Lazos con la Unión Europea

Nueve meses antes de dejar el cargo, Barack Obama comenzó su penúltimo viaje en Europa.

Antes de su visita de dos días a Hannover –donde tuvo lugar una minicumbre con la canciller Angela Merkel, con su homólogo francés, François Hollande, el primer ministro británico, David Cameron, y el primer ministro italiano, Matteo Renzi–, Barack Obama hizo una parada en Londres en donde pidió a Gran Bretaña que se mantuviera dentro de la Unión Europea (UE). 

Andrea Montes Renaud Andrea Montes Renaud Publicado el
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La realidad sobre la relación transatlántica es en gran medida un asunto económico que Obama busca concretar a través de un tratado de libre comercio antes de abandonar la Casa Blanca

Nueve meses antes de dejar el cargo, Barack Obama comenzó su penúltimo viaje en Europa.

Antes de su visita de dos días a Hannover –donde tuvo lugar una minicumbre con la canciller Angela Merkel, con su homólogo francés, François Hollande, el primer ministro británico, David Cameron, y el primer ministro italiano, Matteo Renzi–, Barack Obama hizo una parada en Londres en donde pidió a Gran Bretaña que se mantuviera dentro de la Unión Europea (UE). 

“El Reino Unido perderá su influencia global si se decide a salir de la UE”, dijo el Presidente, señalando que “la Unión Europea no disminuye su influencia, sino que la amplifica”. Y durante las reuniones, el Presidente reiteró sus advertencias sobre el Brexit (referéndum en donde se definirá su salida el 23 de junio) en materia de comercio, señalando que de hacerlo “Londres no va a ser capaz de negociar con Estados Unidos antes que la UE.” 

El domingo, Barack Obama viajó a Hannover para reunirse con Angela Merkel, su “amiga” y socia europea más importante. 

Si bien la relación con la canciller no siempre ha sido un camino de rosas —primero, por la crisis del euro, durante la cual Washington criticó su rigidez ideológica sobre la disciplina presupuestaria, y después por el escándalo de escucha telefónica que la agencia de inteligencia estadounidense (NSA) hizo sobre el teléfono celular de Merkel— la elección de Barack Obama por visitar Alemania por quinta vez desde que asumió el cargo, refleja la importancia que tiene Angela Merkel para la agenda de la Casa Blanca. 

Las posición geopolítica de los vecinos —particularmente en relación con la postura de Moscú sobre Ucrania, o la situación nuclear en Irán—, parecen haber juntado a estos dos líderes. 

Pero también, porque China se disputa el lugar de la mayor economía del mundo con Estados Unidos, porque el Estado Islámico alimenta el terrorismo internacional, porque la Rusia de Vladimir Putin se percibe amenazante frente a un desmantelamiento parcial de la Unión Europea sobre la posible salida de la UE, y porque todo ese escenario pinta a una Europa muy inquietante para Estados Unidos. 

Para estas “amenazas”, la respuesta de Estados Unidos es clara: cada uno los países europeos miembros de la OTAN deben invertir el 2 por ciento de su PIB para la defensa, como ya se había fijado en el 2014. Y este mensaje fue especialmente claro para Alemania, cuya prosperidad se puede permitir tal esfuerzo económico, instando a Merkel a tomar su posición como líder europea.

Minicumbre en Hannover 

La reunión informal del lunes 25 de abril, que duró sólo un par de horas, fue convocada a petición de Obama para discutir principalmente la situación en Siria y el papel de Rusia dentro del actual conflicto armado en Medio Oriente. 

Después de invitar a los líderes europeos a participar más activamente en la lucha contra el Estado Islámico, y a dar un apoyo económico a Irak, Obama anunció que Estados Unidos enviaría 250 soldados más a la región “para participar en la formación y asistencia de las fuerzas locales en la lucha contra el Estado Islámico.” 

Pero más allá del discurso sobre los valores europeos, la realidad sobre esta relación transatlántica es en gran medida un asunto económico que Barack Obama busca concretar a través de un tratado de libre comercio con la Unión Europea antes de abandonar la Casa Blanca.

 Estados Unidos es el mayor socio comercial de Alemania, seguido de Francia, y pese a las críticas que se han hecho desde el interior del gobierno alemán, Obama reiteró que si no se completan las negociaciones este año —y con las transiciones políticas que se avecinan en Estados Unidos y Europa, particularmente con el avance de la extrema derecha—, esto podría significar que un tratado comercial entre Estados Unidos y la Unión Europea pueda no alcanzarse en mucho tiempo. 

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