Valerie Trierweiler es quien está viviendo las peores consecuencias de la infidelidad de su novio, el presidente francés Francois Hollande.
El affaire de Hollande con la actriz Julie Gayet fue ayer el centro de atención de la primera conferencia de prensa que el mandatario ofrece este año.
Los cuestionamientos giraron en torno al estatus oficial de la relación sentimental del presidente, de la salud de Trierweiler y de si ella seguirá ocupando el puesto de su acompañante oficial.
Y es que los críticos de Hollande señalan que el cargo de “primera dama” no debería existir si el mandatario tiene amantes, sobre todo porque Trierweiler no es su esposa.
“Contrario a otros países, nada define jurídicamente la existencia o ningún acuerdo de privilegio particular a la ‘primera dama’. Ella ni siquiera tiene rango protocolario oficial en las ceremonias”, publicó ayer Le Monde.
Sin embargo, en la práctica la pareja del presidente tiene en el palacio presidencial Elíseo un equipo de cuatro personas que ganan un sueldo pagado con recursos públicos, un dispositivo de seguridad y traslados oficiales.
Privado y doloroso
Aunque rechazó hablar del tema con la prensa, Francois Hollande se limitó a decir que el asunto es privado y está siendo “doloroso”.
Pero el socialista no defendió la posición oficial de su novia al reconocer que la figura de “primera dama” no existe en la ley francesa.
“Todos pueden tener dificultades. Este es el caso para nosotros. Estos son momentos dolorosos, pero tengo un principio: los asuntos privados se tratan en privado”, expresó ante los cuestionamientos.
“No hay un estatus de compañera del jefe de Estado, nunca lo hubo. Hay una práctica que varía según cada personalidad, es una costumbre. Lo que es esencial para mí, es la transparencia”, añadió.
El mandatario prometió que aclararía su situación sentimental antes de su visita oficial a Estados Unidos, programada para el 11 de febrero.