6 por ciento).

Ganancia en las contribuciones: 206 mil millones de dólares. (La posesión de acciones se concentra, en gran medida, en los norteamericanos más ricos.)

4. Las tasas sobre las ganancias de capital —ganancias de la venta de bienes tales como acciones— se elevarían de un 15 a un 20 por ciento.

Ganancia en las contribuciones: 36 mil millones de dólares.

5. La exención personal para los contribuyentes más ricos se retiraría paulatinamente.

Ganancia en las contribuciones: 42 mil millones de dólares.

6. El impuesto a la herencia se restauraría a los niveles de 2009. En este momento, hay una exención fiscal para herencias de hasta 5.1 millones de dólares y la tasa fiscal para el resto es del 35 por ciento.

En 2009, la exención era sólo a partir de 3,5 millones y la tasa fiscal era del 45 por ciento.
Ganancia en las contribuciones: 119 mil millones de dólares.

Como se pretende, los ricos llevan la carga de los aumentos.

El 1 por ciento más rico, con ingresos a partir de los 597 mil dólares, pagaría un promedio de 72 mil dólares en impuestos más altos.

El 0.1 por ciento más rico (incluido en el 1 por ciento), con un ingreso mínimo de 2.9 millones de dólares, pagaría 403 mil dólares extra.

Los contribuyentes en el sector más rico del percentil 95 al 99 (a partir de 252 mil dólares de ingresos) pagarían un promedio de 5 mil 765 dólares más.

Aunque importantes, estos aumentos aproximadamente restaurarían la carga fiscal de los ricos a su equivalente anterior a los recortes fiscales de Bush en 2001 y 2003, sugiere otro cálculo del TPC.

“Con los impuestos estatales a los ingresos, las tasas marginales tope se acercarán ahora a 50,” expresa Marron.

“Eso crea un incentivo para que los ricos pasen más tiempo con sus abogados y contadores a fin de modificar la manera de estructurar sus actividades (para minimizar los impuestos).”

En forma similar, las pequeñas empresas —que a menudo pagan impuestos de acuerdo a las tasas para ingresos personales— tendrían incentivos para contratar personal.

El presidente tiene mucho aún para negociar.

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