Las contradicciones de Rafael Correa
Educado en la Universidad de Louvain en Bélgica y en la Universidad de Illinois en Estados Unidos, Rafael Correa destacaba desde sus inicios como uno de los nuevos líderes de la izquierda latinoamericana.
Desde entonces, Correa sacaba a relucir su capacidad de cálculo desde antes que el caso de Julian Assange le colocara los reflectores mundiales sobre su persona.
A partir del ingreso del fundador de Wikileaks a la embajada de Ecuador en Londres, el presidente de Ecuador recibió la oportunidad de acaparar la atención a nivel internacional.
Indigo Staff
Educado en la Universidad de Louvain en Bélgica y en la Universidad de Illinois en Estados Unidos, Rafael Correa destacaba desde sus inicios como uno de los nuevos líderes de la izquierda latinoamericana.
Desde entonces, Correa sacaba a relucir su capacidad de cálculo desde antes que el caso de Julian Assange le colocara los reflectores mundiales sobre su persona.
A partir del ingreso del fundador de Wikileaks a la embajada de Ecuador en Londres, el presidente de Ecuador recibió la oportunidad de acaparar la atención a nivel internacional.
El jueves pasado, Correa aceptó concederle el asilo al ex hacker australiano, sin embargo, las razones de dicha acción corresponde a todo menos una coyuntura emocional del presidente ecuatoriano.
En declaraciones a radio Loja, en Ecuador, el mandatario destacó: “Yo no estoy de acuerdo con todo lo que ha hecho Julian Assange, pero que por eso merezca pena de muerte, cadena perpetua, ser extraditado a un tercer país, por favor.
“¿Dónde está el debido proceso?”, se preguntó el mandatario latinoamericano.
Estados Unidos ha reiterado que en ese país no hay un proceso judicial en contra de Assange.
Correa afirmó que el factor fundamental para otorgarle asilo diplomático fue “porque no se garantizó su no extradición a un tercer país, (pero) jamás para tratar de interrumpir las investigaciones de la justicia sueca, sobre un supuesto delito”.
Añadió que Ecuador agotó todas las instancias para buscar garantías que no se lo extradite a otros países.
Correa vs los gigantes
Correa, de 49 años, sabía que su proceder podría ofender profundamente a Estados Unidos, Gran Bretaña, Suecia y probablemente a la Unión Europea.
También sabía que estaría incitando represalias comerciales y políticas en perjuicio de su país.
Gran Bretaña dijo que negaría a Assange el salvoconducto para que se marche del país.
Suecia, que pretende a Assange para interrogarlo sobre las denuncias de conducta sexual indebida, citó al embajador de Ecuador para presentarle una protesta formal.
Conceder asilo al responsable de la mayor difusión de secretos filtrados de Estados Unidos en la historia parecía algo demasiado tentador para que Correa se resistiera.
Con la medida, el presidente ecuatoriano reivindica su autoridad moral y logra que lo coloquen como alguien que lucha contra los abusos de los grandes gobiernos y de las grandes corporaciones, y quienes creen que la solicitud de extradición sueca es un pretexto para enviar a Assange a Estados Unidos.
El legislador Eliot Engel, miembro de la subcomisión del Hemisferio Occidental de la Cámara de Representantes de Estados Unidos.
“El es muy inteligente y esta decisión no la tomó en el vacío”, dijo Engel.
¿Libertad de expresión?
“(El asilo) no se debió simplemente a que Julian Assange deba quedar en libertad o porque no se le deba perseguir”, dijo Eliot Engel sobre Correa.
“Si este fuera el caso, ¿por qué persigue a sus propios periodistas?”, agregó.
Correa fue el motivo por el cual el director del principal diario de oposición en Ecuador buscó asilo a principios de añodespués de que la Corte Suprema ecuatoriana ratificó un fallo por difamación en su contra.
Correa concedió después el perdón a los inculpados , sin embargo, grupos a favor de la libertad de prensa afirman que el mandatario sigue siendo una amenaza a cualquier expresión que le desagrade.
El presidente también ha aprovechado las restricciones a la propiedad de medios que decretó un Congreso leal a él para amordazar a la prensa propiedad de la oposición.
El politólogo Vicente Torrijos, de la Universidad del Rosario, en Colombia, dijo que el asilo otorgado a Assange proporciona a Correa “una gigantesca cortina de humo con la que él pretende ocultar la forma en que trata a la prensa en su país”.
2010 será recordado como el año en que Assange exhibió a Estados Unidos cuando WikiLeaks difundió un cuarto de millón de mensajes que diplomáticos estadounidenses habían enviado a Washington.
Correa conoció al ex hacker en mayo, en una entrevista que el australiano le hizo para su programa de televisión en Rusia.
“Sus WikiLeaks nos han hecho más fuertes”, le dijo Correa a JulianAssange en aquella ocasión, en la que le dio la bienvenida al “club de los perseguidos”.
Un mes después, Assange se encontraba refugiado en la embajada de Ecuador en Londres.
Uno de los mensajes difundidos por WikiLeaks llevó a Correa a expulsar en 2010 al embajador estadounidense por supuestamente haber dicho que un jefe policial ecuatoriano era corrupto y sugerir que el presidente “se hacía de la vista gorda”.
El mandatario ecuatoriano ha despreciado a los prestamistas internacionales respaldados por Estados Unidos.
Al mismo tiempo, ha mostrado su simpatía por Rusia, Irán y China.
En Ecuador, los analistas no creen que acoger a Assange tenga mayores efectos sobre la alta popularidad de Correa.
Sus índices de aprobación están por encima del 70%, debido en gran parte al generoso gasto destinado al bienestar social.
En el exterior, el panorama es diferente para el mandatario de Ecuador.
Adam Isacson, de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos, dijo que estaba sorprendido por la medida.
“Las relaciones diplomáticas de Ecuador con Europa, especialmente con el Reino Unido, están en peligro de colapsar”, señaló.
¿Qué tan grande será el costo que tenga que pagar Ecuador por darle asilo político al hombre que cambió la forma de entender la política exterior con Estados Unidos.
(Con información de AP)