La suerte está echada
La paciencia se le ha agotado a la administración del presidente estadounidense Barack Obama con respecto a la cruenta guerra civil en Siria.
Hace un año, el mandatario advirtió los límites en el conflicto bélico que, de ser superados, una intervención estadounidense sería inminente.
“Hemos sido muy claros con el régimen de (Bashar) Al Assad (…) que la línea roja para nosotros es si vemos un montón de armas químicas desplazarse o siendo utilizadas”, dijo Obama el 20 de agosto de 2012, durante una rueda de prensa en la Casa Blanca.
Jorge Mireleshttp://youtu.be/HaeoNQNRV4w
La paciencia se le ha agotado a la administración del presidente estadounidense Barack Obama con respecto a la cruenta guerra civil en Siria.
Hace un año, el mandatario advirtió los límites en el conflicto bélico que, de ser superados, una intervención estadounidense sería inminente.
“Hemos sido muy claros con el régimen de (Bashar) Al Assad (…) que la línea roja para nosotros es si vemos un montón de armas químicas desplazarse o siendo utilizadas”, dijo Obama el 20 de agosto de 2012, durante una rueda de prensa en la Casa Blanca.
Reportes de un supuesto ataque con gas sarín en un barrio de Damasco en el que murieron centenares de personas –medios y organizaciones civiles estimaron la cifra de víctimas entre 600 y mil 400– circularon con fuerza la semana pasada.
Dicho atentado fue la gota que derramó el vaso para el gobierno estadounidense.
Ayer, el secretario de la Defensa de EU, Chuck Hagel, dio el anuncio de lo que ya se venía gestando los últimos días: las fuerzas armadas están listas para atacar Siria en cuanto el presidente dé el visto bueno.
Hagel dijo que la evidencia del uso de este tipo de armamentos es “irrefutable”, además de adjudicar la autoría de este hecho al régimen del presidente sirio Bashar al Assad.
Un día antes, el secretario de Estado John Kerry calificó el ataque con armas químicas al suburbio Ghuta como una “obscenidad moral” y dijo que todo aquél que pueda pensar que un ataque de esta escala fue fabricado “debe revisar su conciencia”.
Desde que comenzó en marzo de 2011, la guerra civil en Siria ha alcanzado proporciones catastróficas.
Contagiados por los movimientos sociales de la Primavera Árabe, cientos de sirios salieron a protestar con el fin de derrocar el gobierno de Al Assad, miembro de la élite alauita y cuya familia ha regido Siria desde 1971.
El último reporte de víctimas de Naciones Unidas reportó a más de cien mil los muertos, víctimas de la guerra sectaria que se desarrolla en las entrañas del país.
El enfrentamiento ha orillado a un éxodo masivo de sirios a los países aledaños.
La Agencia para los Refugiados de la ONU estima que un millón 970 mil personas han huido de la violencia, asentándose en Líbano, Jordania y Turquía principalmente.
Los ‘soldados’ de Obama
El conflicto sirio le llegó a Barack Obama en la recta final de su primer periodo como presidente.
Sus “hombres fuertes” en ese momento en cuestiones de seguridad –Hillary Clinton como secretaria de Estado, Leon Panetta en las Fuerzas Armadas y David Petraeus a cargo de la inteligencia– nunca pudieron orillar al gobierno del demócrata a decidirse entrar en territorio sirio.
Durante casi dos años, antes de la renuncia de los tres personajes –sucedida a finales de 2012 y principios de 2013– se barajearon alternativas: agotar los recursos diplomáticos, enviar armas a los rebeldes, intervenir de manera quirúrgica en la guerra.
Para entonces, la guerra civil no era tan complejo y tampoco había alcanzado los niveles de violencia que hoy padece.
Ahora, con extremistas islámicos dentro de las filas de la oposición y con el acercamiento de Rusia y China del lado de Bashar al Assad, los nuevos “soldados” de Obama han adoptado un discurso menos conciliador y de mayor confrontación.
Kerry y Hagel, ambos veteranos de la guerra de Vietnam, han sido las voces autorizadas de dar a conocer que EU muy probablemente no saldrá de Medio Oriente en 2014, como se tenía estipulado con la retirada de las tropas de Afganistán e Irak.
“El trabajo de John Kerry es hacer la paz, pero el lunes pasado, el alto diplomático de Estados Unidos fue el hombre designado para anunciar un ataque norteamericano contra Siria”, escribió Jonathan Allen, de POLITICO.
Allen considera que este conflicto en puerta será el primer gran examen de seguridad nacional del segundo periodo de Obama.
Junto a ellos están dos mujeres definidas como “intervencionistas”: Susan Rice, exrepresentante de EU ante la ONU y ahora Consejera de Seguridad Nacional, y Samantha Power, académica y sucesora de Rice en Naciones Unidas.
Colocadas como liberales en el espectro político, Rice y Power han hecho pública su preferencia por una intervención militar como solución.
Vía Twitter, las funcionarias del gobierno estadounidense reprobaron el presunto uso de armas químicas por parte del régimen de Al Assad contra un barrio en controlado el Ejército Libre Sirio, miembros de la oposición.
Una quinta pieza puede sumársele al ajedrez con el que cuenta Obama: John Brennan, actual director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés).
Fue nominado por el presidente para encabezar la inteligencia norteamericana en detrimento del polémico John Petraeus, quien renunció después de un escándalo sexual el año pasado.
Brennan es un viejo conocido de Barack Obama en cuestiones de seguridad en Medio Oriente.
Antes de dirigir la CIA, John Brennan fue consejero en contraterrorismo en los primeros años de Barack Obama como presidente.
Él mismo ha defendido y promovido el programa de drones en el mundo musulmán, particularmente en Yemen, Somalia y Pakistán.
El cálculo está hecho: intervenir en Siria. Falta saber de qué manera se llevará a cabo.
Estadounidenses no quieren otra guerra
Una reciente encuesta de Gallup reveló que el pueblo norteamericano se opone a involucrarse de manera militar en el conflicto sirio.
El 68 por ciento opinó que Estados Unidos no debe emprender acciones militares para terminar con la guerra civil, a pesar de que los esfuerzos diplomáticos y económicos ya se hayan agotado.
El sondeo realizado a finales de mayo pasado también mostró estas medidas –económicas y políticas– no se consideran suficientes para alcanzar la paz.
En esta ocasión, ciudadanos definidos como demócratas, independientes y republicanos rechazaron rotundamente la opción de que el Ejército entre a Siria.